25 abr 2021

Balance de los 100 primeros dias de Javier López Marcano como Consejero de Industria y Turismo de Cantabria

 

Cuando el presidente Miguel Angel Revilla, presento a López Marcano como nuevo Consejero de Industria y Turismo de Cantabria, lo hizo con gratitud personal y reconocimiento político tanto en el Partido Regionalista, como en Cantabria, por haber sido tratado injustamente en ciertos asuntos de índole judicial. Y no conforme con esta recuperación política y tratamiento personal, le situó como el político que venía a revitalizar la gestión del gobierno e impulsar iniciativas prometedoras, principalmente en materia de recuperación industrial, e incluso – y esto ya es mas de consumo interno dentro del PRC – desde el puesto de consejero la posible sucesión del propio Miguel Angel Revilla.

Esta forma de hacer política tan característica del Presidente Revilla, le ha situado al propio Marcano en el ojo de todos los huracanes, que para bien o para mal, le observan detenidamente tanto en su gestión, como miembro del gobierno, así como en el ámbito político dentro de su propio partido. Son muchos los votantes del PRC que se encuentran preocupados por lo que va a ser del partido, sobre todo si Revilla abandona definitivamente el puesto de líder en las próximas elecciones, situación que posiblemente abrirá un amplio debate sobre la ideología y estrategia a través de un proceso democrático de abajo arriba incluso para el relevo en los cargos.

La política en España está abriendo los espacios de representación en muchas autonomías, a otros partidos limitando el bipartidismo que caracterizo la política hasta la fecha, y el PRC no puede ser ajeno a esta realidad y seguir encerrado en el ámbito autonómico.

Pero volvamos al motivo central de este comentario, la valoración de los cien primeros dias de gestión del consejero Marcano. Me he permitido hacer un resumen de su actividad - a la luz de lo recogido en los medios de comunicación - para descubrir si su entrada en el gobierno es fruto de un compromiso real con los cántabros, o un mero trampolín personal para liderar el futuro del PRC y/o las dos cosas juntas, y al menos hasta la fecha según mi opinión, la agenda y aportación política, está siendo bastante limitado.

Salvando las lógicas fotos protocolarias con las autoridades - alcaldesa, Rector de Universidad, Obispo de Santander, CEOE, Aniversario del Centro Tecnológico y del vehículo 8 millones exportado por el puerto, o los nombramientos ya esperados en los consejos de administración de Sodercan y Cantur - lo ejecutado, al menos hasta la fecha, está siendo escaso y de utilización excesivamente interesado para la imagen del consejero. Por ejemplo, con las ayudas económicas siempre escasas a empresas y sectores, todas vehiculizadas por la gestión ya iniciada con anterioridad a su nombramiento, o los anuncios a futuro – que vaya usted a saber si se llevaran a cabo - pegados a la crítica como el aparcamiento de dos plantas en Fuente De, el Túnel de la Engaña y otros repartidos por diversas  localidades de la región, como el poblado cántabro de Cabezón de la Sal, el Museo de la Mitología en Anievas , el Embarcadero en el Rio Cubas, los lavaderos industriales en Villaescusa, entre otras, de importancia en lo local.

Y ya puestos, lo que, si me ha llamado la atención, ha sido el anuncio del nuevo “Plan Industrial 2021 a 2030” un plan que según ha dicho será el resumen de todo lo presentado hasta la fecha, y que formara parte de su estrategia a futuro, esperemos que esta vez sea verdad y ayude por ejemplo a resolver los problemas que en materia de energía eólica se están anunciando por diversos ayuntamientos y asociaciones ecologistas, o y el polígono de La Pasiega que todo lo justifica. En definitiva, cien primeros dias que dejan mucho que desear, para un político como Marcano que se presentaba como la solución y reactivación de la política a futuro, y que mucho me temo sean la continuidad de una gestión sepultada por el Covid, como lo está siendo en la mayoría de las consejerías del gobierno regional.

21 abr 2021

El callejón de la melancolía. “La calle Cuesta”

Hace unos dias en mi Grupo de Tango me ha llegado este escrito de recuerdo a la Calle Cuesta de Santander, y con respeto y autorización de su autor, que espero me lo conceda, lo publico en mi Blog, confió que también a vosotros os guste.

Una pequeña calle peatonal y al fondo de la calle la discoteca "La Belle Epoque" años después "La Nuit", en la que había actuaciones de vez en cuando, han dejado marcada su historia en la ciudad, era donde los santanderinos pasaron muy buenos ratos en locales muy recordados  "Mesón de la Tortilla", "El Toboso" y, sobre todo, "La Casona", en realidad, fue mucho más que un restaurante, un pequeño museo por la cantidad de objetos de todo tipo que adornaban el local, incluidos cuadros de Dalí, Miró y Fernando Calderón, fue un punto de encuentro de pintores, artistas, escritores; un centro de ebullición cultural, el Sanjo donde se servían unos deliciosos pinchos morunos y como no, sus salchichas especiales "Sanjo", el bar restaurante Villa Rosa.

