4 jun 2021

Pequeños retazos para entender el Tango (Segunda parte)

Compositores como Osvaldo Pugliese, que “aporto al tango composiciones armónicas de gran valor” como La Yumba, Negracha, Malandra, Horacio Salgan, destacado “arreglista musical” de tangos como, A fuego lento, La llamo Silbando, Grillito…. Homero Expósito, “inclinado a la metáfora vanguardista” por su influencia universitaria, autor de Oro falso, Percal, Yuyo Verde, Afiches…. Enrique Cadicamo, autor de La casita de mis viejos, Nostalgias, Tres Esquinas, al Mundo le falta un Tornillo…Alberto Castillo, de marcado estilo porteño y exagerado en gestos y vestimenta que contrasto con la elegancia de Carlos Gardel al que todos quisieron imitar. En su tango “Así se baila el Tango” deja clara su “arrogancia frente al otro”, Que saben los pitucos / lamidos y shushetas (petimetre) / que saben lo que es tango / que saben de compas / Aquí está la elegancia / que pinta / que silueta / que porte / que arrogancia / que clase pa bailar.

En este recorrido por las estrellas del tango, imprescindible citar al bandoneista Astor Piazzolla, inventor de una nueva manera de sentir e interpretar el tango, polémico donde los haya, que dividió y divide al público declarando que “Si, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás, yo voy a seguir adelante a pesar de ellos”.

Y bien que siguió, primero creando al grupo Octeto Buenos Aires que revolucionaria la estética del tango, musicalizando películas, poemas de Borges o escribiendo la ópera Maria de Buenos Aires, y luego impulsando el género creando obras maestras como la música en Adiós Nonino o Verano Porteño, entre otras muchas.

Con Carlos Gardel abrimos la lista de los cantantes de tango. El Morocho del Abasto, como se le llamaba en su barrio y sobre el que se tejió el “mito” de su vida. Magnifico cantante y actor de cine, que no solo triunfo en Argentina sino en otros muchos lugares como Paris, New York, etc., un cantante que también interpreto música folclórica, “campera” con su amigo Jose Razzano consiguiendo el reconocimiento para dar el salto al tango y hacerlo a partir de 1917 de forma significativa, con el tango Mi noche Triste.

Entre otros cantantes caben destacar, Edmundo Rivero - la voz ronca del tango y erudito del lunfardo - con el que lucio muchas de sus creaciones, entre otras, Amablemente, El Ciruja, Viejo Smoking, Anclado en Paris…. Roberto Goyeneche (El Polaco), caracterizado por su manejo de la pausa, acento y comprensión del texto que le hicieron único en el paisaje porteño, Angel Vargas, el cantor, que sin grandes alaracas, ni desgarraduras dramáticas supo abrirse paso, solo con su voz agradable y afinada, Julio Sosa el (Varón del tango) que con un estilo “recio” fue el último cantor al viejo estilo sin incursiones vanguardistas y Susana Rinaldi (La Tana) la cantante que desde la literatura se pasó al tango, y que con una “voz ronca, afinada y bien modulada” alcanzo el reconocimiento en el tango, del que dijo que “es mucho más  que una música popular, es una manera de ser, de reconocerse  y de entender la vida”.

Espero que estos retazos sobre el tango hayan servido para conocerlo un poco más, a la vez que a sus músicos, compositores y poetas, personajes que a todos los milongueros nos suenan, pero que muchas veces nos resulta difícil distinguir.

31 may 2021

LO DE LOS INTERINOS NO SE ARREGLA NI CON LA VACUNA DE PFIZER

UGT, CCOO Y CSIF RENIEGAN DEL PLAN DE ESTABILIZACIÓN DE ICETA, PERO LO QUE NEGOCIAN CON EL AYUNTAMIENTO ES LO MISMO.

Buenos días, compañeros:

Es posible que a más de uno se le haya atragantado el desayuno, cuando se ha encontrado en el periódico un artículo acerca de la problemática de los interinos, en el que vertían su docta opinión alguno de los destacados representantes sindicales de este nuestro ayuntamiento. Quizás haya disfrutado con las temblorosas lágrimas a punto de aflorar de la representante de UGT, al pensar en el gran drama humano. O puede que haya empatizado con la furia justiciera del representante de CSIF, que señala la falta de sanciones a la administración frente a la desprotección de los interinos. O ha podido pensar que no puede estar más de acuerdo con la representante de CCOO, que en este caso no desempeña su labor en nuestro ayuntamiento, cuando asevera que la propuesta del gobierno es inasumible. Todos ellos, por cierto, lamentando que no se cumplieran los acuerdos de estabilización de empleo de los años 2017 y 2018.

