En
uno de los comentarios recientes del Diario Montañés, se venía a calificar el
proyecto de Presupuestos de Cantabria como un “presupuesto con claro perfil
electoral”, no quedaba claro si esta valoración correspondía al propio periódico
o algún partido político de la oposición, sea como sea, coincido plenamente con
esta definición para las cuentas del próximo 2019, para mí, se trata de un
presupuesto continuista y falto de orientación política, en concreto, una lista
de gasto comprometido mayoritariamente, en el que se incorporan - como viene
siendo habitual - ayudas y subvenciones para entidades y asociaciones, con el
claro objeto de silenciar la crítica, en definitiva, un presupuesto de perfil
electoral que solo va tener la critica puntual de la oposición, pero sin
resultado alguno.
Una
vez mas el Gobierno de Miguel Ángel Revilla ha vuelto a conseguir con el
diputado Rubén Gómez de Ciudadanos el aliado necesario para sacar adelante este
presupuesto sin sobresaltos, aunque para ello, haya tenido que rebajar en
cuarenta millones de euros su capacidad recaudatoria, consiguiendo que los cántabros
más necesitados sigan en la precariedad de la ayuda social, y los que no la
necesitan estén un poco mejor a la hora de contribuir al fisco, pero sin
ninguna garantía de que ese recorte vaya a generar estabilidad económica y
mejora social.
Como
no podía ser de otra forma, para el Consejero de Economía, estas son las
mejores cuentas posibles, son “realistas, responsables y ambiciosas al contar
con 122 millones de euros más - un 4,47% respecto al año anterior - destinados
mayoritariamente a revertir los recortes que hizo el PP en el presupuesto del
año 2018, y con ello recuperar por ejemplo la jornada laboral de los
funcionarios a 36 horas semanales, y poner en marcha después de muchos atrasos
injustificados la oferta pública de empleo”.
Estas
son algunas de las justificaciones que el Consejero Sota ha ensalzado para
justificar el borrador de presupuesto y de paso ganarse al colectivo de empleados
públicos para las elecciones políticas que vienen, por cierto, convocatoria de
oferta pública, que vienen reclamando los interinos especialmente de sanidad
pero que les preocupaba y mucho al no tener reconocido los muchos años que
llevan trabajando como interinos, preocupación que se hace más insistente
cuando miran a las otras comunidades autónomas por ejemplo el País Vasco y más
recientemente Madrid que están buscando soluciones que les pueda reconocer la
antigüedad en el servicio.
Y
ya puestos a ensalzar y justificar el borrador de presupuesto, el Consejero se
apunta a todo, da igual incluso a sumar la partida de 22 millones
“comprometida” por el presidente Sánchez para abonar la deuda de Valdecilla aunque
a la fecha no se pueda considerar partida consolidada, o alabar los 15,2
millones de euros para el Fondo de Cooperación Municipal destinados a la “cohesión
social” para dejarla congelada en la misma partida del año 2018, o la ayuda a
la dependencia con un incremento miserable de dos millones de euros más cuando
el riesgo de pobreza en Cantabria alcanza a más del 20,5% de la población.
Otra
de las sorpresas que nos brinda el presupuesto, es el traslado del marco de la concertación
regional que venían celebrando los sindicatos mayoritarios y la patronal - en
el que después de hacer una crítica más o menos “reivindicativa” proponían a
los grupos parlamentarios y Gobierno ciertas recomendaciones a incorporar en
los presupuestos - a un nuevo marco que va a cambiar sustancialmente la concertación, al incorporar
a la Ley de Acompañamiento la declaración que en Noviembre 2015 suscribieron
los sindicatos, patronal y el propio Presidente del Gobierno comprometiendo la creación
del Consejo General del Dialogo Social, un consejo que entre otros objetivos se
marcaba para el periodo 2015 – 2019 la elaboración de un “Acuerdo Marco para el
Empleo, la Cohesión Social y el Desarrollo Económico de Cantabria”, que por
cierto ha intentado reventar la propia patronal anunciando su inminente propuesta “Cantabria
2030” que según su presidente Lorenzo Vidal de la Peña nos va a sacar de todos
los males, veremos.
A
la fecha y por lo que afecta al borrador de presupuestos lo único que se conoce
son las partidas económicas con que se dotan a los sindicatos y patronal, entre
otras CEOE 370.000 euros, UGT y CCOO cada uno de ellos 243.895 euros y 54.223
euros que se repartirán el resto de los sindicatos cantidades nada
despreciables - al menos para los
mayoritarios - que a partir de ahora no necesitaran de la gracia política para que se concedan por haber sido
incorporado como un organismo más de la administración el citado Consejo
General del Dialogo Social, por cierto un consejo que inclusive pudiera invadir
competencias del propio debate parlamentario ( quien se atreve a discutir las iniciativas
de sindicatos y patronal).
Y
mientras tanto, a esperar el cierre presupuestario del 2018 que todo hace
indicar arrastrara un importante endeudamiento, como ya ocurrió en años
anteriores, soportar un año más que la tasa impositiva no suba lo necesario
para ayudar apaliar la deuda y servir de sustento a las muchas necesidades que
tienen los cántabros, o que el famoso plan industrial tan cacareado para el
Besaya y Reinosa siga pendiente y/o infra financiado entre cantidades repartidas
en el presupuesto sin definir suficientemente el plan de recuperación
industrial de la Cuenca del Besaya, en definitiva un año mas con un presupuesto
de 2.850 millones de euros perdido para el impulso económico, falto de
propuestas, mas allá de las que se puedan derivar de la financiación autonómica
del gobierno central y dotado de grandes palabras que solo esconden un
presupuesto para propaganda de las elecciones que vienen.
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