13 nov 2018

José Luis, Apasionado por los Jóvenes y Adsis, Desde Jesús.



 Me permito traer a mi blog esta glosa, publicada en el boletín de ADSIS con motivo del fallecimiento de José Luis, y con ella, el recuerdo de los años en que participe en la Comunidad de Santander. 


Adsis es un movimiento de comunidades cristianas, formado por hombres y mujeres que queremos vivir el Evangelio de Jesús a través de una presencia fraterna y solidaria entre los jóvenes y los pobres.
Mi vida ha estado siempre vinculada a la pastoral de juventud y, desde ésta, a la fundación y atención a las comunidades Adsis.

Siendo joven sacerdote, profesor de dogmática en el Teologado Salesiano de Salamanca, me encontré inesperadamente con los jóvenes de la ciudad en sus calles, grupos y vivencias, tan aceleradas y significativas en aquellos años sesenta. Me acerqué a ellos con sencillez, cercanía y amistad.

Pronto percibí el creciente alejamiento de los jóvenes respecto a la Iglesia e intuí que debía acercar a ellos la persona de Jesús por los caminos evangélicos de la Palabra, el diálogo abierto a sus corazones, la comprensión de sus búsquedas de felicidad, y el alivio de sus dolencias. Aprendí de Don Bosco a hacer preguntas y propuestas sencillas dirigidas a su corazón, a invitarles al encuentro grupal, a vivir experiencias profundas de espiritualidad y solidaridad, y a descubrir el verdadero rostro de un Dios amigo y aliado de sus solicitudes. Me sentí llamado a dedicar mi vida a ellos, posponiendo cualquier otro proyecto o actividad.

Mi dedicación a los Ejercicios Espirituales con jóvenes fue un empeño al que me entregué con ahínco y creatividad. De esta actividad surgían los grupos y la necesidad de aportar proyectos y procesos pastorales de educación en la fe. De uno de estos encuentros en la ermita alavesa de Eskolunbe (1964) nació el primer grupo del que posteriormente, a lo largo de los años, surge y se consolida el Movimiento de Comunidades Adsis en la Iglesia.

Como Delegado de Pastoral Juvenil de la Provincia Salesiana de Bilbao, participé en el Consejo Nacional de Pastoral Juvenil (1967-1973), colaborando intensamente en la Revista Técnica de Apostolado, fundada en 1962 por el salesiano Don Luis Chiandotto y que adoptó en 1975 el nombre actual de “Misión Joven”. Me he sentido siempre profundamente vinculado a esta Revista. Así mismo, he participado después en las revistas “Pastoral Juvenil” de los Escolapios y en “Todos Uno” de la CONFER.

El 1971 asistí, como Delegado de la Provincia Salesiana de Bilbao, al XX Capítulo General Especial de la Congregación. Tuve la encomienda de redactar el Documento Capitular sobre la Pastoral juvenil. En aquella ocasión, recibí por parte de los Superiores todas las anuencias requeridas para dedicarme plenamente al Movimiento Adsis, como realidad autónoma dentro de la Iglesia y que ya se consolidaba en comunidades plenamente dedicadas a los jóvenes y a los pobres, desde la secularidad y la globalidad de la vida de tantos hombres y mujeres que asumían su vocación cristiana como presencia y servicio cristianos en el mundo.

Recibí apoyo estimulante por parte de los Superiores Salesianos y de los Obispos de las diversas diócesis donde surgía el Movimiento. Pronto se inicia la vida en común de las comunidades como acercamiento a los ambientes de pobreza y marginación. Progresivamente las comunidades asumen los primeros matrimonios, la formación de los futuros sacerdotes Adsis, el celibato de los hermanos y hermanas, los proyectos sociales y las nuevas fundaciones en tantos lugares de España, y más tarde de América latina, Roma, Rumanía… 

La presencia se orienta a la Universidad, a las Parroquias y a los barrios periféricos. La Pastoral con jóvenes es el compromiso y la actividad dominante para todos nosotros. En primer lugar la formación de los miembros y comunidades Adsis en sus cursillos de verano, en las Asambleas y retiros, también la formación de los sacerdotes jóvenes que surgían en las comunidades.

Además de la permanente dedicación a los Ejercicios Espirituales a jóvenes y a religiosos y religiosas, la atención a las comunidades Adsis, las conferencias y cursos sobre pastoral de juventud, los escritos y colaboraciones en revistas, fui Delegado Diocesano de Pastoral de Juventud en la diócesis de Bilbao y tuve la gracia de colaborar intensamente al respecto con las diócesis vascas.

Con la fundación de “Servicios de Juventud” abordamos con creatividad el Proyecto de Pastoral de juventud a principio de los años ochenta. Las etapas de Convocatoria evangelizadora, de Iniciación cristiana y de Inserción vocacional y eclesial, constituyen el núcleo central de este proyecto, que se extiende a diversas diócesis y sirve de inspiración para la elaboración de tantos otros proyectos de pastoral de juventud. La pastoral del Sacramento de la Confirmación entre los adolescentes y jóvenes se incorpora a este proyecto. Fue muy importante en todo ello concretar bien los objetivos, los procesos, la formación, las actividades, el discernimiento y la orientación vocacional, comunitaria y eclesial. Pero sobre todo, el compromiso de las comunidades en esta tarea y la vinculación de los grupos a ella. Para avalar lo realizado y estimular a las comunidades presenté en 1987 en la editorial Atenas el libro ”El reto de los jóvenes”, y en 1993 el libro, editado por CCS de los salesianos, ”Dios me dio hermanos. Comunidad cristiana y pastoral de juventud”.

En 1994 me trasladé a Madrid a la Casa central Adsis para atender más adecuadamente al Movimiento, especialmente para poder atender mejor a las fundaciones en América (Chile, Ecuador, Argentina, Uruguay, Perú y Bolivia).

Especial interés y experiencia me surgió en el proceso en Roma para el reconocimiento pontificio de Adsis en la Iglesia universal, obtenido en 1997. La presencia de la comunidad Adsis en Roma nos abre a la Europa central. Esta apertura a la universalidad eclesial ha supuesto para mí una vivencia muy enriquecedora. La acogida y el diálogo abierto y fructífero con los responsables de los diversos dicasterios romanos me aportó un intenso sentido de comunión ministerial. La vida en común mixta de nuestras comunidades y la dedicación plena de nuestros sacerdotes al Movimiento, fueron dos realidades en las que la Santa Sede demostró en los Estatutos Generales su apertura y su apuesta creativa y confiada.

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