Para el que lo haya olvidado, el acuerdo de 2017 es el conocido popularmente como “acuerdazo de Montoro”, firmado con los representantes de UGT, CCOO y CSIF. Pretendía resolver el problema de la temporalidad en la administración mediante una oferta pública de empleo de 250.000 plazas; las plazas de los interinos, por supuesto. El mecanismo de estas oposiciones sería el de concurso-oposición libre, o sea, que estarían abiertas a todos los ciudadanos, pero se tendría en cuenta y se computaría el tiempo que se llevara trabajando para una administración pública. Los requisitos de las plazas a ofertar no tenían en cuenta si se había cometido fraude de ley con sus ocupantes, de hecho, sus ocupantes daban lo mismo: se estabilizaban las plazas, y punto. Tampoco entonces se contemplaba ninguna sanción para las administraciones, ni la posibilidad de indemnizar a los interinos que perdieran su plaza.

En 2018, y con los mismos interlocutores, se firmó el “II Acuerdo Gobierno-Sindicatos para la mejora del empleo público y las condiciones de trabajo”. Mucho menos publicitado que el anterior, mantenía las mismas líneas de actuación en el tema de la estabilización de empleo, aunque sin entrar a cuantificar el número de plazas, esta vez.

Curioso, cuando menos, que los sindicatos que firmaron estos acuerdos que tanto añoran vean alguna diferencia con la propuesta del actual gobierno, que parece un corta y pega de los mismos. Y que se rasguen las vestiduras y se lamenten como plañideras por el drama humano de los interinos, cuando ellos han seguido negociando en la misma línea con este nuestro ayuntamiento: se estabilizan las plazas, y punto. Pueden alegar, y lo hacen, que han intentado mejorar hasta el límite las condiciones del concurso para beneficiar a los interinos, pero ninguno de ellos se acuerda de la sentencia del TJUE del 19 de marzo de 2020, que dice en uno de sus numerosos párrafos:

A mayor abundamiento, por lo que respecta al hecho de que la organización de procesos selectivos ofrece a los empleados públicos que hayan sido nombrados de manera abusiva en el marco de sucesivas relaciones de servicio de duración determinada la oportunidad de intentar acceder a la estabilidad en el empleo, ya que, en principio, pueden participar en dichos procesos, este hecho no exime a los Estados miembros del cumplimiento de la obligación de establecer una medida adecuada para sancionar debidamente la utilización abusiva de sucesivos contratos y relaciones laborales de duración determinada. En efecto, como señaló, en esencia, la Abogada General en el punto 68 de sus conclusiones, tales procesos, cuyo resultado es además incierto, también están abiertos a los candidatos que no han sido víctimas de tal abuso.

Si la traducimos al cristiano, la sentencia nos viene a decir que hacer un concurso-oposición libre para estabilizar las plazas no es una solución ajustada al derecho europeo, pero parece que invocarla es pecado mortal. La posición de USO en la problemática de la estabilización del empleo temporal no ha cambiado en los últimos años, aunque por ello nos hayan tachado de ingenuos y nos hayan acusado de vender humo. Ante todos estos problemas derivados de la contratación temporal y precaria muchas veces en fraude de Ley, SIEMPRE HEMOS PROPUESTO Y SEGUIMOS PROPONIENDO LAS SIGUIENTES SOLUCIONES:

Aplicar el artículo 61, punto 6 del TREBEP, para el personal funcionario interino, mediante un Concurso Excepcional de Méritos, que se establecerá por Ley, para conseguir su fijeza.

     Aplicar el artículo 61, punto 7 del TREBEP, para el personal laboral Indefinido No fijo, temporal y/o eventual con contratos en fraude de Ley, mediante un Concurso de valoración de méritos, tal como establece el citado artículo, para que sean considerados a todos los efectos personal laboral fijo.

En ningún momento hemos pedido que se vulnere la ley, ni que se aplique de forma sesgada, pedimos que se utilice una herramienta legal prevista en nuestro ordenamiento jurídico, para lo cual solo hace falta voluntad política. Quizás si estos sindicatos, cuyos representantes se mesan los cabellos y se rasgan las vestiduras en público, nos hubieran apoyado en esta iniciativa desde el principio, ahora no tendríamos planteado este drama humano.

