¿Dónde quedaron aquellas aguas cristalinas y limpias del Sardinero?, ¿dónde aquella bandera azul que era la envidia de los arenales del norte de España?, ¿dónde?… en el olvido; porque donde hubo aguas limpias ahora solo hay aguas turbias. Unas aguas que se pueden soportar pero sólo si las mareas y los coeficientes lo permiten, pero que, en todo caso, resultan muy desagradables.
Durante años soportamos en las playas del Sardinero unas odiosas piedras que nos dejaban los pies para el arrastre, y cuando pensábamos que ibas a conseguir la ansiada calidad de los arenales, a día de hoy hemos vuelto a la misma situación: suciedad. Por eso, será bueno que nos preguntemos de dónde procede este despropósito. De momento, lo único que se me ocurre es que esto se debe a la falta de depuración, no puede ser otra cosa.
Desde hace tiempo, “supuestamente”, las aguas fecales ya no van al mar directamente, por lo tanto, si éstas van a la depuradora ¿cómo es posible que lleguen tan sucias a las playas? Tal vez, como decimos, porque no se están depurando como debieran. Ante esto, hago una llamada a nuestras autoridades municipales y regionales, estaría bien que se diesen una vuelta por el Sardinero, la Virgen del Mar y la Maruca y comprueben lo que digo. También estaría bien que se acercaran a la estación depuradora de San Román y vean como está. Tal vez descubran que se necesita echar algunos euros para las tareas de depuración, porque a este paso hasta la carabela portuguesa acabara mudando.
Santander, es la ciudad del marco incomparable, la europea del 2016, de la que nos sentimos muy orgullosos, por eso se debe cuidar hasta el ultimo de sus detalles y lo que esta ocurriendo en las playas, no es permisible.
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