Esta fue la impresión que tuve al leer la crónica de DM del 30 de octubre pasado, que incluía lo ocurrido en el pleno del Consejo de Diálogo Social, al parecer convocado por la presidenta Buruaga para explicar el proyecto de presupuesto regional para 2024.
Nunca deja
de sorprenderme cuánta buena voluntad puede surgir de una reunión formal, y más
aún después de repasar los detalles del presupuesto, que aumentó los salarios
del Consejo de Gobierno en un 20% por la mañana, se los bajo por la tarde, y ya
puestos, volver a subir el 16% a sus señorías los diputados, por el mero hecho
de formar parte de una comisión.
Lo que está
claro es la priorización por parte del gobierno de quienes institucionalmente
representan los problemas de la sociedad. Primero el Consejo de Diálogo Social,
representado por UGT, CCOO y CEOE, y luego el “reservado” Consejo Económico y
Social, ausentes, al menos públicamente, de los temas que deberían haberse
abordado y atendido.
Los
sindicatos afirman que el proyecto de presupuesto aún tiene margen de maniobra
y es mejor que el anterior, con una apuesta decidida por la igualdad y los
servicios públicos, y los empresarios se muestran contentos con la reducción
del impuesto de transmisión, las cuestiones hereditarias, así como sobre
educación, servicios públicos de "calidad", críticas a los copagos
médicos y los acuerdos sobre la atención sociosanitaria, son los temas que más
preocupan a los sindicatos.
Una de cal y
mucha arena, al reconocer la “restauración del dialogo social” del que
sindicatos y empresarios obtienen su dinero, reconociendo pequeños matices –
sin definir - nada que no pueda superar el reconocimiento de las urnas, para un
gobierno del partido popular que tiene remendada su estabilidad política.
Y el
discursito de moda. Apoyo al MUPAC, La Pasiega, la Protonterapia el Centro de
Arte Rupestre de Puente Viesgo - como si el gobierno lo hubiera puesto en duda
- y la pincelada de turno, la reforma fiscal, que dejara de recaudar noventa
millones, y que los sindicatos lo dejan para mejor momento, en todo caso, hasta
que el gobierno les dé más explicaciones.
Como guinda
final del pastel, para deleite de los sindicatos, la Presidenta Buruaga les
ofreció “la posibilidad de modificar el presupuesto” como si fueran partidos
del parlamento regional o en el Consejo Económico y Social.
Y todos
contentos, los unos porque recuperan el dialogo social, como si el gobierno
anterior se la hubiera negado, y los otros por que cierran la boca a sindicatos
y patronal, con el mero “compromiso de hacer de la concertación “una
herramienta de verdad”.
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