28 abr 2015

"Sito", el castellano leal


Por Manuel Zaguirre
Veinticuatro horas exactas desde que salí de casa hasta que volví, en Barcelona. Deducidas las 12 del viaje en tren, quedaron las suficientes para cumplir una misión en Burgos: Decirle “hasta siempre” a “Sito”, que yacía tranquilo “la barba canosa y lacia, metido en tosco sayal…”, darle dos besos a Isabel, su compañera y esposa de toda una vida, una mujer y una militante de planta entera, “la loba” que la llamaba “Sito”, sin que ella lo supiera, cuando quería significar lo mucho que la quería, lo mucho que la admiraba, lo mucho que le debía, lo mucho que la temía cuando hacía alguna trastada, por sobredosis de militancia normalmente … y saludar a algunos compañeros y compañeras de los buenos tiempos.
 
Sí, me refiero a Luis Ausin Portal, “Sito” para todo el mundo, que se nos fue el pasado 24 de Abril, cuando la primavera ya se afianza aunque a la climatología de Burgos eso no le afecta mucho. Obviamente, me lo habrán oído mil veces, no ha muerto ni morirá mientras perdure en la memoria y el cariño de cuantos nos beneficiamos de su proximidad y testimonio de vida, que somos multitud por cierto.
 
En el camino de ida, mientras el tren traspasaba la madrugada como al inicio de este viaje perpetuo desde finales de los 60, me alcanzó para recopilar 42 años de la vida militante de “Sito”, a la que la mía se anexa en gran medida.
 
Era también primavera y el tren nos llevaba a Burgos, desde San Sebastian entonces, a Susperregui y a mí. Era 1973. Mi primera hija estaba llegando, el TOP pedía penas de 12 y 13 años de cárcel para 10 militantes de la forzosamente ilegal USO, yo entre ellos, “por asociación ilícita en grado dirigente”. Íbamos a intentar arrancar la USO en Burgos a partir de algunos contactos en la JOC (Juventud Obrera Cristiana) que nos había pasado Esmeralda, una compañera del sector sanitario en Guipuzcoa.
 
Tuvimos contactos con gente de mucha valía, Esperanza, Luis, qepd… Pero la cosa no arrancó hasta unos meses después cuando “Sito”, Servando, “Fonta”,  entre otros, no decidieron implicarse a fondo y organizarnos una asamblea de la JOC, creo que en un centro parroquial del barrio de Gamonal, que ya era muy emblemático hace 42 años…
 
En aquella asamblea, unos 200 jóvenes militantes, estaba el nuevo Movimiento Obrero y Sindical de Burgos, una provincia cargada de futuro entonces dada su fuerte e incipiente industrialización… Allí empezó la historia y ya no se paró. Con ese liderazgo fuerte, diverso abarcativo, de “Sito”, Servando, “Fonta” y otros, la USO era ya el sindicato mejor posicionado en todo el entorno industrial de Burgos cuando llegó la libertad sindical· en 1977. “Sito” la lideró en el ámbito provincial hasta que se echó a la espalda la tarea titánica de liderar la coordinación y consolidación de la USO en Castilla y Leon… la región natural más extensa de la Unión Europea y en una USO que era tal vez de las organizaciones sindicales más pobres de Europa…
Su última, extensa e intensa etapa militante la vivió “Sito” en la USO de La Rioja, donde realizó un trabajo de altísimo valor gerencial e ideológico al frente de la formación sindical y profesional. No me cabe la menor duda que con gente como “Sito” al frente la formación profesional en España no hubiera sido el lodazal que ha puesto bajo sospecha a todo el mundo, sindicatos gordos y patronales en especial.
El compañero Julio Salazar, actual secretario general de la USO, siendo secretario general en La Rioja, tuvo el privilegio de contar con “Sito” tras haber trabajado estrechamente con él en la USO en Burgos y en Castilla y Leon.. El compañero Javier Martinez Miguel, actual secretario general, disfrutó también ese privilegio.
Obviamente, “Sito” ocupó siempre plaza visible, comprometida, crítica, dinámica, en las instancias de dirección de la USO confederal, la Comisión Ejecutiva y el Consejo Confederal.
Voy concluyendo. Imagínense lo que pudimos llegar a compartir “Sito” y yo en las tres primeras décadas de intensa actividad en espacios comunes: reuniones, movilizaciones, la primera gran marcha minera de Villablino a Madrid, cursos y seminarios, misiones de implantación, campañas electorales, algunos eventos internacionales … y, por supuesto, algunos momentos de desboque como aquella vez que él y Servando se empeñaron en traerme a Madrid tras cenar en Burgos al cierre de una jornada de trabajo allí. Una vez dimos cuenta del chocolate y los churros  en la San Ginés, a “Sito” no se le ocurrió otra cosa que llamar desde el teléfono de mi despacho a Isabel, clareando ya el día… Durante años me hizo la misma broma: que le dolía el oído del golpetazo que dio Isabel al colgarle el teléfono…
Lo dicho, “Sito”, que muchas gracias por tu trayectoria y testimonio de vida, por tu lealtad y tu coherencia con valores humanos fundamentales y permanentes, que muchas gracias por toda la leña que me diste en la cancha común de nuestra querida USO, esa leña me ayudaba a esmerarme en la tarea, por tu carácter asombroso forjado entre la férrea adustez castellana y la pícara sorna levantina o andaluza … No sé si estuve a tu altura, “Sito”, pero como tú intenté siempre servir a las clases trabajadoras, que nos parieron, con lealtad a nuestras ideas y hacerlo sin causar quebranto consciente al instrumento que elegimos para ello, la USO. Ojalá yo pueda iniciar el último viaje como lo has hecho tú: Intacta la dignidad y las convicciones, dejando una estela de cariño y reconocimiento, con el carnet de la USO y SOTERMUN en el bolsillo y al corriente el pago de las cuotas …

