Cautelas, miedos, tomadura de pelo, nos hacen trampas, son entre otras algunas de las palabras que he oído en los últimos días entorno al nuevo corredor ferroviario inaugurado con enorme ruido socialista, entre Cantabria y Valencia, esa Valencia, que por fin nos va a unir con el ansiado mediterráneo, objetivo histórico para al menos dos generaciones de cantabros a quienes se nos había atragantando, esta salida a una de las áreas de mayor riqueza de nuestro país.
Aquellos políticos de entonces que frenaron el ferrocarril en el mítico “Túnel de la Engaña” frenaron también buena parte de nuestro progreso, y con ello el Puerto de Santander, que se tuvo que conformar con ser solo, el Puerto de Castilla a quien debemos agradecimiento, aunque ahora su salida este mas cerca del país vasco que de nosotros.
Los mares, las carreteras y como no los ferrocarriles también tienen dueño y en eso de presionar como los vascos nadie, aunque en ello valla el retraso centenario, de una comunidad vecina que siempre respeto y en buena medida admiro a los vascos.
Pero eso es cosa del pasado, ahora toca felicitarnos por este proyecto ferroviario, y poner fechas en el Boletín Oficial del Estado, fechas que no pueden quedar solo en los periódicos ni en las buenas intenciones de los políticos, porque seguro que nos engañaran, aunque se encuentren implicados en estos 650 kilómetros de tren, hasta siete comunidades autónomas y todo un gobierno central, nos quedaremos con un palmo de narices.
Somos el final de un gran proyecto y esto siempre tiene riesgos, que mucho me temo no queden asegurados solo con el compromiso personal de nuestro presidente Miguel Ángel Revilla, el mejor que nadie sabe que solo desde la presión democrática se mantienen vivos los compromisos de inversión de estas grandes infraestructuras.
Aquellos políticos de entonces que frenaron el ferrocarril en el mítico “Túnel de la Engaña” frenaron también buena parte de nuestro progreso, y con ello el Puerto de Santander, que se tuvo que conformar con ser solo, el Puerto de Castilla a quien debemos agradecimiento, aunque ahora su salida este mas cerca del país vasco que de nosotros.
Los mares, las carreteras y como no los ferrocarriles también tienen dueño y en eso de presionar como los vascos nadie, aunque en ello valla el retraso centenario, de una comunidad vecina que siempre respeto y en buena medida admiro a los vascos.
Pero eso es cosa del pasado, ahora toca felicitarnos por este proyecto ferroviario, y poner fechas en el Boletín Oficial del Estado, fechas que no pueden quedar solo en los periódicos ni en las buenas intenciones de los políticos, porque seguro que nos engañaran, aunque se encuentren implicados en estos 650 kilómetros de tren, hasta siete comunidades autónomas y todo un gobierno central, nos quedaremos con un palmo de narices.
Somos el final de un gran proyecto y esto siempre tiene riesgos, que mucho me temo no queden asegurados solo con el compromiso personal de nuestro presidente Miguel Ángel Revilla, el mejor que nadie sabe que solo desde la presión democrática se mantienen vivos los compromisos de inversión de estas grandes infraestructuras.
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