El
pasado once de octubre el Ayuntamiento de Ramales de la Victoria compro la
parcela donde estuvo ubicada la fabrica de Trefilerías y Derivados, compra
demorada más de 20 años y que llevo a los trabajadores a la huelga y movilizaciones
sostenidas durante meses.
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Antonio Saiz Pi
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El
alcalde Cesar García según recoge la prensa ha adquirido estas naves
industriales de 7.361 metros cuadrados por un importe de 400.000 euros, para destinarlo a construir
una residencia para los mayores, y dice más
- un poco a modo de justificación – que con esta compra “restaña una
herida abierta con el cierre, y que según su opinión produjo un mazazo para
muchas familias ramaliegas, marcando la vida del municipio durante décadas, y cerrando
un desagravio a las personas que perdieron el trabajo y no cobraron los
salarios e indemnizaciones”.
Pero
lo que no dice es que un grupo de trabajadores apoyados por el sindicato USO
plantaron pelea, no solo al cierre, sino presentando una alternativa de
sociedad laboral para seguir trabajando al menos durante los años que mediaran
para la jubilación de un buen número de compañeros, y posterior empleo para los
hijos de estos, en una comarca con muchas dificultades de empleo.
Vaya
por delante que este breve recordatorio, no pone en duda y menos critica la compra
de las naves y el objetivo por el que se hace, pero me resisto a despachar este
asunto como si fuera un mero trámite de negocio para la corporación municipal.
Por
lo tanto vaya mi reconocimiento a los trabajadores José Ángel Abascal, Ignacio Estandia, José María
Estandia, Gabriel Ángel Fernández, José Manuel García, Juan Gómez, José María Hernando,
José Manuel Hoz, Ángel Luis López, José Fernando Martínez, Florencio Moras,
Miguel Ángel Osaba, Jesús Mariano Pando,
José Manuel Pérez, Manuel Varona,
Ramón Vela, Blanca Nieves Ostolaza, Marcos Abedul, Jaime Gómez, Pedro Gutiérrez,
Vicente Rozas, que con mucho esfuerzo se empeñaron en mantener la fábrica
abierta constituyendo con su crédito económico la sociedad Tornillería del Ason
SAL.
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Trefilería y Derivados
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Esta sociedad anónima laboral, negocio con las diversas
administraciones para hacerse con las instalaciones prácticamente gratis,
alcanzando acuerdos con la Hacienda Pública que se comprometía a subastar a su
favor por tener una Tercería de Mejor
Derecho a favor de los trabajadores la maquinaria y existencias, ( los terrenos pertenecían a los trabajadores), con la
Seguridad Social para una cesión pactada de los terrenos anexos, a vender el salto de agua, que por aquel entonces era de interés
para las eléctricas, incluso en la elaboración de planes de viabilidad que
fueron ejecutados por profesionales y financiados por el PRODER del Ason que
por aquel entonces operaba en la comarca.
Pero por más empeño que pusimos, los de CCOO - erre
que erre - fueron rechazando todas cada una de las propuestas que se les hizo.
A cambio de poder disponer de la parte alícuota del
inmueble del que eran titular, propusimos que se hicieran socios y/o socios no
trabajadores, que suscribieran una opción de compra tasada a cinco años, o
comprar la parte previamente hipotecada por Tornillería del Ason, prepuestas
que fueron rechazadas, por el otro grupo, asesorado por CCOO.
Ellos se empeñaron en ver una oportunidad de negocio
con la venta de los terrenos una vez recalificados de terrenos industriales a
urbanísticos, circunstancia imposible de ejecutar como bien se les explico,
entre otros, por las diversas corporaciones municipales que ha tenido el
pueblo.
Y en este orden, quizá sea buen momento recordar al alcalde
José Domingo San Emeterio Diego quien,
durante tiempo, se empeñó en mediar entre los trabajadores, con nulos
resultados. Según mi opinión el alcalde debió tomar partido de forma decidida
en favor de la sociedad laboral y no alagar el oído a los unos y a los otros
dejando pasar el tiempo.
Pero ya termino esta especie de culebrón infernal que
ha sido trefilería y derivados, y con ello, un mal rollo que ha durado demasiados
años y del que cada uno tendrá su propia opinión.