6 feb 2024

65 millones de euros tienen la culpa.

 

Para abonar más peonadas a los médicos y para derivar pacientes a las clínicas privadas. Este es el Plan Integral de Reducción de las listas de Espera 2024 – 2026 que la presidenta Buruaga y el consejero Pascual nos han presentado recientemente, un plan que se repite una y otra vez, sin que hasta la fecha haya resuelto el grave problema de la ya añeja “lista de espera” en Cantabria.

Ahora disfrazado con hasta ocho pautas administrativas - ya conocidas - como la mejor utilización de los recursos sanitarios, y de paso la clásica acusación a la herencia recibida. Se propone un nuevo plan a tres años, que según el consejero va a poner a los pacientes cántabros en retrasos de 80 días para las intervenciones quirúrgicas, 40 días para las primeras consultas y 30 días en el caso de las pruebas diagnósticas.

Han tenido que pasar siete meses para que el gobierno de Buruaga reconozca su primer y gran fracaso, cuando nos contó que resolvería el problema de las listas de espera en sus primeros cien día de gobierno sin costes añadidos.

Como ejemplo de tan importante plan de gestión, según recogen los medios de comunicación, cubrir los tiempos muertos cuando los quirófanos se queden parados por improvistos, una medida de gestión sanitaria que provoca bochorno al no estar resuelta.

Mientras esperamos a una valoración empírica del plan y a la opinión de la Junta de Personal y otros sindicatos, solo queda confiar en que esta vez, el plan integral de reducción de lista de espera, sea eficaz de verdad, o al menos dejen de crecer las listas.

Las líneas de actuación que se anuncian como solución al problema, según mi opinión, son bastante genéricas. Quitando aquellas que tienen que ver con los dineros para médicos y clínicas privadas, el resto son de carácter administrativo, - elaboración de un registro de lista de espera, mejorar los procesos administrativos e institucionales y actuar sobre catálogos y protocolos – que ya deberían estar resultas y formar parte del día a día de la gestión sanitaria.

Las otras actuaciones - en buena parte ya ensayadas – pudieran ser más eficaces. Poner orden en las suspensiones quirúrgicas, ampliar la jornada en actividad quirúrgica efectiva, darle más eficacia al equipamiento e infraestructuras, e Implantar sistemas de retribución variable, eso si, siempre que en ellas colaboren todos los estamentos sanitarios, no vaya a ser que solo sean los médicos quienes perciban el aliciente económico provocando el efecto del agravio comparativo con el resto del personal sanitario afectado.

Pero bueno vamos a darle un voto de confianza al consejero Pascual, a ver si esta vez va la definitiva.

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