Guy_Ryder Director General (OIT) |
Este año
celebramos el Centenario de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Por primera vez en ese siglo un hombre procedente del mundo del trabajo, el
compañero Guy Ryder, ejerce de Director General de la misma, tras liderar la
mayor central de trabajadores que ha conocido la Historia, la CSI
(Confederación Sindical Internacional), 180 millones de trabajadores y
trabajadoras organizadas en todos los países de la Tierra. Sin duda, el
ascendiente sindical del Director General ha contribuido decisivamente a que la
OIT haya emitido, en ocasión de su Centenario, un importante Manifiesto sobre
el futuro del Trabajo, afirmando el valor superior del mismo y su primacía
respecto a los factores materiales que lo circundan: finanzas, tecnología,
robótica …
Pero este
año deberíamos celebrar también, en paralelo al de la OIT, el Centenario de la
CISC (Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos), fundada en 1919.
Yo lo hago a través de estas líneas, consciente de que se me puede preguntar,
¿pero qué hace un sindicalista laico y aconfesional como tú, como la USO, en un
Centenario del Sindicalismo Cristiano como éste?.
Pues muy
sencillo:
1) Desde que
la conozco me merece respeto y valor la Eneñanza Social de la Iglesia (ESI), de
la que emana la CISC, y que afirma la dignidad y el valor intrínseco del
Trabajo Humano, con independencia del régimen económico o político en que se
produzca, respecto a las doctrinas de la lucha de clases que valorizan y
liberan el trabajo previa conquista del Estado y la implantación de la
“dictadura del proletariado”, en el caso de la marxista-leninista. O la
destrucción del Estado y la instauración del “comunismo libertario” en el caso
del anarquismo o bakuninismo.
2) La ESI
proclamó, hace más de un siglo, valores sociales y morales que hoy hacen
propios todo el mundo en el campo sindical y socio-político progresista, tal
vez sin saber su origen algunos de ellos. Me refiero a conceptos como
solidaridad, justicia social, primacía y centralidad del Trabajo Humano sobre
el capital y la tecnología … ¿les suena?. Recomiendo muy vivamente, llegados a
este punto, la lectura del estudio “La sociedad del trabajo a la luz de la
Doctrina Social de la Iglesia”, de un intelectual fuertemente comprometido con
el sindicalismo y el mundo del trabajo, Gerardo Corres, y amigo de un buen
amigo, Daniel Jorajuría, uno de los líderes de la CTA argentina; con él y con
el querido Carlos Custer tuve ocasión de reunirme y abordar este tema en mi
última visita a Argentina el pasado Agosto.
3) Siempre
sostuve, y con especial vehemencia en los últimos tiempos, que la deriva
pragmática y burocrática del sindicalismo de clase y solidario amenaza
gravemente la continuidad y progreso de este modelo de Sindicalismo para la
transformación pacífica, progresiva y democrática de nuestras sociedades
capitalistas. Es por ello que soy muy sensible al rearme socio-político, ideológico
y utópico -en el mejor sentido de las palabras todo ello- del Sindicalismo y,
por lo tanto, bienvenidas sean, con las adaptaciones a que haya lugar, las
mejores contribuciones humanistas de la tradición marxista, cristiana o
anarco-sindicalista. Creo que se me entiende.
4) A lo
largo de mi vida he tenido ocasión de conocer a fondo la Confederación de
Sindicatos Cristianos de Bélgica, la CSC, tal vez el mayor sindicato del mundo
en términos relativos, pues agrupa a casi dos millones de trabajadores en un
país con poco más de once millones de habitantes. Les aseguro que es difícil
encontrar un sindicalismo más auténtico y eficaz que el de la CSC. Y más
solidario; y de ello dan cuenta muchos sindicatos que luchan y resisten en
países forzosamente empobrecidos, además de la USO en los duros tiempos del
arranque democrático. Mil gracias Jeff, Robert, Willy, Josly, Alfons, Veronique
…
Manuel Zaguirre Ex Secretario General | USO |
La CISC es,
además, la primera internacional propiamente sindical que se crea en la
Historia. Al calor, sin duda, de las ánsias de paz, justicia y progreso
universales, generadas tras aquella masacre inconmensurable que fue la Iª
Guerra Mundial.
