Iñigo Errejón - líder de Mas País - no hace demasiado tiempo, lanzo la propuesta con carácter experimental, de promover para ciertos sectores y empresas la jornada laboral de cuatro dias a la semana, como el mejor indicativo del reparto del trabajo y la conciliación de la vida personal.
Esta iniciativa rechazada por unos y mirada con cierto escepticismo por otros,
se va abriendo camino por diversos paises europeos, incluso espacio político
por la unión europea, que la considera como alternativa para un futuro cercano.
En España, la iniciativa todavía es muy escasa, solo un pequeño número de empresas
especialmente del sector de servicios, lo están llevando a cabo, confirmando
que la productividad de sus trabajadores se ha incrementado, mejorada la
relación personal entre los compañeros de trabajo, y favorecida sustancialmente
la conciliación de la vida familiar, entre otras ventajas.
Estas nuevas propuestas para el reparto del trabajo ya están dando los
primeros resultados, tanto económicos como productivos, que no estaría mal fueran
considerados principalmente por las administraciones y mesas de concertación
formadas por sindicatos y empresas, de sectores diversos.
Hace unos dias saltaba a los medios de comunicación un informe de la
empresaria neozelandesa Charlotte Lockhart, que explicaba con detalle el ensayo
de reducción de jornadas de trabajo, efectuado en el Reino Unido en 61 empresas
con unos 3.000 trabajadores.
La conclusión totalmente halagüeña “con un día menos de trabajo –o menos
horas distribuidas durante varios días– y el mismo sueldo, los empleados están
más satisfechos, cumplen con el trabajo y las empresas ganan lo mismo o más,
ahorran costes y retienen talento”.
Según este informe las empresas y sectores “más proclives para ensayar
la semana de cuatro dias son las industrias manufactureras, las oficinas,
hostelería y negocios vinculados a la salud”, sectores capaces de formular
cambios, en muchos casos nada complicados como el movimiento de personal dentro
de las empresas, o la flexibilización en las entradas y salidas al trabajo, medidas
todas que solo requieren algunos cambios en las rutinas y/o costumbres
personales.
En España tanto vía presupuestos generales del estado, como en algunas
comunidades autónomas, ya están dotando de ayudas económicas para financiar a
empresas estas reducciones de jornada a cuatro dias, según el informe, no solo con
incrementos en la productividad, sino que en algunos casos, obtenido beneficios
estimados en un 8% entre otras ganancias.
La propia Unión Europea, reconociendo tener pendiente el debate de forma
global, está siguiendo atentamente - según recogen los medios -las iniciativas
que se están abriendo, por ejemplo en Bélgica, Reino Unido, Escocia, Gales,
Islandia, Suecia, Nueva Zelanda entre otros. Portugal que según el informe esta
llevando a cabo “un programa piloto, para evaluar los aspectos legislativos
que se deberían tener en cuenta para su implantación”, incluso EE. UU y Canadá
que están desarrollando encuestas entre empresarios y empleados, inclusive Alemania
y Japón donde a nivel de grandes empresas también lo están ensayando.
En fin, el futuro de la jornada de cuatro dias semanales, parece estar cerca, y no estaría mal que nos cogiera al menos ensayados. Soy consciente que no estamos en el mejor momento político para un debate sereno sobre este tema, incluso para tomar medidas económicas, que ayuden sustancialmente a las empresas que quieran realizarlo, pero este asunto es ya el futuro, los trabajadores y sus familias ya lo empiezan a tener incorporado a su reivindicación, por lo tanto, es ahora cuando los políticos, sindicatos y empresas tomen las riendas y empiecen a dar respuestas concretas.
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