Seguiremos informando, hasta pronto.

30 may 2021

El Lábaru, bandera del pueblo cántabro

Marcos Martinez Romano

No existe identidad colectiva en la que no jueguen un papel fundamental aquellos símbolos que ayudan a expresarla, reproducirla y construirla. Símbolos que actúan como representaciones gráficas que configuran y definen la identidad de una comunidad determinada a lo largo del tiempo. Desde el recuerdo de su historia en común hasta el esbozo de un horizonte compartido hacia el futuro. Representaciones gráficas que contribuyen a otorgar a los miembros de la comunidad a la que representan un sentimiento de pertenencia e identidad colectiva. Y que actúan como marcadores que ayudan a imaginar -y por lo tanto crear- la imagen de esa comunidad, diferenciándola del resto.

Por eso este texto trata sobre el Lábaru cántabro, el símbolo con el que, a día de hoy, una mayoría de cántabros y cántabras nos identificamos como tales. Ligándonos a través del mismo al pasado de nuestro pueblo (más o menos historiográficamente verídico o más o menos construido, como en los relatos de toda nación o región) y proyectándose hacia el futuro como comunidad humana y política que quiere caminar hacia adelante con sus propios pies.

 Un poco de historia

 El origen del Lábaru se remonta a la voluntad de encontrar una conexión entre la Cantabria contemporánea (en diferentes épocas históricas a partir de la Edad Moderna) y el pueblo cántabro prerromano. Y su denominación se debe a una confusión entre el estandarte utilizado por los romanos llamado labarum y el estandarte utilizado por los antiguos cántabros denominado cantabrum. El historiador José Ángel Hierro Gárate, apuntaba en su artículo de 2016 'El Lábaro olvidado' que “a comienzos del siglo XVII varios eruditos españoles establecieron, a partir de una interpretación errónea de fuentes escritas y numismáticas de época romana, que el Cantabrum y el Labarum eran el mismo estandarte y que su insignia o motivo principal tenía forma de X”.

 

Así mismo, ofrecía ejemplos de los primeros usos de símbolos denominados como Lábaro para identificar a Cantabria en diferentes ámbitos: “Así, cuando en 1715 se crea el Regimiento Cantabria de infantería de línea mediante la unión de otros cuerpos anteriores de origen vascongado, se elige como emblema para él el Lábaro Cántabro”. Que el origen de estos cuerpos fuera vascongado se debía a la teoría vascocantabrista, por entonces en auge, que pretendía hacer pasar a los vascos de entonces por herederos de los antiguos cántabros.

 Sin embargo, Hierro Gárate también señala que “el uso de ese símbolo no se limitó a aquellos vascos dieciochescos que se creían cántabros. Sin salir del ámbito militar, pero ya en nuestra tierra, lo encontramos representado en una bandera que perteneció a alguna de las unidades de la División Cántabra levantada por Díaz Porlier en Liébana durante la Guerra de la Independencia [...] Esta enseña, casi con toda seguridad del Regimiento de Húsares de Cantabria, presentaba una cruz de San Andrés, con un brazo rojo y otro amarillo, sobre fondo blanco y en el centro un escudo con unas armas inequívocamente montañesas (torre, cadena rota y barco atravesando esta última) acompañadas de un león rampante y del emblema de la caballería ligera española de inicios del XIX: un sable y una palma cruzados. Y en los extremos del aspa, otras tantas pequeñas X blancas y negras. O lo que es lo mismo: otros tantos pequeños Lábaros, indicadores del carácter inequívocamente cántabro de la unidad militar a la que pertenecía”.

 Dando un gran salto adelante llegamos hasta los años setenta del siglo XX, cuando se crea la bandera que hoy conocemos como Lábaru cántabro.

 En aquellos años se estaba produciendo el proceso de movilización social y política que culminaría con la creación de la Comunidad Autónoma de Cantabria. Para ello, en 1977 se había creado el Organismo Unitario para la Autonomía de Cantabria (O.U.A.C.) compuesto por fuerzas políticas ligadas a la izquierda, sindicatos y asociaciones cantabristas.

