13 may 2014

El gran mordisco a las rabas de Santander


Al final si parece que hubo suficiente bocado para todos. Cuatrocientos metros de bocadillo de rabas - según tengo entendido - ha sido el mejor exponente de  nuestra cultura culinaria elegido por los maestros cocineros que han pasado por la ciudad para hablar de lo suyo.

Y despues de comerse la sesera estos cocineros - incluido las estrellas Michelin – concluyeron que lo suyo en Santander era el bocata de rabas, eso si de calamar, no de pulpo o peludin, que  hubiera sido todo un desprestigio para la “magnifica” iniciativa. Joder amigos, pan y rabas, mas nada, por mucho que las seques con buen paño, las envuelvas en harina con pellizcó de sal y las frías a ciento vente grados de buen aceite de oliva, rabas y pan de esas que hacen gala los gelines de la calle vargas y nueva montaña, el chupi del sardinero entre otros, que por innovar hasta te meten para hacer bulto aros de cebolla por rabas.

Está visto que en este arte culinario nuestra región se lleva la palma. No hay bar que se precie que no presuma de sus rabas en calidad y cantidad, y si además te cuentan aquello del buen blanco y/o vermut de solera, la cosa ya puede alcanzar cotas en grado sublime, aunque, luego lo que te comas es un rejonazo o peludin a precio de oro, no importa, de lo que se trata es de poner en la terraza la ración de rabas.

A mi nieto ya le he enseñado que una de las cosas mas importantes que tenemos en Santander es precisamente para los fines de semana las rabas y los mejillones, así que cuando pasa por la calle burgos ya está reclamando su sitio,  y como disfruta el jodido con poco mas de tres años.

Pero, significar el encuentro de los maestros cocineros en Santander,  con un bocadillo de rabas, aunque haya sido largo muy largo, incluso batiera record mundial, no deja de ser poco significativo

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