Cuando los políticos que hoy sufrimos, quieran ponerse de acuerdo sobre
la corrupción, ya no será necesario, la justicia, los ciudadanos con su
denuncia, ya se abran hecho cargo de los sinvergüenzas que desde sus poltronas
se vienen beneficiando y mucho del dinero de todos.
Ahora toca las tarjetas opacas de
Caja Madrid. Ochenta y tres consejeros puestos a dedo por partidos políticos,
sindicatos, patronal, administraciones varias entre otras, que con su plástico
en la mano, han usado y abusado de una de las principales cajas de ahorros, que
lejos de ser gestionada con la honradez de lo publico, la echaron mano para
forrarse y de forma descarada consumir a su antojo en todo y para todo.
He leído estos días que el uso de
las tarjetas opacas es una practica habitual de la banca y de las empresas
publicas, incluso entre consejeros que habiendo dejado el cargo seguían gozando
de ellas. Entre ellos los afamados Miguel Blesa y Rodrigo Rato, que empeñados
en demostrar su buena gestión en Caja Madrid, según parece, se olvidaron también
de controlar el gasto de sus colegas consejeros, para con ello, comprarles su
conciencia, honor y silencio, en todo momento, especialmente cuando el
presidente Blesa fue puesto en entredicho por la justicia.
Entre estos colegas del negocio fácil,
sindicalistas de UGT y CCOO que solo por su representación social debieron ser
transparentes como el agua clara, y no tener que verse ahora dimitiendo y medio
escondiéndose entre la vergüenza y la denuncia publica.
Con el plástico en la mano estos
defensores de la buena gestión, se fueron al supermercado, hoteles
restaurantes, cajeros automáticos para sacar efectivo, etc., con una tranquilidad
pasmosa, convencidos que estaban ejerciendo de un derecho por echar unos ratos
en reuniones entretenidas.
Que vergüenza, todos los días
salen escándalos, y lo que es peor, no parece que esto vaya a tener final,
porque a nada que se investigue, siguen apareciendo personajes públicos y
nuevas organizaciones, que gastaron escondiendo hacienda, lo que debió ser complementos salariales y no gastos de
representación, dietas y demás dadivas que veremos como acaban.
Así que ya saben los diputados y
gobiernos en general, o se dan prisa en poner legislación, transparencia, limpieza y orden entre los
suyos - en primer lugar devolviendo los dineros y dimisiones – o los ciudadanos
les devolverán de donde nunca debieron salir la calle, y algunos que otros
entre rejas.
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