 En ese Organismo se produjo el debate sobre qué bandera tendría que representar a la que acabaría siendo Comunidad Autonóma de Cantabria. Y tres propuestas estaban sobre la mesa: la bandera de una de las asociaciones pertenecientes a dicho organismo, A.D.I.C. (Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria), de colores verde, gris y azul, la bandera blanquirroja que acabó siendo la elegida, y el Lábaru, creado por Luis Ángel Montes de Neira, perteneciente a otro de los colectivos que formaban parte de ese Organismo Unitario: Cantabria Atropá (Cantabria Unida).

De la bandera creada por Montes de Neira apuntaba Hierro Gárate en el artículo ya citado anteriormente que su diseño “pretendía recrear el Cantabrum con criterios más que discutibles desde un punto de vista histórico”.  Así mismo, Manuel Alegría, historiador y coordinador de esta serie, en un comentario realizado en sus redes sociales hace unos años apuntaba que “a instancias de Revilla, ADIC ofreció el apoyo a la blanquirroja en detrimento de la suya propia, con tal que no se eligiera el lábaru, defendido Cantabria Unida, cuyo máximo representante, Luis Ángel Montes de Neira, fue el que dio a conocer las raíces históricas de este estandarte”.

Rafael de la Sierra


La bandera blanquirroja ganó el debate y, a partir de entonces, presidió todo acto de reivindicación autonomista. Más tarde, con la consecución de la autonomía, quedó plasmada como bandera oficial de Cantabria en nuestro ordenamiento jurídico.

 A partir de estos hechos, el Lábaru cántabro quedó en un cierto olvido durante los años ochenta. La bandera blanquirroja -cuyos orígenes históricos argumentados por sus defensores para ser la elegida están hoy ya demostrados como falsos historiográficamente- pasó a ser la que durante un tiempo sirvió para identificar al pueblo cántabro como tal. De esta forma, durante la década de los ochenta se convirtió en hegemónica. En el espectro político del cantabrismo, tanto el P.R.C. como el intento frustrado de candidatura nacionalista impulsada por Rafael de la Sierra (A.N.A.C.) utilizaron esa bandera y sus colores.

 Fue en la década de los noventa cuando el Lábaru volvió a hacer aparición en la escena pública de forma relevante. A nivel social, comenzó a estar presente en espectáculos y actos de masas, como por ejemplo en los dos partidos jugados por la Selección Cántabra de Fútbol en 1997 y en el año 2000, contados hace pocas fechas en esta serie por Aitor Aleixandre. Y, a nivel del cantabrismo político, la aparición del soberanismo cántabro organizado en forma de asociaciones juveniles como Regüelta o partidos políticos como el Conceju Nacionaliegu Cántabru, que utilizaban el Lábaru en sus actividades, ayudó a recuperar el uso de dicha bandera en un tono reivindicativo.

 Pero fue a partir de la primera década del siglo XXI cuando el Lábaru cántabro comenzó a hacerse cada vez más popular, hasta llegar a ser el símbolo mayoritario para identificar al pueblo cántabro. Es a partir de entonces cuando empieza a ser utilizado de forma mayoritaria en espectáculos deportivos y culturales, así como en diversos actos reivindicativos. Además, a nivel del cantabrismo político, su uso pasó a ser habitual. Empezando por el partido hoy hegemónico, el P.R.C. -que en los setenta lo había desechado en favor de la blanquirroja- hasta llegar a partidos de la nueva ola de la izquierda que asumieron elementos cantabristas como Podemos, que en 2015 llegó a reivindicar su inclusión como bandera oficial de Cantabria en el Estatuto de Autonomía. Pasando por Cantabristas, formación que hoy representa el soberanismo cántabro, recogiendo el testigo de las formaciones citadas en el anterior párrafo.

 Esta realidad social fue la que obligó a las instituciones públicas a adaptarse a las dinámicas sociales y a la expresión de la voluntad popular. Y, por ello, aunque de forma un tanto descafeinada, el Parlamento de Cantabria reconoció al Lábaru como “símbolo representativo e identitario del pueblo cántabro” en 2016. Eso sí, con el voto en contra de la derecha españolista, quien nunca ha terminado por asumir el hecho identitario y político cántabro.

 El lábaru hoy

 Más allá de interesantes debates históricos, lo verdaderamente trascendental de una bandera no reside en su nivel de "autenticidad" histórica, sino en su capacidad para identificar a un conjunto de gentes como miembros de una misma comunidad política y, a la vez, servir como elemento aglutinador de esas gentes a la hora de construir un proyecto político propio hacia el futuro. Si hace cuarenta años fue la bandera rojiblanca la que actuó en ese sentido, hoy es el Lábaru, si cabe en mayor medida, el símbolo alrededor del que la mayoría social de esta tierra puede autoreconocerse como un sujeto político propio con derecho y capacidad de construir su propio camino.

