26 jun 2021

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Sección Sindical USO – Ayuntamiento Santander

 Pero en el ayuntamiento de Santander hay quien tropieza una y otra vez, y no parecen dispuestos a enmendarse.

 Nos ha llamado la atención una pregunta que se hacían los compañeros de UGT, en esa encomiable labor informativa que realizan desde su página web, respecto a una de las últimas mesas de negociación. Allí comentaban que habían hecho una pregunta a colación de una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria a favor de una Técnico Auxiliar de la Oficina de Turismo que obligaba a modificar el puesto, pero no había más explicaciones. Dado que en USO hemos conseguido información acerca del tema, vamos a exponerla en esta tribuna, a beneficio de los compañeros de UGT y de cualquier otro que pueda estar interesado.

 La historia comienza en una oposición convocada en 2019 para cubrir dos plazas de Técnico Auxiliar de Turismo, proceso que termina con el nombramiento de dos compañeras por resolución de alcaldía de 22 de julio de 2020. Hasta aquí, todo normal.

 Una de las compañeras, después de firmar el acta de toma de posesión, se da cuenta de que hay un error en la misma, y que se le asigna un cargo de operario. Por otra parte, desde su primer día en la Oficina Municipal de Turismo se le dice que su puesto es de Informador Turístico, del mismo grupo y con el mismo CD que los de Técnico Auxiliar, pero con una diferencia fundamental: el trabajo en domingos y festivos, que las Técnicos tienen tasado en 100 horas al año. Como curiosidad, comentamos que las plazas de Informador Turístico fueron creadas a petición, entre otras, de las dos Técnicos Auxiliares que ahora comparten la Jefatura del Servicio.

 Pocos días después, se emite una rectificación al acta y se le asigna a la compañera el puesto de Informador Turístico, con un número de plaza distinto al asignado en la RA del 22 de julio.

 Sus recursos fueron denegados y tuvo que acudir al juzgado de lo contencioso-administrativo. Allí, el letrado del ayuntamiento intentó hacer valer que nuestra compañera no conocía la diferencia entre plaza y puesto. Curiosamente, la compañera había solicitado que se le explicara esa diferencia a través de un correo electrónico, que nadie tuvo a bien contestarle. Y no menos curiosamente, el juez le dio la razón a nuestra compañera en cuanto a su número de plaza y a su denominación, imponiendo además las costas procesales al ayuntamiento.

 No contento el consistorio con esta situación, presentó recurso de apelación ante el TSJC, objetando que tampoco el juez había sabido ver la distinción entre plaza y puesto. Y tampoco la vieron los magistrados del TSJC, que dicen textualmente:

 

“Frente a las alegaciones sobre confusión del juzgador entre puesto u plaza, hay que recordar que es la propia Administración la que, en una actuación procedimental francamente alejada de la claridad, nombra para una plaza con una determinada numeración, para en la corrección de errores introducir otra numeración so pretexto de corresponder a un puesto distinto de la plantilla…. Del sesgado expediente remitido por el Ayuntamiento, del que solo aporta un pequeño extracto de la RPT parcialmente ilegible, no cabe acoger el imaginativo argumento esgrimido por la Administración”.

 A pesar de que el fallo del TSJC desestima por completo el recurso de apelación del Ayuntamiento y le impone expresamente las costas procesales (de nuevo), un portavoz municipal contestó a los compañeros de UGT que “la sentencia no es muy clara, y lo que se hará es cambiar la denominación del puesto en la RPT (Informador Turístico) y que el código coincida con el de la Plantilla, sin entrar en más consideraciones, no siendo necesario modificar el resto de las características del puesto, dado que la sentencia no dice nada al respecto, y se limita a declarar que la funcionaria no es informador turístico, sino técnico auxiliar de la oficina de Turismo, y eso es lo que se va a reflejar en la RPT”, y lo entrecomillamos porque son sus palabras tal y como se han recogido en el borrador del acta.

