Al final un niño marcero nos obsequió a los asistentes con un pequeño díptico que explicaba brevemente la historia de las marzas y recogía una llamada del Diccionario de la Lengua Española de 1925 que definía a las Marzas (de marzo) como las “Coplas que los mozos santanderinos van cantando de noche por las casas de las aldeas, en alabanza de la primavera. Y como ya tenemos la primavera a la vuelta de la esquina bueno será recordar al marzo florido, eso si con la debida licencia:
Marzo florecido / seas bienvenido. / Florecido marzo / seas bienllega- do. / A esta casa honrada / señores llegamos / si nos dan licencia / las marzas cantamos. / ¿Si la cantaremos / o las rezaremos? / mas con su licencia / cantarlas queremos. / Escuchen y atiendan / nobles caballeros / y oirán las marzas / completas, de nuevo, / que a cantar- las vienen / los lindos marceros / en primera edad / y en sus años tiernos / como las cantaron / sus padres y abuelos / y hacemos lo mismo / para no ser menos. / Y a lo que venimos / "pa" no ser mo- lestos / no es a traer / y así llevaremos / de lo que nos dieren: / to- rreznos y huevos, / nueces y castañas / y también dinero / para en- trar un trago / porque el tabernero / no nos acredita / si no lo te- nemos. / Que es descortesía / y es desobediencia / en casa de no- bles / cantar sin licencia. / Si nos dan licencia / señor, cantaremos. / Con mucha prudencia / las marzas diremos / Quédense con Dios / vi- van muchos años / y también nosotros / los que las cantamos / Mar- zo florecido / seas bienvenido. / Florecido marzo / seas bienllegado.
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