 Y digo que en mayor medida por una razón. Porque, a pesar de que lo importante es lo que una bandera exprese en el presente y no su origen histórico, los argumentos históricos utilizados para legitimar la bandera blanquirroja evocaban una forma de pensarnos muy diferente a los utilizados para la defensa del Lábaru. Mientras que en el primero de los casos nos llevan a un marco mental de subalternidad regionalista con la nación española, en el segundo se relacionan con un marco de pensamiento mucho más proclive a imaginarnos como entidad política soberana.

 En su texto ya citado, Hierro Gárate afirmaba que “todos los que en algún momento se han considerado descendientes de los antiguos cántabros han tratado de establecer un vínculo identitario con ellos. Y lo han hecho de la misma forma: recreando el estandarte al que estos dieron nombre”. Y es ese marco mental de la identificación con la Cantabria prerromana, el que creo que marca la diferencia con respecto al ligado a la conquista de Sevilla en el siglo XIII por parte de marineros montañeses. Este último difundido aún por un sector encabezado por el presidente Miguel Ángel Revilla.

 Decía antes que el Lábaru es el símbolo desde el que nos pensamos como pueblo que dibuja su propio camino. Pero no solo nos ayuda a imaginar ese camino, sino que nos ayuda a imaginarlo en sentido progresista y democrático. Porque el Lábaru está presente en las movilizaciones feministas, en defensa de los servicios públicos, contra los atentados al medio ambiente y nuestro territorio, en solidaridad con otros pueblos del mundo o en defensa de los derechos de las personas refugiadas. Además de ser una bandera que ha sido asumida por aquellos colectivos que defienden los derechos de la comunidad LGTBI.

 Es decir, el Lábaru, hoy en día, es una bandera asociada a la expansión de derechos y a la construcción de una identidad colectiva abierta y no excluyente. De la que puedan formar parte todas aquellas personas que lo deseen. Ese es el camino que muchos y muchas queremos para la Cantabria del siglo XXI. El de un pueblo consciente de sí mismo y con voluntad de construir un futuro en común con todas aquellas personas que quiera formar parte de él, sin tener que renunciar a su identidad individual o a cualquier otra identidad colectiva. Sin ningún tipo de discriminación. Porque no se utiliza contra nadie, sino para identificarnos en nuestra diversidad como miembros de una comunidad humana y política llamada Cantabria que se proyecta hacia el futuro orgullosa de sus valores democráticos.

 Para terminar, quiero expresar mi deseo y aspiración de poder seguir dando pasos en el reconocimiento del Lábaru como símbolo de Cantabria hasta lograr que sea incluido en nuestro Estatuto de Autonomía tras un debate colectivo de la sociedad cántabra. Un debate colectivo que supere la mera cuestión simbólica y llegue a todos los ámbitos de nuestras vidas. Porque el autogobierno es una herramienta para mejorar la vida de la gente y profundizar en él una forma de obtener más capacidad para decidir nuestro futuro con el objetivo primordial de mejorar las condiciones de existencia de los cántabros. Y, para poder hacerlo, reconocer de forma plena los símbolos que nos hacen autopercibirnos como un pueblo diferenciado y capaz de remar en común hacia adelante es un paso necesario, aunque quienes quieran negarnos el futuro nos lo vendan como accesorio. 

28 may 2021

Pequeños retazos para entender el Tango (Primera parte)

 Horacio Manuel Salas (1938 – 2020) poeta, ensayista e historiador. Director del Fondo Nacional y Secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires.

Entre su amplia obra, el tango ocupo buena parte de su bibliografía, y entre ellos, un pequeño libro que me ha llamado la atención, - Tango para Principiantes, ilustrado por Horacio Santana, Lato - que, de forma muy sencilla y amena, va introduciendo al lector en el tango, “que nació en los arrabales del rio de la plata, y que luego se adueñó de Europa”.

Centro Cultural Montaraz
En este pequeño libro - a modo de comic - Horacio Salas define al tango “como un baile que expresa una forma de ver el mundo, cargado de un fuerte sentimiento, de sensibilidad y nostalgia …”; Una definición quizá un poco ampulosa, al menos bajo mi punto de vista, dada la característica colectiva - en asociaciones al menos en España - frente a la personal, con que se baila el tango hoy, un baile más sujeto al divertimento, que a una forma de vida como algunos escritos relatan.