 En esa línea, parece que ahora el Ayuntamiento ha decidido recurrir al argumento ad testiculum, y ha notificado a la compañera que se va a proceder a modificar la RPT, en cumplimiento de la sentencia del TSJC, renombrando su plaza de Informador Turístico como Técnico Auxiliar de la Oficina de Turismo, manteniendo, eso sí, todas las funciones que conllevaba el puesto. Vamos, una mera corrección estética destinada a crear diferencias entre puestos iguales.

 Sabemos que esta información no pilla de sorpresa a todo el mundo, porque nuestra compañera ha dado a conocer sus sentencias por lo menos a UGT y CSIF, ¿y cuál ha sido la actitud de estos sindicatos ante semejante escándalo? Teniendo en sus manos dos sentencias en las que casi se acusa al Ayuntamiento de trilerismo, unos se limitan a hacer una pregunta en la Mesa de Negociación, y los otros se ponen de perfil.

 
Desde USO queremos darle nuestro apoyo y animarla a no aflojar en este trance, aunque sabemos de buena tinta que NO LO VA A HACER. Ella también tiene argumentos a los que recurrir, como el conocido para testiculum los míos; tal vez debería estudiar si de las actuaciones se pudieran derivar responsabilidades penales, a ver si alguno de estos responsables políticos, y compañeros que no son compañeros de todos sus compañeros, no estarán yendo un poquito más allá de lo que permite la ley. Siempre presuntamente, claro. 

17 jun 2021

Tango "Mi noche triste": Por el amor perdido

La bibliografía del tango nos ha venido proporcionando un amplio análisis sobre “las poéticas del tango canción”, y en especial sobre las letras, referentes de la cultura de los argentinos en el mundo del tango.

 Hoy quiero comentar el tango, “Mi noche triste” de Pascual Contursi, por lo que tiene de letra abusiva del compadrito - guapo temible, proxeneta más o menos encubierto, presumido siempre de buen bailarín…. – y dominante de la mujer.  

 En ese tango, se recoge la renuncia de la mujer - al comportamiento machista del hombre - que cansada del desprecio decide abandonar la casa, en una actuación libre y autónoma, frente a una relacion que dejo de ser satisfactoria - hacía mucho tiempo – dando a la vez por iniciado un nuevo proyecto personal más ambicioso y en libertad.

 Y es entonces cuando el hombre abandonado, comienza a darse cuenta de la mujer que ha perdido, evocando en la nostalgia, la dependencia que siente hacia ella, y que la letra del tango de Pascual Contursi, recoge con detalle.

 Percanta que me amuraste

En lo mejor de mi vida

Dejándome el alma herida

Y espinas en el corazón.

 Y así, quien peco de egoísmo frente a la mujer, ahora llora su abandono sin consuelo, en lo mejor de su vida, esperando la noche por si vuelve a casa, un comportamiento, que deja muy atrás la arrogancia del hombre, acostumbrado a la soberbia de quien tiene en su casa a la mujer complaciente.

 De noche cuando me acuesto

No puedo cerrar la puerta

Porque dejándola abierta

Me hago ilusión que volvés

 De la letra de este tango se han hecho muchas interpretaciones, incluso aquellos que pretendieron dar sentido al abandono de la mujer, en favor de su libertad, para hacer su propio negocio en la prostitución, al margen del hombre. Una interpretación muy ajena, según mi opinión a la versión de Contursi que lo sitúa “en un joven inmigrante que confiesa tristemente el amor perdido”.

 Este es el perfil de los tangos de Contursi, y buena prueba de ello es lo que recogen entre otros “De vuelta al bulín, Flor de fango, Ivette…” que, versando sobre la mujer, relatan situaciones diversas todas vinculadas al abandono que hace la mujer, al hombre o dejando el barrio para acabar en el cabaret, pero siempre desde una opción libre e independiente.

 Son muchas las poéticas del tango canción, que nos descubren la relacion entre las personas y el medio en el que se vivió, en los años donde Argentina fue lugar de recogida de inmigrantes, de muchos países del mundo, y el tango no pudo estar ajeno a esa situación, depositando en sus letras el modo de vida, el barrio y la relacion entre personas.  


