5 ago 2021

Oda al blanco de solera del Bar San Luis 2

Como recuperar nuestras costumbres más normalizadas después de todo lo que hemos pasado por culpa de este maldito Covid, como volver a nuestros lugares habituales, los bares, esos que han sido sitios de encuentro y conversación entre amigos, como volver a normalizar la rutina, si todavía hoy seguimos manejándonos con el miedo que se nos ha metido en el cuerpo y que nos hace ver el fantasma de la enfermedad, en todo o en casi todo.

Me imagino que será cosa de tiempo y de ir ganando confianza. En primer lugar, en la vacuna, que sí parece hace su efecto, y que algunos se empeñen en echarle porcentaje a su eficacia, con una especie de competición entre Pfizer, Astra Zeneca, Janssen, etc., y de otra la televisión para que se vayan poniendo de acuerdo los expertos, periodistas, médicos e investigadores varios y sobre todo políticos y tertulianos - que lo saben todo - y no hacen mas que generarnos miedos y desinformación con la que manejarnos, pero bueno al final, será la vacuna la que nos pondrá el sentimiento de que ya estamos curados hasta del miedo.  

Uno de esos lugares que voy recuperando, es el Bar San Luis, el bar que desde el año 1976 ha venido acompañándome día a día en mi alterne habitual, el lugar de encuentro de los amigos y compañeros de barra (bueno por ahora prohibido) que nos brinda una magnifica solera de vino blanco de barrica añeja, y que a precio razonable nos proporciona un rato agradable a las personas del barrio y transeúntes varios que cada vez más, pasan por la calle San Luis, recién remodelada, y con aspecto de avenida, en lo que antes era una calle de tercera.

Para citar al Bar San Luis y sus barricas de vino añejo, es necesario, recordar a Pepe - el “Jefe” que dirían los jóvenes que frecuentan el bar - recientemente fallecido, a su esposa Chari, y como no, a Jose su hijo, “alma mater” del establecimiento que con su socarronería y sin perder un gramo de olfato tabernero, es capaz de agradar a la clientela de cierta edad a la hora del blanco, y a la juventud en la de tarde noche generando un magnifico ambiente que bien merece una visita.

Hace algún tiempo ya hice una “Oda al blanco de solera”, citando al Bar San Luis como lugar excelente para su degustación, por eso, no voy a reiterarme alabando lo que ya saben los amigos que siguen habitualmente mi blog. Para los nuevos, animaros a pasar por el bar a tomar una copa de vino blanco, un trago humilde que muchos compararan con los blancos de rueda, para descalificarlo – que de todo hay - pero que nada tiene que ver.

En Cantabria tenemos un magnifico blanco, del que siempre hemos presumido, pues eso, cuidemos el buen blanco, sus soleras que lo guardan en barrica noble, y a los pocos taberneros que con cariño las conservan y la mejor forma de hacerlo es pasando por sus establecimientos, también para volverle la cara al jodido Covid para que no nos amargue la vida. 

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