Pero entremos más en el fondo de este tango para principiantes, siempre sujeto a la alternancia entre la prohibido y lo autorizado - según fuera el momento - pero condicionado por la ciudadanía en general y los milongueros en particular que supieron protegerlo y en muchos casos como hecho cultural.

Desde los prostíbulos de  Buenos Aires donde la figura del “guapo” lo presidia todo, al “niño bien” que lo sitúo en los lugares más reconocidos y aristocráticos, el tango tránsito entre un baile de minorías, y de escaso reconocimiento social a un baile de mayorías que le hizo llegar a Europa, triunfando en ciudades como Paris, Londres, Madrid, entre otras muchas, abriéndose paso ante autoridades que lo criticaron por obsceno, e incluso ante el Papa Pio X que lo declaro una danza “lánguida pero no procaz”, devolviéndole el protagonismo, que le convertiría en un baile de reconocimiento mundial, incluso en Argentina, que hasta la fecha lo situaba en lo marginal y en algún tiempo hasta en lo prohibido.

El origen del tango siempre ha generado opiniones contradictorias y en el caso que nos ocupa, del “tango para principiantes” no lo iba a ser menos. Para Horacio Salas, “el tango surge de la fusión entre el candombe – la música de los negros – la habanera cubana, el culpe madrileño y la propia milonga situada en los barrios porteños de Buenos Aires”. Tangos que inicialmente fueron instrumentalizados por grupos “amateur”, en los piringundines – lugares de prostitución – haciéndole sonar al compás del 2 por 4 con violín, guitarra y flauta, a grupos musicales a los que se fueron incorporando otros instrumentos como el piano, contrabajo, arpa, vibrafon (similar al xilofón) batería y por fin el bandoneón, - instrumento importado de Alemania - que marcaría el futuro del tango, abandonando el de los compadritos “rezongón y nostálgico” por uno nuevo , “más arrastrado e introvertido” que lo conduciría a los cabarets y cafés del centro.

El tango en Argentina siempre camino en paralelo a los acontecimientos sociales, para lo bueno y para lo malo, sus letras dan buena cuenta de ello. En el “Tango para principiantes” se cita la Década Infame de los años 30 - vinculada al golpe militar que derroco al presidente radical Hipólito Yrigoyen – y como referencia sitúa al compositor Enrique Santos Discepolo quien mejor “encarno en sus letras de tango, “la visión desesperanzada y en buena medida cínica de la sociedad” de aquel momento. Como ejemplo el tango “Que Vachache” de 1925 donde expresaba cierto pesimismo, hacia lo personal, /aunque te quiebre la vida / aunque te muerda un dolor / no esperes nunca una ayuda / ni una mano / ni un favor / o la referencia que hace al comportamiento personal frente a la sociedad, con el tango “Cambalache” Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor / Ignorante, sabio o chorro / Generoso estafador……

Es lo mismo el que labura / noche y día como un buey /el que vive de los otros / que el que mata que el que cura / o está fuera de la ley.

Pero detrás de una década infame de pesimismo, llegaría la Generación del 40, - los años de oro del tango - que llenaron de optimismo a los muchos ciudadanos que de una o de otra forma se sentían vinculados al tango. Y así fueron apareciendo orquestas, músicos, cantantes y poetas que revitalizaron el tango a través de directores y compositores como Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Horacio Salgan, Miguel Calo, Carlos Disarli, Ricardo Tanturi, Francisco Canaro, Francisco Lomuto, bandoneistas como Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Enrique Delfino, o poetas como Celedonio Flores, Jose González Castillo, Enrique Cadicamo…  todos ellos magníficos artistas que pusieron a bailar el tango “convirtiéndolo en una costumbre, compartida por miles de personas, y al que se acudía perfectamente presentable” – los hombres con chaqueta y corbata y la mujer con vestido decente, como nos indica Salas. Normas que han venido, con el tiempo, ampliándose con un código de conducta personal y colectiva en todas las milongas del mundo.

Entre los referentes más importantes de la Generación del 40, Aníbal Troilo el genial Pichuco, “auténtico renovador musical, de creaciones magistrales y de una hermosa poética que convirtieron entre otros a - “Sur, Maria, Garua, Barrio de tango, Responso…. en tangos excelentes por más que el tiempo haya pasado.