Hasta siempre, “Sito”, compañero de verdad.

17 abr 2015

Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz .........

Cumplir años entre amigos siempre es muy agradable, muchas gracias por este magnífico encuentro .

Iñigo de la Serna, quien da mas

Pero donde ha estado este fenómeno de la naturaleza durante los últimos cuatro años, donde se escondió el alcalde Iñigo de la Serna, con todas las magnificas ideas y propuestas sociales que a modo de racimo nos lleva soltando en los últimos meses, pero como es posible que quien gobierna este periodo municipal ahora se deshaga en propuestas y obras cuando ha tenido tiempo y mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Santander, para hacer todo lo que ahora promete, esto parece de locos. Porque, loco parece se ha vuelto el alcalde, cuando un día si y otro también, nos deleita con iniciativas que de ganar llevaría a cabo como si el mundo se fuera acabar en los próximos cuatro años.
 
Parece que para el alcalde no cuenta el tiempo pasado, ni los problemas que por culpa de la crisis y la mala gestión de su partido, hayan tenido y tengan los santanderinos, ahora, por lo visto lo que toca es el mañana, el pasado reciente es eso pasado, y si alguno quedo trabado en el, pues que salga un rato por Santander y vea las aceras nuevas y los asfaltos remozados, para con ello se entretenga mientras que su problema se va arreglando.
 
Ayer fueron las obras de pavimentación repartidas por toda la ciudad, y las prisas por cumplir alguna que otra comprometida en el programa político, ahora reuniones y fotos por doquier con todos los colectivos sociales que se pongan a tiro, para con ello comprometer de todo y para todos, da igual que sean servicios sociales, vivienda, empleo, ayudas al emprendimiento, formación profesional, embellecimiento de zonas varias, fundación botín, inversiones en los barrios, vamos de todo, para una campaña hecha un poco a la desesperada.
 
Porque, esa es la sensación que se tiene cuando se lee el periódico, y se comprueba la ocurrencia y/o declaración del alcalde para la jornada,  pareciese que está en una campaña electoral, a remolque del poco reclamo que tienen las siglas de su partido, y el convencimiento de que solo su gestión y las promesas le pudieran arrimar los votos.
 
Tengo que reconocer que este alcalde siempre me ha llamado la atención, me parece un político listo que sabe moverse en la gestión de lo que tiene entre manos - otra cosa es entre sus compañeros de partido donde no parece le va también – que no tiene pudor alguno para hacer promesas y a la vez obviar el análisis crítico de la gestión realizada en los últimos años, y por si fuera poco, minimizar la gestión de los partidos de la oposición (PSOE y PRC) que durante este mandato han quedado sepultados pleno tras pleno, y mucho me temo desbordados por la campaña electoral  que ahora está haciendo.
 
Por eso me extraña que el PP le tenga en tan poca consideración, o al menos eso es lo que a mi me parece. En Cantabria, Iñigo de la Serna debió ser el político de referencia de ese partido, porque al final, va a ser quien salvara los muebles a los populares, dentro del más que probable debacle electoral, pero parece que no está tocado para la gloria, ni fue a la política nacional ni el Presidente de Cantabria le quiere a su lado - para que no le haga sombra - así que tenemos a un alcalde/candidato, loco por prometer y prometer con el afán de demostrar, también a la gente de su partido que se han equivocado a la hora de elegir candidato para el gobierno de Cantabria, pero en fin, eso es cosa de ellos.  

