Ríete tú de los economistas,
políticos y demás voceros dedicados a comentar la crisis económica - la Gran
Depresión - y tome buena nota, de cómo el tango, le dio sentido a la profunda
pobreza, que lo genero allá por los años treinta, en buena parte del mundo. Enrique Cadicamo en 1932 escribió el
tango “Al mundo le falta un tornillo” que pasó revista a la situación,
desestabilizadora de la económica,
importada desde los Estados Unidos, y con un impacto duro para los países
latinoamericanos, y especial a la Argentina, que hasta la fecha gozaba de una
situación económica y social privilegiada.
Las vacas gordas de Argentina se
volvieron flacas, y con ello se perdieron muchas esperanzas sociales, a la vez
que se abrían espacios políticos para sucesivas dictaduras militares. Y así, viendo como al mundo le
faltaba un tornillo, el maestro Enrique Cadícamo compuso el tango con el
que reflejo la desconcertante década de los años 30, abriendo un espacio a la
interpretación artística y porque no decirlo, de análisis social para muchos
ciudadanos del mundo en este momento. Y para describir estos años de necesidad y pobreza, el tango “Al mundo le falta un tornillo”
arranca sus compases, recordando que la ciudadanía se encuentra triste,
amargada, sin diversión, con hambre.
Todo
el mundo está en la estufa
Triste, amarga'o y sin garufa Melancólico y cortao
Se acabaron los robustos
Si hasta yo, que daba gusto
¡Cuatro kilos he baja ‘o!
Y mucha necesidad, lo que hace que el mundo esté a salto de mata, a la embestida
del puchero - inalcanzable para la mayoría – conformándose con la compra de
diez de fiambre para comer y descansar, aunque la carne sea baja calidad.Y en esta situación, no es de extrañar que el tango se
pregunte como se vive de apurado, provocador de rapiña y saqueo, donde hasta el
ladrón se convierte en decente porque no encuentra a quien robar, y el honrado
en ladrón por su afán en guardar los dineros.
El ladrón es hoy
decente
Y a la fuerza se hizo gente
Ya no encuentra a quién robar
Y él honra ‘o se ha vuelto chorro
Porque en su fiebre de ahorro
Él, él se afana por guardar
Concluye el tango con una especie de pregunta y a la vez reivindicación,
haciendo una llamada para que venga otro mecánico que pueda arreglar el
desaguisado en el que vive medio mundo,
por culpa de la Bolsa de Nueva York que hundió de forma estrepitosa e
inesperada a muchos millones de personas.
Al mundo le falta
un tornillo
Que venga un mecánico
A ver si lo puede arreglar
CAMBALACHE - MAQUIAVELO
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