Capaces de
meterse por el cuerpo una masa con cierto sabor dulce que perfectamente marida
con el fuerte sabor de los ingredientes fuertes de la empanada, por eso una
masa de Harina, agua, vino blanco, aceite de oliva, huevo, manteca de cerdo,
levadura fresca, azúcar, sal y colorante amarillo en perfectas proporciones que
le dan a la masa la consistencia y esponjosidad
perfectamente compatible con el relleno en grandes proporciones de chorizo, filetes de lomo adobado y huevos
cocidos, alguien da mas, pues eso para valientes.
Y lo que había
sido el mejor impacto de nuestra aventura culinaria, alcanzo su clímax cuando
le preguntamos a Chema (y esto del
hornazo …..) como si lo estuviera esperando, se levanto y entre dientes
dijo ahora es mi turno. El hornazo se consume preferentemente en el “Lunes de
Aguas” siguiente al de Pascua principalmente en Salamanca y recuerda el retorno
de las prostitutas que abandonaban la ciudad en Cuaresma, para luego retornar a
sus funciones nutridas con fuerzas suficientes para seguir ejerciendo el oficio
mas antiguo del mundo.
Con esta breve
explicación ya nos pudimos hacer una idea de lo muy antiguo del hornazo, que
según los papeles se remonta al siglo XVI durante el reinado de Felipe II, a quien no parece le gustaba mucho que las
“putas” anduvieran ejerciendo en tiempo de Cuaresma, por lo que se encargaba a
el Padre Putas – que bonito nombre – cura al fin y al cabo a quien se le
encargaba vigilar, cuidar y atender a las meretrices hasta el lunes de aguas
que las retornaba de vuelta a la ciudad, vitoreado por una multitud de
estudiantes que no ahorraban en hornazo, bebida y bailes para celebrar la
llegada de las cortesanas en fiesta a las riberas del Tormes.
Y entre buenas
viandas y mejores vinos de reserva acompañados de una bota de vino cuidada y
curada con esmero, en la cabaña de Chema en San Pedro del Romeral, se brindo entre otros y en reiterados saludos
a pie juntillas, por Emilio - que al
final no pudo asistir uno de nuestros insignes Luises, por la reciente
jubilación de Antonio, por los amigos “luperos” siempre sindicalistas, aquí y
allí donde quieran estar, por supuesto la copa al aire por doña María Luisa,
por Chema anfitrión de la casa – atento en
todo momento – y por Yolanda que con el adelantamiento propio de los
grandes cocinaros, nos recibieron a mesa puesta, por las anchoas, el pan de pueblo y el buen postre de quesada y helado de Virginia, Félix y
Agustín, y otros brindis - cargados con risotadas incluidas - por eventos
recientes que no tienen cabida en esta crónica pero que todos recordaremos.
Chema, muchas gracias por ofrecernos una vez
mas tu “dehesa”, muchas gracias por recibirnos para hablar de sindicalismo
presente y futuro, muchas gracias a tu madre, por motivar este pedazo de
escuela entorno al hornazo y muchas gracias a los Luises porque sois cojonudas
y cojonudos.
Lo único bueno que queda de mi vida laboral anterior, entre tanto impresentable, me quedo con estos buenos amigos.
ResponderEliminarYolanda