Al igual que hoy en día, muchas zonas de la ciudad tienen su propio ambiente, la calle Cuesta también tuvo el suyo en los años 70 y 80, fue durante décadas una de las más vitales de la ciudad, un rincón de encuentro y paso obligado, de vermús y tapas, de pinchos de champiñón y de vinos y rabas, muy animado tanto a la hora del aperitivo como por la tarde y noche. Las féminas se acordarán de los soldados del Regimiento Valencia, de la Remonta o de marineros, cada vez que recalaba en el puerto navíos de la Armada tanto española como extranjeras, que frecuentaban la zona cuando ellas moceaban.

 Bajo las escaleras que comunican la calle con la Cuesta del Hospital hubo durante muchos años unas taquillas en las que se podían comprar entradas para los partidos del Racing, los circos que venían a la ciudad y otros espectáculos.

 «Que tiempo tan feliz, que nunca olvidare». Como bien dice la canción…. En estos días de primavera, especialmente los sábados y domingos, cuando las manecillas del reloj marcan las seis de la tarde, se pasean por mi memoria aquellos olores, sabores y sonidos de nuestras tardes de discoteca. ¿Quién de vosotros al escuchar una melodía que nos acompañó en nuestra juventud, no recuerda la discoteca "La Belle Epoque”, ¿y con ella el momento en el que tuvo su primer beso, el primer flechazo, el primer baile y puede que hasta el primer amor?

 Fue nuestro tiempo, un tiempo que empezó para muchos en los guateques (antes quizás en las romerías) después en las discotecas, cuya música, emanaba sensualidad, el tiempo en que para muchos de nosotros las palabras estaban de más porque las miradas lo decían todo. Aquellas salas de fiestas en las que había que pasar religiosamente por taquilla y si salías de la sala, para retornar te daban una tarjeta (contraseña) de distinto color según fuera para caballeros o señoritas. Se tomaban consumiciones tan deliciosas como Licor 43 con cola, batido de chocolate con coñac, semáforos, San Franciscos.

 Una vez dentro, música ambiental más o menos tranquila con las luces casi apagadas, hasta el estallido de luz y color de la gigantesca lámpara de cristal que colgaba sobre la pista ovalada, a los acordes de la música disco, música que formo parte de nuestra vida, como el fuerte olor a ambientador, mitigando la mezcla de olores a tabacos, perfumes y sudores varios,  después, dos tandas de lentos en la penumbra con los hits de Abba, Barbara Streisand, Bonny Tyler, Umberto Tozzi, Ricchi y Poveri, o Toto Cotugno, entre otros muchos y algo de rock and roll. Tomando esas copas, mientras giran los vinilos, con los hits de Alaska y Dinarama, Mecano, Loquillo, Nacha Pop, Radio Futura, Gabinete Caligari o La Unión entre otros muchos, para decidirse a salir a quemar la pista de baile. En este santuario reservado para el baile que causó furor.  Los domingos, a las diez cesaba la música se encendían luces y todo el mundo a su casa, así eran aquellas discotecas de los ochenta. Esos tiempos de buena música, donde podías hablar con amigos hasta tarde por las calles sin ningún miedo, todo eran risas y alegría.

9 abr 2021

Hasta cuándo va a durar, la insolencia del concejal Nalda contra la USO

Este concejal Pedro Nalda en nombre del Ayuntamiento de Santander y el jefe de los servicios jurídicos, parecen empeñarse en su terquedad, volviendo a negar el derecho del sindicato USO a participar en las Mesas de Negociación, según sentencio recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.

Según parece de nada les ha servido la multa de 9.000 euros que les impuso el tribunal, por su falta de respeto al atentar contra los derechos fundamentales del sindicato, y del secretario general de la sección sindical, osadía que ha obligado a la USO a interponer un nuevo “Recurso Contencioso Administrativo. primero, por negarse a convocar a la Sección Sindical, y segundo por impedir entrar a las reuniones con plenitud de derechos, esto es con voz y voto”.

Llama la atención la forma de actuar del Ayuntamiento, que, a pesar de negar el derecho al sindicato a ser convocado, y una vez presente en la reunión el representante de USO - después de la consiguiente bronca en la puerta - el concejal Nalda haya autorizado la asistencia como “invitado” - con voz, pero sin voto - “constituyendo una discriminación respecto de los demás sindicatos, y una vulneración del derecho a la igualdad”, forma de actuar, que mucho me temo volverá a suponer nuevas multas, que por desgracia pagaremos todos los santanderinos, una locura, que perdurara en el tiempo, salvo que la alcaldesa Gema Igual ponga un poco de orden en tanto desatino.

Porque, no estaría de más que la alcaldesa diera un paso hacia delante, llamando la atención al concejal para que cambie de actitud con la USO, porque el representante sindical Jose Maria Mateos, no puede hacer otra cosa que defender el derecho que le ampara al tener USO - APL una representación sindical de más del 20% de los votos en el Ayuntamiento de Santander, representación más que suficiente para estar presente en todas y cada una de las mesas de negociación, y con ello, la capacidad de proponer y reivindicar lo que sus afiliados y trabajadores en general les propongan.

Hacer lo contrario cediendo a los caprichos del ayuntamiento, no haría más que dejar en el vacío a los trabajadores y funcionarios y denigrar al sindicalismo.