7 nov 2011

50 ANIVERSARIO DE LA CARTA FUNDACIONAL

“Un profundo humanismo, que sitúa al ser humano trabajador, individual y colectivo, como sujeto central del proceso histórico en lo social, lo económico, lo productivo, lo político y lo cultura”. Carta Fundacional de la USO



La actividad sindical de la USO no se comprende sin el planteamiento humanista que quedó recogido en su Carta Fundacional. En este documento fue la carta de ruta que acompañó al grupo de jóvenes que, entonces, asumimos la tarea de poner en marcha el sindicato en Cantabria a principios de los setenta. En aquél momento, estábamos convencidos de que la llegada de la democracia traería por fin a nuestro país el anhelado cambio social, tras una larga historia de lucha por las libertades. Nos faltaba experiencia en la acción política y sindical, sin embargo sabíamos que en ese nuevo contexto merecería la pena luchar por los trabajadores y sus derechos, tarea que emprendimos apoyados en el bagaje de los valores humanistas.

Con estos mimbres y cierta improvisación se fundó la USO en Cantabria durante la Semana Santa de 1973. El lugar, un bar próximo a la Estación de Atocha en Madrid, allí tuve la oportunidad de reunirme con quienes a la postre serían militantes de la Federación de Partidos Socialistas y de la Unión Sindical Obrera. Como todo en aquella época, se imponía cierta discreción por eso, en un aparte, alguien me advirtió de que esperase una llamada telefónica al fin de la reunión; el interlocutor, un compañero del País Vasco que debía darme instrucciones.

A la semana siguiente me convocaron en el embarcadero de los Diez Hermanos, recibí una caja con 20 kilos del folleto “Así es la USO”. Con ese equipaje –y mucho miedo- me llevé el paquete que más tarde repartiríamos en las portillas de las grandes empresas de Santander, Torrelavega y otros pueblos de la provincia. La tarea fue ardua y conseguimos más bien pocos contactos que se animarán a participar en las interminables reuniones que se celebraban en locales parroquiales, sobre todo, en nuestro cuartel general la Iglesia de San Juan Bautista en General Dávila.

Los comienzos fueron momentos difíciles, contactar con el resto de sindicato, ya fuese en otras provincias o a nivel nacional, no era tarea fácil. Estábamos obligados, por ser recién llegados, a demostrar interés, compromiso y, por supuesto, cierto grado de eficacia, sólo así recibiríamos más atención, apoyo y asesoramiento de otros compañeros que estaban suficientemente ocupados con intentar hacer crecer la USO en sus regiones.

El espaldarazo definitivo lo recibimos durante el 1º Congreso Confederal de la USO en 1977, al que asistimos como miembros de pleno derecho. Durante el Congreso, además de encontrar el reconocimiento, aprendimos que la andadura del sindicato nunca sería sencilla y que los claros y sombras son parte de la experiencia sindical, entonces los claroscuros auguraban la escisión hacia la UGT.

Un aspecto que nos definió como grupo fue la defensa que la USO Cantabria hizo de la Carta Fundacional, siempre nos sentimos orgullosos del documento, incluso de los conceptos y valores más controvertidos como el de Socialismo Autogestionario. Al 1º Congreso acudimos preparados para su defensa y –con pegatinas y argumentos- conseguimos que buena parte de la Carta se incorporase a los estatutos federales.

No se podía renunciar tan pronto al contenido ideológico y discursivo de nuestra Carta Fundacional, nos parecía fundamental apostar por “la Libertad y la Democracia” , reivindicábamos que “los instrumentos del crecimiento económico y productivo, estuvieran al servicio de objetivos superiores de Justicia Social, Igualdad, Solidaridad y Progreso Integral para todos” y lo hacíamos desde “un sindicalismo – la USO - basado en sólidos fundamentos de Democracia Interna, Autonomía e Independencia y respeto al Pluralismo natural de la clase trabajadora”.

El 50 aniversario de la Carta Fundacional se celebra en un contexto de crisis económica y social, hay ingentes bolsas de desempleo y se aplican políticas neoliberales que no encuentran una oposición suficientemente articulada, por eso sería oportuno volver la vista atrás y revisar nuestros principios ideológicos, observar a cuántos de ellos hemos renunciado y, sobre todo, percatarnos de cuantos valores e instrumentos podrían sernos útiles hoy en día para reflexionar acerca del futuro y de todo lo que éste nos exige. Confío en que nuestros militantes más jóvenes tomen buena nota de todo este bagaje porque no hace falta mucho para darse cuenta de que muchos de ellos hoy todavía están en plena vigencia.

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