9 abr 2015

Oda al blanco de solera del Bar San Luis

En la calle San Luis puedes disfrutar
de un buen blanco de solera "Bar San Luis"
Con esta Oda al blanco de solera, me dispongo a rendir reconocimiento al blanco de alterne, a ese que cada vez escasa mas en nuestros bares, mesones, y tabernas, y con el que seguro coincidirán buena parte de los habituales que día a día disfrutan del alterne a medio día con el blanco de barrica y la consabida tapa, nada lujosa, y que siempre acompaño el trago humilde pero del que siempre se sintió orgulloso el tabernero y  su parroquiano.

 Los que ya "peinamos canas" seguro recordamos los buenos momentos entorno al blanco de solera, la buena charla entre amigos, muchas veces amenizada por la fuerte y sonora canción montañesa, la armoniosa habanera y en algunos casos, digamos especiales, los retazos de nuestra zarzuela, canciones que siempre animaron al buen sorbo del blanco, que se movía por el mostrador al grito de la consabida frase de “pon otra ronda”, frase que siempre dio señal del buen rato, y del compromiso para con el grupo de amigos abonando religiosamente la ronda, porque nunca cupo despiste alguno  para el “gorrón “ ni antes ni ahora.

 Y así distribuidos en – digamos zonas de alterné – los santanderinos fuimos degustando con el blanco de solera como compañero, los buenos ratos de mediodía. Pero no de cualquier blanco, solo de aquel envejecido en barrica “noble” especialmente guardado en el “Sancta Sanctorum” del establecimiento, protegido por el dueño y cuidado con esmero entre la oscuridad del lugar, y el limitado acceso a la bodega, siempre reservado al tabernero y/o empleado debidamente acreditado, porque de su cuidado, siempre gano prestigio el establecimiento.

 Las barricas, hasta no hace muchos años formaron parte de la herencia familiar, los padres cedían a sus hijos los secretos mejor guardados del trastero, donde se escondían las esencias y alguna que otra historia que alimentaba la buena calidad del caldo, porque también en esto, cabían especialidades para dar color y sabor al blanco de solera.

Y así, cuidando de aquello que identifica en buena parte al establecimiento, se han ido conservando las soleras del Bar San Luis, de padre a hijo del “Jefe” – Pepe -  a José su hijo, que ahora regenta, uno de esos pocos lugares de buen blanco, con dos magnificas soleras por las que han trasegado miles de litros, y al que acudimos diariamente un buen número de clientes, para disfrutar de su blanco y tapa, un blanco siempre ajustado a temperatura ideal sea verano, o invierno, cuidado con mimo, en conversación entretenida de la que siempre entre broma y chanza el protagonista central suele ser mi buen amigo José.

 Y en eso estábamos cuando llego el blanco de rueda. La charla y el pon otra ronda, se limito al tiempo del consumo, la peña fue perdiendo solidaridad, mientras que los mostradores del bar se llenaron de pinchos hostiles, que parecen te empujan a dejar el hueco libre para el siguiente, que siempre hace fila, y lo que hasta ayer era un momento entre amigos, hoy es un encuentro circunstancial,  sin apenas arraigo, en fin, cosas de la modernidad.

No soy precisamente de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero tengo que reconocer que en el alterne tranquilo entre amigos y con el blanco de solera, se echa un poco en falta, lugares como el Bar San Luis entre otros, ellos se merecen esta Oda al buen gusto y mejor sabor.

28 mar 2015

20 años no son nada, pero 41 son toda una vida

41 años el tiempo que he dedicado a la Unión Sindical Obrera. Lo hice siempre desde el compromiso de servicio a los trabajadores, sin escatimar esfuerzos y sin lucrarme nunca con nada, ni aprovecharme de nadie. Mi entrega al sindicato supuso muchas veces sacrificar otros ámbitos de mi vida, sobre todo, el tiempo con mi familia. Toda una vida de trabajo y lealtad hacia una organización, que nunca pensé que pudiera llegar a tratarme tan mal. Y ahora con sesenta y un años, prejubilado, 41 años después, tras dedicarle mi vida estoy a punto de darme de baja como afiliado. 
 
Los últimos años en el sindicato han sido duros para mí, como trabajador, como afiliado y como amigo. Los actuales dirigentes –que antes me llamaban compañero- llevan demasiado tiempo empujándome para sacarme injustamente del sindicato por cualquier medio.  

El asunto, como muchos sabéis, acabó en los tribunales, ya que la situación de acoso me resultó insostenible; necesitaba una reparación frente a tanto daño y solicité la rescisión de mi contrato. Hace unos días, el Juzgado de Lo Social declaraba dicha petición improcedente. No gané el juicio, sin embargo, no todo se reduce a cuestiones de derecho.  El juez declaró: “No se niega la existencia en el seno de USO de una conflictividad laboral respecto del trabajador demandante, que se viene gestando desde que éste abandonó la dirección efectiva del sindicato”. A la luz de este reconocimiento, me habría gustado que el juez entendiese que mi demanda no estaba referida a una confrontación de carácter sindical y a una situación que, claramente, lesionaba mi estima como trabajador y afiliado comprometido con la USO. Tal vez, para que eso hubiese sido factible, el ámbito de la justicia tendría que conocer de cosas que le son a menudo ajenas como la historia de una vida, las emociones, las lealtades y los compromisos.   

