Cuando los políticos que hoy sufrimos, quieran ponerse de acuerdo sobre
la corrupción, ya no será necesario, la justicia, los ciudadanos con su
denuncia, ya se abran hecho cargo de los sinvergüenzas que desde sus poltronas
se vienen beneficiando y mucho del dinero de todos.
He leído estos días que el uso de
las tarjetas opacas es una practica habitual de la banca y de las empresas
publicas, incluso entre consejeros que habiendo dejado el cargo seguían gozando
de ellas. Entre ellos los afamados Miguel Blesa y Rodrigo Rato, que empeñados
en demostrar su buena gestión en Caja Madrid, según parece, se olvidaron también
de controlar el gasto de sus colegas consejeros, para con ello, comprarles su
conciencia, honor y silencio, en todo momento, especialmente cuando el
presidente Blesa fue puesto en entredicho por la justicia.
Con el plástico en la mano estos
defensores de la buena gestión, se fueron al supermercado, hoteles
restaurantes, cajeros automáticos para sacar efectivo, etc., con una tranquilidad
pasmosa, convencidos que estaban ejerciendo de un derecho por echar unos ratos
en reuniones entretenidas.
Así que ya saben los diputados y
gobiernos en general, o se dan prisa en poner legislación, transparencia, limpieza y orden entre los
suyos - en primer lugar devolviendo los dineros y dimisiones – o los ciudadanos
les devolverán de donde nunca debieron salir la calle, y algunos que otros
entre rejas.
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