Hasta cuando esta locura de mentiras y bulos que esta alimentado, un debate que mira mas al mercado electoral, que, a las personas, que se ven obligadas a migrar para poder alimentarse y planearse un futuro.
Como es
posible que tenga apoyo las soflamas de Vox, - que en muchos casos hace suyas
el PP - anunciando más radicalidad para con los inmigrantes, culpándoles de
todos los males, cuando por ejemplo el propio PP en su tiempo de gobierno,
proponía medidas de convergencia con el PSOE y que hoy rechazan, solo por no
quedarse al margen su compañero de viaje Vox.
Es urgente que
los partidos en España y la Unión Europea lleguen a un acuerdo sobre
migración, de lo contrario el enfrentamiento ideológico entre
españoles puede llegar a ser más extremo. O tal vez sea ésta la
estrategia de la derecha y la extrema derecha, para
justificar las acciones imprudentes del gobierno que
le hagan perder de vista la solidaridad
que requiere la política migratoria.
Y mientras
tanto que los bulos y mentiras se vayan abriendo paso entre los españoles,
inflando estadísticas, para ocultar la verdad del número de inmigrantes que
tenemos en España el 16%, o los que reciben algún tipo de ayuda social que en
ningún caso superan el 12%, población que de ninguna manera desestabilizan el
gasto publico y/o colapsan por ejemplo la sanidad y mucho menos provocan el
encarecimiento de la vivienda, entre otras muchas difamaciones que corren por
internet, algunas publicaciones y medios digitales .
Mitos
extendidos entre los españoles, que a modo de discurso se encarga la extrema
derecha de forma machacona, recordarnos que, con la llegada de los inmigrantes,
se están reduciendo las oportunidades, precarizando los salarios de los españoles,
o lo que es peor aumentando la delincuencia.
Y mientras
se siembra el odio hacia los inmigrantes, portavoces cualificados de la derecha
y extrema derecha, no se casan de repetir propuestas imposibles y/o limitadoras
para las personas que se juegan la vida por salir de la miseria, reclamando
para ellos “contratos de trabajo firmados antes de su llegada al país, disponer
de unos ingresos mínimos, niveles educativos altos y ya puestos que sean de
raza blanca y católicos.
Confiar en
la cordura de los políticos no parece fácil al menos por ahora, quizá no quede más
remedio que expresar la denuncia pública ante tanta injusticia.
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