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Antigua fabrica Pedro Mendicouage Santander |
La revista Cantabria Económica en
febrero de 1998, publicaba un amplio reportaje de ocho sociedades industriales,
que por una causa o por otra habían pasado a manos de los trabajadores. Entre
ellas, Productos Dolomíticos donde se habían cedido las acciones a sus
trabajadores, Cunosa donde los operarios
convertidos en acreedores habían instado la quiebra de Magefesa, y con ello quedarse
con las dos plantas que tenia el grupo en la región, Trefilería y Derivados en
Ramales de la Victoria, Forjas y Aceros de Reinosa, ABB, y Astander fueron empresas en las que la participación de
los trabajadores se hizo notar, incluso
en Sniace los trabajadores de aquel entonces adquirieron un paquete de acciones
con la intención de influir en el consejo de administración, y por último,
Curtidos Mendicuague, que cerraba la lista de sociedades que por causas
diversas estaban condenadas al cierre a no ser por los trabajadores y su empeño
en mantenerlas. Y fue precisamente en la empresa familiar Curtidos Mendicouague,
donde con el asesoramiento de USO se haría posible que la titularidad pasara a
manos de los trabajadores, no sin confrontar duramente con unos empresarios que
desconocían el oficio a la postre empresarios de tercera generación.
Mendicougue elaboraba un producto
de muy buena calidad fruto de profesionales de contrastada valía, en la gerencia, dirección técnica, y
trabajadores que muchos de ellos desde muy niños habían aprendido en oficio de
curtir y tintar pieles en la fábrica de General Dávila de Santander. La ubicación de la empresa totalmente cercada por
viviendas y con un alto nivel de contaminación e impacto ambiental por el curtido
de pieles, se vio en la obligación de trasladarse al polígono
industrial de Cabezón de la Sal, donde se construyo la nueva fabrica y
depuradora que por desgracia pronto entraría en suspensión de pagos y posterior
quiebra en apenas dos años.
Unos años antes de tan enorme
descalabro, la USO había pasado a formar parte del Comité de Empresa con el
compañero José Alonso Revilla. El proyecto de la nueva fabrica de Cabezón de la
Sal nos fue presentado como el único posible para la pervivencia de Mendicouague
y de sus puestos de trabajo - de forma paralela se recalificaron los terrenos –
en definitiva un proyecto de nueva fábrica que requería consumir al menos un
año de desempleo de los propios trabajadores.
No importo ningún sacrificio en
este orden, colaboramos con la empresa desde el primer día para conseguir la
rápida calificación de los terrenos industriales en urbanos y con ello por
construir viviendas, convencidos que con
la venta de los mismos no solo se generaban recursos para las nuevas
instalaciones sino para que la familia Mendicouague recibía unos muy buenos
ingresos extraordinarios.
A esta nueva iniciativa enseguida
se arrimaron los jóvenes – jabatos - de la familia que sin experiencia alguna y
presumiendo de gestores - de la nada - apartaron a sus mayores que habían hecho
posible un imperio económico del que
estaban disfrutando, y como herederos de tercera generación se pusieron a
fabricar pieles a destajo.
Pero esa espectacularidad en la
producción fue precisamente uno de los detonantes para la crisis, y posterior
quiebra, la mala gestión y la falta de entendimiento entre los accionistas – todos
de la familia – que unido a la falta de oficio de sus gestores, provocaría que
en Diciembre de 1995 se confirmara la suspensión de pagos.
A esa fecha más de la mitad de la
plantilla ya estaba en el paro, consumiendo el escaso desempleo que les
quedaba, y la empresa, con una lista de acreedores donde predominaba Caja
Cantabria, Hacienda y Seguridad Social, sin un Plan de Viabilidad que pusiera
orden a los temas económicos y de producción, en claro enfrentamiento entre los
accionistas, en definitiva un barco a la derivada que necesitaba de un patrón
que pusiera orden en el rumbo, y resolviera un pasivo de - 1.026.363.260 millones
de las antiguas pesetas.
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Javier Eraso |