Existían en
la época los Secretariados Profesionales, o Federaciones Industriales, de
inspiración socialdemócrata, la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores),
bakuninista, y la Internacional Sindical Roja, de estricta obediencia del
sovietismo triunfante poco antes en Rusia y países adyacentes y abducidos.
El ascenso
del nazismo y el fascismo entre la Iª y la IIª Guerra Mundial prioriza la
acción y coordinación supranacional de los partidos obreros en lógico
detrimento del desarrollo internacional del sindicalismo. La CISC enfrentó,
como no podía ser de otro modo, los regímenes nazi-fascistas y pagó un alto
precio de represión, asesinato de militantes y dirigentes en los campos de
exterminio, destrucción de sedes, ilegalización y persecución de organizaciones
filiales …
Hasta
después de la IIª Guerra Mundial no surge una Internacional similar a la CISC.
Es la FSM (Federación Sindical Mundial), nacida al calor de la euforia de las
potencias vencedoras del nazismo y el fascismo. La CISC no se integró en dicha
FSM por considerarlo un artilugio geo-político más que una construcción
sindical unitaria. Y así fue, lamentablemente. Con el estallido de la “guerra
fría”, y tras una vida efímera, la FSM saltó por los aires.
Con la marca
originaria y el tampón de la FSM se queda la Unión Soviética y en ella se
agrupan los sindicatos nacionales bajo la influencia de los partidos comunistas
locales. Para el área de influencia de los USA y otras potencias democráticas,
el llamado “mundo libre”, se creó la CIOSL (Confederación Internacional de
Organizaciones Sindicales Libres).
La CISC
afirmó su independencia y no alineamiento frente a la polarización y
confrontación extrema de la FSM y la CIOSL, al tiempo que veía decrecer su
implantación en Europa a causa de esa “guerra fría sindical” que en el Este
soviético no dejaba vestigio alguno de pluralismo, y en el Occidente
democrático –y capitalista- imponía mapas sindicales plurales o unitarios según
conviniera a la obsesión anticomunista de los USA. Sé de lo que hablo; llegué a
conocer al tipo, agente de la CIA muy probablemente, que en los 50 y en los 60
campaba por Europa “moldeando” paisajes sindicales. En España, estuvo
poco antes de la muerte de Franco; yo me entrevisté con él y me quiso dictar
las alianzas de la USO en función de contener el “peligro comunista”, o sea, la
fuerza de CCOO. Creo que a la mierda no lo mandé, pero me despidió con una
especie de “te vas a enterar”, pero en inglés con acento de no sé dónde. Ya lo
creo que me enteré, poco más de dos años después, de mi derroche de dignidad,
independencia y tal …
A pesar de
todo, la CISC, a mediados de los 60, tenía una implantación notable en Europa
(Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia, Austria, Suiza, España …) y había
echado raíces en América Latina y África, y en mucha menor medida en Asia
también.
Y en
1968, en el Congreso de Luxemburgo, la CISC se desconfesionaliza y se
transforma en la Confederación Mundial del Trabajo (CMT). En 1973, en Evian, la
CMT debate y aprueba el famoso “Informe Máspero”, que afirma su vocación
tercermundista y una perspectiva de socialismo humanista y autogestionario un tanto
naif.
Exactamente
38 años después, la CMT y la CIOSL, previa disolución de ambas, se fusionan en
la CSI, a la que ya me he referido, en el Congreso Constituyente de Viena, en
Noviembre de 2006. Y en ello estamos.
Mi
agradecimiento y homenaje a cuantas personas de buena fe, mujeres y hombres
anónimas, dieron lo mejor de sus vidas a lo largo de este siglo por la
Solidaridad, la Justicia Social y la Dignidad y Primacía del Trabajo Humano
sobre el capital y la técnica. Quiero concretar ese homenaje en un
compañero de la USO de Madrid, el inolvidable Valero Erans, que cada vez que me
veía me reprochaba dulcemente que la USO no hubiera sido un sindicato cristiano
desde su origen. Yo siempre le respondía lo mismo: Habla con Eugenio Royo y que
él te lo cuente.
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