Tras una importante restauración que nos costó a todos unos 5 millones de euros, se transforma en una "galería comercial" que, según el Diario de Montañes, es una de las ofertas turísticas más preciadas de Santander.
A pesar de
las promesas que alguna vez nos hizo la Corporación Municipal de Bien de Interés
Cultural, hoy esta importante obra del arquitecto Antonio Zabaleta sigue siendo
un mercado para turistas gourmet y un paso de peatones entre calles para los
locales.
Si vas a
pinchos, tapas, raciones o restaurante, agárrate que vienen curvas. Para los
turistas un precio de esos "alto" pero para nosotros, un auténtico
"sablazo", pero ya sabes, aunque estés en casa - lentejas, si las
quieres bien y sino las dejas – o pagas como turista o pasas de largo, camino de
Puertochico para regresar por Peña Herbosa y arreglarte en uno de sus
establecimientos.
Por cierto,
ni se te ocurra hacer pis, porque si no tienes los 0,20 euros o las fichas de
rigor, el orinar puede convertirse en un grave problema, al menos hasta llegar
a la plaza de las farolas, y eso con un poco de suerte.
En fin, las cosas del Santander turístico, que nos ha metido a cañón la
corporación municipal, porque en esto parece que están muy de acuerdo los de la
derecha y la izquierda.
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