A Homero Manzi, el poeta que fusiono, la nostalgia con la recuperación del barrio, y con ello a los personajes del mundo porteño de Buenos Aires, a la poesía culta del tango, como nos recuerda, “Malena” el tango que es “oscuro como el olvido / y sus labios apretados como el rencor / sus manos dos palomas que sienten frio / mientras que por sus venas corre sangre de bandoneón /. O en “Barrio de tango” que describe al de “Pompeya que duerme al costado del terraplén / y un farol, balanceándose en la barrera / el misterio del adiós que siembra el Tren. Y para que no falte de nada “en el callejón, un ladrido de perros a la luna y al amor, (siempre el amor), que, escondido en algún portón, se acompaña de lejos con el bandoneón”.

23 may 2021

Que pasa con el Consejo Económico y Social de Cantabria

 El pasado 9 de Julio de 2020 ¡anda que no ha llovido desde entonces ¡fue publicado en el Boletín Oficial de Cantabria la lista de los nuevos miembros del Consejo Económico y Social, para que en apenas 30 dias después, se produjera la suspensión de dichos nombramientos por la Consejería de Presidencia.

Según parece, esta suspensión se ha realizado a instancia de CCOO y UGT, que con un recurso judicial pretenden anular el nombramiento de USO, por entender que esta sobrerrepresentado al ser el único sindicato del grupo cuatro, con más del cinco por ciento de representación entre los delegados y miembros de comités de empresa (10,84%) en Cantabria.

Va pasando el tiempo, y tanto el Gobierno Regional como el resto de Las instituciones que deberán estar presentes en el CES, parece han decidido quedar a la espera de la resolución judicial, en actitud paciente y a la vez secuestrados por unos sindicatos incapaces de cumplir con la Ley 8/2018, de 11 de diciembre, del Consejo Económico y Social de Cantabria que por unanimidad fue aprobada por el Parlamento Regional.

He recuperado la nota de prensa que el sindicato USO mando en su momento a los medios para comprobar una vez más, la calificación de “chantaje” con la que estos sindicatos están obrando, incapaces de asumir, que la representación sindical en Cantabria no puede estar limitada a sus caprichos, que hay otras organizaciones sociales que representan a muchos trabajadores, - más allá de su setenta por ciento que se reparten – y que existen muchas sentencias judiciales de diversos ámbitos, que han reconocido para la USO representación institucional suficiente para estar en el nuevo Consejo Económico y Social de Cantabria.

A los partidos políticos, presentes en el parlamento de regional, decirles que tomen nota de tanto desatino y no se dejen manipular, y a la Consejera de la Presidencia en particular, que no demore más la puesta en marcha del CES, porque de nada servirá que el juzgado de la razón a la ley aprobada y con ello a los nombramientos, porque CCOO y UGT volverán a boicotear la norma no asistiendo a las reuniones del Consejo hasta que consiga que el Gobierno y el Parlamento cambien la Ley y con ello consumar una vez más su capricho antidemocrático de dejar fuera a la USO, a la vez que humillaran a las instituciones de Cantabria.

Algunos preguntaran porque tanta critica, a un asunto que se resolverá por la justicia. A ellos decirles que esta forma de actuar ya fue ensayada por UGT y CCOO con el CES, anterior, no parando hasta que el parlamento apaño una reforma a la ley, que por aquel entonces dejo en la calle USO y CSIF, y si les salió bien la jugada porque no repetirla ahora, pues eso, todos mudos y ciegos mientras los “sindicatos de clase” siguen envalentonándose camino de la humillación del gobierno regional, Patronal e Instituciones varias.

19 may 2021

Me gusta convertirme en madre, pero también quiero seguir siendo mujer. Cuidar el suelo pélvico

 XII Reunión Internacional de Investigación Cualitativa en Salud 

Granada

David Ramos Saiz, Marta Saiz Echezarreta

 

El verano de 2016 Sofía daba luz a una preciosa niña. Habían sido nueve meses de miedos, dudas e ilusión. Durante este tiempo, había acudido a las visitas estipuladas tanto a la matrona como al ginecólogo que su servicio de salud indicaba, con el fin de aprender todo lo necesario para desarrollar un buen embarazo.

¿Qué había aprendido de los profesionales? Lo primero a saber cuidarse. Desde el primer momento le dejaron claro que tenía que controlar su peso, alimentación e hidratación, que debía tener unos buenos hábitos de descanso y llevar a cabo un ejercicio moderado.  Acudía regularmente a la consulta de su matrona donde le pesaban, miraban la altura del fondo uterino y escuchaban el latido fetal.