Empecé a militar en el sindicalismo con apenas veinte años, en la clandestinidad, cuando lo que estaba en juego era la democracia y el lugar de los trabajadores en las nuevas relaciones de poder que estaban conformándose. En nombre de la USO participé en movilizaciones y reuniones con el resto de organizaciones sociales y políticas, y  perdí mi trabajo en dos ocasiones por ello.  

Colaboré en la fundación de la USO en Cantabria y conseguí que esta organización formase parte del tablero de las entidades de la sociedad civil que estaban decidiendo, entonces, sobre la construcción del Estado Autonómico. La joven USO logró participar en pie de igualdad con otras organizaciones que contaban por entonces con un amplio reconocimiento social.  

Recuerdo perfectamente cómo me impliqué. En la Semana Santa de 1973, con apenas 20 años, me citaron en una bodega en los alrededores de la Estación de Atocha en Madrid, fui sin tener ni idea de quienes serían mis interlocutores. Cuando llegué, unos paisanos jugaban a las cartas y bebían unos chiquitos de vino, la escena parecía totalmente ajena a un acto político y sindical clandestino o, al menos, eso fue lo que a mi me pareció. Esperé pacientemente, hasta que un señor se nos acercó. “¿Sois los de Santander? Pasad a la trastienda.” Allí están los compañeros de otras provincias y los dirigentes políticos de la Federación de Partidos Socialista y de USO, en una reunión de captación y formación express. Entramos sin saber bien a que fuimos y salimos convertidos en militantes.  

A mi regreso, una llamada de LSB-USO Bilbao, una visita al embarcadero de las lanchas de Los Diez Hermanos y la entrega de un caja de propaganda sindical  (“Así es la USO”). Esas fueron todas nuestras herramientas, para un misión que entonces me pareció titánica: implantar el sindicato en Cantabria, ni más ni menos. Conseguir afiliados en un tiempo extraño e inestable no fue sencillo, tuvimos que protegernos de la policía y nos ofrecían refugio los salones parroquiales de las iglesias: San Juan Bautista en General Dávila, el Barrio Pesquero, San Joaquín en Peña Castillo o la iglesia de Sierrapando en Torrelavega. 

Desde entonces, año tras años hasta 41 he transitado por la USO, a veces como militante de base, otras como Secretario General. Un camino apasionante que, desgraciadamente, se truncó en 2005 al acabar mi último mandato como responsable regional. La discrepancia y el conflicto en las organizaciones forma parte de la vida democrática, pero en la USO lo que ha sucedido es otra cosa. Cuando terminó mi labor como dirigente, la nueva dirección ha querido anular mi voz, lo que he representado y a quienes me han acompañado en este proceso.

Durante estos años, han intentado prohibirme que opinara en los medios de comunicación –siempre bajo la amenaza de perder mi trabajo-; me han acusado de querer generar una escisión en el sindicato por discrepar y, lo que es peor, me han tenido casi sin actividad durante cuatro largos años (de 2006 a 2010, cuando por fin fui nombrado mediador ante el Orecla). Pedí amparo ante la Comisión de Garantías, en dos ocasiones y, por supuesto, busqué apoyo en amigos y familia.

No soy el primero, ni desgraciadamente seré el último, que ve su vida laboral truncada. El conflicto mal entendido, las ansias de poder, un comportamiento poco ético de algunos y un situación injusta ignorada de modo cobarde por otros, se han llevado por delante parte de mi proyecto vital.  La incredulidad, la desilusión, la tristeza y la rabia que me han acompañado en este proceso me obligaron a parar por recomendación médica.

¿Cómo pasar página? ¿Cómo conseguir que este episodio no sea el último? ¿Cómo hacer que no empañe, ni ensombrezca mis 41 años de compromiso vital, sindical y político? No será fácil poner punto y final a esta etapa de mi militancia, pero he llegado al convencimiento de que debo acabar con la USO y abrir nuevas puertas. Me queda mucho por hacer, y he aprendido en estos años que mi compromiso social, mis lucha por los derechos de los trabajadores y los ciudadanos, van más allá de una organización, por más que esta sea la que ayudé a fundar.
 Estoy prejubilado, sí, pero de un puesto de trabajo en una organización, porque del sindicalismo nadie se jubila, tampoco de la batalla en pro de la profundización democrática y ahora, amigos, tengo mucho más tiempo libre para dedicarme a ello. Estoy a vuestra disposición. Nos vemos en las calles.