El Sindicato Unitario de Cantabria cumple 40 años de existencia.
Allá por Noviembre de 1976 comenzamos a crear sindicatos de empresa (Sniace, Firestone, Hilatura de Portolín, etc.) o de Sector (Pequeño Metal, Construcción, Hostelería, etc.), todos bajo el mismo lema:
“Contra el Pacto Social” (se cocía la “operación Transición” y se veían venir los Pactos de la Moncloa) y “Por un Frente Común por el Pan, el Trabajo y la Libertad”. Fue un proceso vertiginoso donde todos corríamos a tomar posiciones, ya que no estaba claro que lo que hasta entonces había sido clave, la unidad de los trabajadores para luchar por sus derechos y condiciones de vida, siguiese siendo el motor del movimiento obrero a partir de esos momentos.
Han sido 40 años contra viento y marea. Sorteando todo tipo de obstáculos, sin más apoyo legal que una Ley de Libertad Sindical suficientemente amplia como para no concretarse en ningún apoyo efectivo para aquellos sindicatos calificados legalmente como “minoritarios”, expuestos, una vez sí y otra también, al abuso de las instituciones, la patronal y los llamados “mayoritarios”.
Han sido 40 años de independencia. Aunque justo es reconocer el apoyo inicial que recibimos de la ORT, lo cierto es que el SUC adquirió enseguida suficiente peso como para poder desarrollar libremente su carácter asambleario y marcar su propia línea de actuación. 40 años de autosuficiencia, valiéndonos por nosotros mismos, con nuestras cuotas y nuestro trabajo, con nuestra imaginación y olfato para dar respuesta a dificultades que aparentemente amenazaban con superarnos, sin subvenciones ni ayudas externas, ni siquiera de la Confederación Sindicato Unitario a la que pertenecimos mientras existió.
Obligados, en momentos, a ejercer una “economía de guerra”, reduciendo gastos al máximo y estrujnado nuestras posibilidades, con tal de mantener nuestra libertad y autonomía.
40 años de trabajo por la unidad de los trabajadores y trabajadoras, en las empresas, en las asambleas, entre los demás sindicatos que estuvieran dispuestos a luchar en cada momento, o con las asociaciones populares, apoyando sus reivindicaciones. 40 años, en definitiva, de honradez y compromiso. Habremos cometido errores, pero nuestro principal esfuerzo ha consistido en ser consecuentes, diciendo lo que pensamos y haciendo lo que decimos. Aunque nos haya costado mucho. Hasta el punto de que en más de una ocasión hayamos dudado en tirar la toalla.
Pero estábamos comprometidos con una idea y con una gente a la que no podíamos defraudar. Ello ha hecho que, en muchos aspectos, hayamos abarcado más campo que el que correspondería a una organización del tamaño de la nuestra. Y también que se nos haya exigido más de lo que podíamos abarcar. Pero nunca hemos rehuido el reto y hemos respondido con la mejor voluntad y ganas, con la mayor generosidad posible a nuestro alcance. Eso significa, para nosotros. Honradez y compromiso.
Una cosa tenemos clara: que no hemos podido abarcar todo lo que quisiéramos pero, allá donde estuvimos y estamos, nuestra coherencia y honradez ha obligado y obliga a los demás a revisar sus posiciones y andar con más cuidado. Y esto nos llena de orgullo.
Y, 40 años de resistencia. En nuestro caso, resistir no es vencer, porque, en la lucha en que estamos enfrascados, nadie puede vencer en solitario. Pero trabajamos para que esa victoria necesaria y posible llegue a ser, más pronto que tarde, una realidad.
Esos 40 años de independencia, de trabajo asambleario, de trabajo por la unidad, de honradez, compromiso y resistencia, están dando sus frutos, de tal manera que, hoy, estemos viviendo un momento dulce, creciendo hacia dentro y hacia fuera, lo cual nos anima a perseverar y compensa todo el trabajo que nuestros delegados y delegadas, todos nuestros afiliados vienen desarrollando desde hace, nada más y nada menos que, 40 años.
Y, 40 años de resistencia. En nuestro caso, resistir no es vencer, porque, en la lucha en que estamos enfrascados, nadie puede vencer en solitario. Pero trabajamos para que esa victoria necesaria y posible llegue a ser, más pronto que tarde, una realidad.
Esos 40 años de independencia, de trabajo asambleario, de trabajo por la unidad, de honradez, compromiso y resistencia, están dando sus frutos, de tal manera que, hoy, estemos viviendo un momento dulce, creciendo hacia dentro y hacia fuera, lo cual nos anima a perseverar y compensa todo el trabajo que nuestros delegados y delegadas, todos nuestros afiliados vienen desarrollando desde hace, nada más y nada menos que, 40 años.
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