Escasamente en hora y
media la Opera de Cuatro Notas del componente de Tricicle Paco Mir, va dando
paso entre chascarrillos, comparaciones y preludios a la interpretación, a un
relato de canciones envueltas en esas cuatro notas que por ser tan escasas y
literales se atreven los cantantes a interpelar al público por si hubieran sido
capaces de distinguirlas, notas repetidas una y otra vez por el pianista que también
tiene cierto protagonismo cómico.
Re, La, Mi y Si, son
las notas en las que se apoya la partitura para dar vida a esta opera
desconcertante que enseña perfectamente las diferencias entre las diversas tonalidades
de voz de los componentes clásicos de la opera, voces que con claridad
reivindican su papel en la interpretación y que son comentadas y entre bromas
ridiculizadas por sus propios compañeros.
La obra se sustenta en
muchos gags propios del director, que con esa facilidad a la expresión facial –
típica de Tricicle - logra que los profesionales del canto, den con el gesto momentos
cómicos que entretienen al espectador, siempre atento a la interpretación siguiente,
gestos y pequeños comentarios a la obra, y su autor que logran que las cuatro
notas en muchos momentos se olviden y se arranque la risa del publico haciéndole
participe del evento hasta el final, incluso en el escenario a través de un espontaneo.
Cuatro notas es todo lo
que ofrece Tom Johnson en la opera que ha puesto en escena el Palacio de
Festivales, cuatro notas capaces de entretener al público, con una versión de
libre creación de Paco Mir que merece la pena tener como un buen encuentro para
con la cultura.
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