La maquinaria jurídica se puso
rápidamente en funcionamiento, se nombraron los interventores judiciales y
comenzaron las negociaciones entre la empresa y los acreedores, negociaciones
que paralelamente fueron también realizadas por el Comité de Empresa que en
todos los casos se hacia acompañar de los trabajadores, como medida de presión,
“teníamos en nuestras manos una fabrica totalmente nueva, por lo tanto nos
jugamos mucho como para dejarlo en manos de estos inútiles”.
Paralelamente a estas reuniones,
los trabajadores asesorados por la USO, iniciaron las movilizaciones que
comenzaron en marzo de 1996, con un encierro en las instalaciones de la empresa
como medida de presiono para que afianzaran el pasivo ante el Juzgado de
Torrelavega y entrar en la insolvencia provisional que hiciera posible un acuerdo
con Caja Cantabria a quien se le entrego importantes activos inmobiliarios que
la familia tenía en Madrid, Barcelona y Santander.
Por aquel entonces la fabrica estaba sin
producción, los trabajadores acudían diariamente a las instalaciones con el fin
de mantener la presión y la denuncia pública, a la vez que se comenzaba a mirar
a la Consejería de Industria a través de Sodercan, como solución a la crisis y
sobremanera para pedir su colaboración económica de 100 millones de pesetas,
para poner en marcha la instalación y realizar el primer aprovisionamiento de
pieles.

Esta posición radical de
Sodercan, coincidente con la de Caja Cantabria, provoco que el Comité de
Empresa con el asesoramiento del sindicato diera un paso hacia delante, se
trataba de buscar los recursos para competir en la subasta de la maquinaria, y
posteriormente la del conjunto de la fábrica, objetivo difícil para los
trabajadores, al solo contar con las indemnizaciones de los despidos y algunas
cantidades de salarios pendientes de pago, mientras que la propia empresa concurría
a través de sociedades y personas superpuestas.
Y sin abandonar el encierro en
las instalaciones de la fabrica los trabajadores alcanzaron un acuerdo con el
Banco Exterior de España, quien había manifestado su interés en competir en la
subasta de las instalaciones para ello los trabajadores depositaron en una
cuenta especial, los cuarenta millones de sus indemnizaciones por despido para
que conjuntamente con los veinte de puja que el BEX tenia de crédito, se
pudiera quedar el banco con la empresa y posteriormente entregársela a los
trabajadores a través de un nuevo proyecto industrial Curtidos Cantabria SAL
que ya habíamos elaborado y contaba con el visto bueno de la administración y
las otras entidades bancaria.
Recuerdo que el día anterior una
empresa de estas muertas que solo se activan para hacer negocios raros, se
persono en el juzgado haciendo el depósito sobre la cantidad que se adeudaba al
BEX, y por lo tanto dispuesta a concurrir en el subasta del día siguiente. En
apenas una tarde pudimos descubrir que Lamswin Internacional, era una empresa
fantasma con una sede social en Madrid que estaba cerrada y que solo se había
activado para concurrían en nombre de Mendicouague como tapadera.

Pero cuando las cosas no son
hechas desde la legalidad, casi siempre salen mal y el sindicato pudo descubrir
la vinculación de esta entidad fantasma con una importante empresa del sector
ubicada en Vitoria Juan Alonso e Hijos, dedicada al curtido a la que pudimos no
solo localizar sino anunciarla la imputación de un fraude por su intervención,
provocando de inmediato una visita a sus oficinas centrales en Vitoria donde quedo
todo perfectamente aclarado, retirando su puja y haciendo posible que los
trabajadores se quedaran con las instalaciones y maquinaria.
Ahora se trataba de convencer a
Sodercan que nuestro plan de viabilidad, el de una Sociedad Laboral tenia
futuro, para ello los trabajadores habían puesto cada uno tres millones de
pesetas - en la mayoría de los casos hipotecando su vivienda - y después de una revisión minuciosa por parte
de los técnicos, y posterior aprobación del Consejo de Administración de
Sodercan, se pudo dar la tan ansiada ayuda económica de 125 millones destinados
exclusivamente a la compra de pieles y a la puesta en marcha de las
instalaciones.
Y lo conseguimos, la USO y los
trabajadores codo a codo logramos la recuperación de una empresa que nunca
debió pasar por los avatares que paso, que nunca debió quedar en manos de
personas inexpertas por muy herederos que fueran de Doña María Mendicouague y
que sirvió de transito para que la mayoría de los trabajadores alcanzasen la
edad de jubilación.
La fotografía 1ª corresponde a la fabrica MARGA S.A., no a Curtidos Pedro Mendicouague.
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