El Instituto de Salud Carlos III ha hecho público que, durante el año 2022 en España, fueron víctimas por exceso de calor unas 4.700 personas, una cifra alarmante, si la comparamos con las 1.145 que lo fueron por accidentes de tráfico según la DGT.
Recuerdo
cuando esta cifra de accidentes de tráfico se convirtió en “escandalo” allá por
el año 2016, obligando a las autoridades a tomar medidas administrativas y
políticas, que consiguieron reducirlas sustancialmente, medidas que todavía hoy
persisten a modo de campañas, dirigidas a los conductores, y otras de carácter
material corrigiendo los puntos negros en las carreteras.
Estamos en
los albores del verano, y volvemos a encontrarnos con temperaturas indeseables que,
a la fecha, ya han provocado dos muertes por golpes de calor, antecedente de
situaciones muy peligrosas para la ciudadanía, especialmente para los niños,
personas mayores y enfermos crónicos, principales víctimas del cambio
climático.
En el año
2015 se firmó el Acuerdo de Paris, un Tratado Internacional sobre el Cambio Climático,
que comprometía a unos doscientos paises a reducir el calentamiento mundial, en
al menos dos grados centígrados, a través de diversas medidas que, a la fecha, no
están produciendo efectos sustanciales al menos en Europa.
Según las estadísticas
del año 2022, el recalentamiento lejos de reducirse se está incrementando en un
0,9 grados, en comparación con el periodo 1991 – 2020.
Y ahora que
estamos en campaña electoral, bueno será echarle un vistazo, a las cosas que
están contando los partidos políticos, más allá de los discursos genéricos al
uso.
Y asi, lo
primero que nos encontramos es al Partido Popular y Vox, que después de negar
la existencia de la crisis climática – recordar a Rajoy y su primo el técnico -
nos han sorprendido, proponiendo la prolongación de la vida útil de los
reactores nucleares, medida que por no apoyar no lo hacen ni los empresarios
que ahora las explotan, a no ser que los gastos lo asuman el propio estado.
Los del
PSOE, llevan tiempo proponiendo el desarrollo, de la Ley de Cambio Climático y Transición
Energética que se aprobó en el año 2021. Desarrollo encargado a una comisión de
transición energética, eso sí, dotado de una lista de buenas ideas, que pasan, entre
otras, por controlar a las empresas públicas, el fracking, la vigilancia a
empresas y contratistas que trabajan para el estado, y la medida estrella, el
cierre de las centrales nucleares, en el momento que vayan cumpliendo los
cuarenta años de su vida útil, en definitiva un plan de lucha por el cambio
climático, sometido a una comisión, siempre lenta en la toma de decisiones.
Y luego nos
encontramos con SUMAR. Nuevo partido que esta presentado una lista de medidas
concretas que afectan al cambio climático y lo que es más importante, los efectos
del golpe de calor.
En primer
lugar, definiendo donde se debe actuar de forma urgente, como por ejemplo
“climatizando residencias de mayores, colegios, refugios climáticos para
erradicar el efecto isla de calor, la ampliación del programa de rehabilitación
integral de viviendas y edificios, que, por cierto, está dotado de 7.000
millones de euros de los Fondos Europeos, cantidad que no se está ejecutando
con la diligencia debida y en muchos casos desconocida por el ciudadano.
Y en este
orden de lo concreto, la ministra de trabajo Yolanda Diaz, está proponiendo también,
medidas complementarias a la jornada laboral al aire libre, aplicables más allá
de las alertas rojas o naranjas según informa la AEMET.
Con mucho
acierto está proponiendo “desplazar la definición de ola de calor del ámbito
meteorológico al de salud pública” consciente que, con ello, el gobierno y las
comunidades autónomas, se obligan actuar sanitariamente sobre los efectos que
producen los golpes de calor, en los trabajadores.
Estos son
los temas entre otros, que deberían estar en la agenda de los políticos a la
hora de pedir el voto, y no los discursos de confrontación, a los que empiezan
a tenernos acostumbrados.
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