Lo segundo, a conocer los diferentes tipos de partos con el fin de poder, dentro de lo posible, indicar como quería desarrollarlo, de pie, en el agua, en casa, con o sin epidural y a utilizar estrategias que favorecieran el control del dolor durante las contracciones del parto. Además de conocer cuáles son los cuidados básicos del bebe en sus primeros meses de vida, alimentación, higiene, descanso, prevención de muerte súbita y como ambas partes de la pareja deben participar y ayudarse mutuamente.

En definitiva, le enseñaban como ser una buena madre. Tanto durante el embarazo, cuidando sus hábitos, porque su estado de salud influye en el feto; como adquiriendo herramientas que le permitieran cuidar a su bebé de la mejor manera posible.

Pero hoy, casi un año después, nuestra protagonista cree que algo faltó en el aprendizaje. Considera que todo iba enfocado a su rol de madre y que su rol de mujer había pasado totalmente desapercibido. Apenas le hablaron de las consecuencias que el embarazo y el parto tendrían sobre su cuerpo y fundamentalmente, sobre su suelo pélvico.

Sofía había leído sobre el suelo pélvico y los ejercicios de Kegel, incluso le había preguntado a su matrona como podía realizarlos, pero la respuesta que encontró fue algo teórico apoyado en un póster del aparato genital femenino. A pesar de que esa información fue insuficiente y de poca ayuda, decidió que durante esos nueve meses intentaría ejercitar su suelo pélvico con el fin de evitar futuras complicaciones que afectaran a su vida diaria.

 Su parto no fue fácil. El inicio de un desprendimiento de placenta obligó a utilizar fórceps. Dejando a su paso una episiotomía y un desgarro contralateral que dejó inflamación y dolor. Necesitó muchas semanas para que ambas heridas cicatrizasen, la inflamación bajase y el dolor cediese. Pero aquellos síntomas no fueron lo peor, varios episodios de incontinencia de esfuerzo le llevaron de nuevo a su matrona.

Una vez en la consulta, le realizaron una valoración del suelo pélvico y le confirmaron lo que ella sospechaba, apenas tenía fuerza para contraer. La matrona, le volvió a explicar la teoría de los ejercicios. Sofía lo intentaba, pero las contracciones no eran muy eficaces, en ningún momento había aprendido a realizarlas por lo cual, ahora, con las heridas recién cicatrizadas y la vagina pendiente de cerrar completamente lo veía más complicado.

Disfrutaba su día a día como madre, pero vivía preocupada y asustada por su problema y la falta de recursos que le daban para ponerle solución. ¿Debía conformarse y aprender a vivir con esos episodios? Realmente, era una situación que afectaba a su vida personal, y aunque ahora, como había aprendido, su prioridad era el bebé, no dejaba de pensar que quería seguir disfrutando de su parcela como mujer.

Así que, tras perder la vergüenza que generan este tipo de temas, se animó a hablar con amigas y familiares en busca de las herramientas que no encontró en su consulta de referencia. Herramientas que localizó acudiendo a una clínica de fisioterapia del suelo pélvico.

La recuperación se dividió en dos fases. La primera se basaba en la aplicación de calor en las cicatrices para romper las fibras de colágeno y volver a dar cierta elasticidad a la zona. La segunda utilizaba la electroestimulación para reactivar los músculos del suelo pélvico, para así, realizar contracciones eficaces y enseñar qué músculos debían contraerse.

Precisó de unos cuatro o cinco meses de tratamiento. Al principio, acudía un par de veces por semana, luego se espaciaron a una vez por semana y finalmente cada quince días más o menos. No tuvo que esperar hasta el final para notar los resultados. Aproximadamente a partir del segundo mes comenzó a notar, no solo que no aparecían episodios de incontinencia de urgencias, sino que cada vez era más consciente de esos músculos y de cómo era capaz de moverlos sin utilizar otros músculos accesorios como glúteos, abdominales o cuádriceps.

Una vez finalizadas las sesiones de fisioterapia se apuntó a un grupo de gimnasia hipopresiva que en la actualidad le permite mantener un suelo pélvico fuerte y efectivo. Lo cual no solo le permite poder realizar todo tipo de actividad sin miedo, sino que le ha permitido volver a sentirse segura y confiada de sí misma.