4 jun 2021

Pequeños retazos para entender el Tango (Segunda parte)

Compositores como Osvaldo Pugliese, que “aporto al tango composiciones armónicas de gran valor” como La Yumba, Negracha, Malandra, Horacio Salgan, destacado “arreglista musical” de tangos como, A fuego lento, La llamo Silbando, Grillito…. Homero Expósito, “inclinado a la metáfora vanguardista” por su influencia universitaria, autor de Oro falso, Percal, Yuyo Verde, Afiches…. Enrique Cadicamo, autor de La casita de mis viejos, Nostalgias, Tres Esquinas, al Mundo le falta un Tornillo…Alberto Castillo, de marcado estilo porteño y exagerado en gestos y vestimenta que contrasto con la elegancia de Carlos Gardel al que todos quisieron imitar. En su tango “Así se baila el Tango” deja clara su “arrogancia frente al otro”, Que saben los pitucos / lamidos y shushetas (petimetre) / que saben lo que es tango / que saben de compas / Aquí está la elegancia / que pinta / que silueta / que porte / que arrogancia / que clase pa bailar.

En este recorrido por las estrellas del tango, imprescindible citar al bandoneista Astor Piazzolla, inventor de una nueva manera de sentir e interpretar el tango, polémico donde los haya, que dividió y divide al público declarando que “Si, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás, yo voy a seguir adelante a pesar de ellos”.

Y bien que siguió, primero creando al grupo Octeto Buenos Aires que revolucionaria la estética del tango, musicalizando películas, poemas de Borges o escribiendo la ópera Maria de Buenos Aires, y luego impulsando el género creando obras maestras como la música en Adiós Nonino o Verano Porteño, entre otras muchas.

Con Carlos Gardel abrimos la lista de los cantantes de tango. El Morocho del Abasto, como se le llamaba en su barrio y sobre el que se tejió el “mito” de su vida. Magnifico cantante y actor de cine, que no solo triunfo en Argentina sino en otros muchos lugares como Paris, New York, etc., un cantante que también interpreto música folclórica, “campera” con su amigo Jose Razzano consiguiendo el reconocimiento para dar el salto al tango y hacerlo a partir de 1917 de forma significativa, con el tango Mi noche Triste.

Entre otros cantantes caben destacar, Edmundo Rivero - la voz ronca del tango y erudito del lunfardo - con el que lucio muchas de sus creaciones, entre otras, Amablemente, El Ciruja, Viejo Smoking, Anclado en Paris…. Roberto Goyeneche (El Polaco), caracterizado por su manejo de la pausa, acento y comprensión del texto que le hicieron único en el paisaje porteño, Angel Vargas, el cantor, que sin grandes alaracas, ni desgarraduras dramáticas supo abrirse paso, solo con su voz agradable y afinada, Julio Sosa el (Varón del tango) que con un estilo “recio” fue el último cantor al viejo estilo sin incursiones vanguardistas y Susana Rinaldi (La Tana) la cantante que desde la literatura se pasó al tango, y que con una “voz ronca, afinada y bien modulada” alcanzo el reconocimiento en el tango, del que dijo que “es mucho más  que una música popular, es una manera de ser, de reconocerse  y de entender la vida”.

Espero que estos retazos sobre el tango hayan servido para conocerlo un poco más, a la vez que a sus músicos, compositores y poetas, personajes que a todos los milongueros nos suenan, pero que muchas veces nos resulta difícil distinguir.

31 may 2021

LO DE LOS INTERINOS NO SE ARREGLA NI CON LA VACUNA DE PFIZER

UGT, CCOO Y CSIF RENIEGAN DEL PLAN DE ESTABILIZACIÓN DE ICETA, PERO LO QUE NEGOCIAN CON EL AYUNTAMIENTO ES LO MISMO.

Buenos días, compañeros:

Es posible que a más de uno se le haya atragantado el desayuno, cuando se ha encontrado en el periódico un artículo acerca de la problemática de los interinos, en el que vertían su docta opinión alguno de los destacados representantes sindicales de este nuestro ayuntamiento. Quizás haya disfrutado con las temblorosas lágrimas a punto de aflorar de la representante de UGT, al pensar en el gran drama humano. O puede que haya empatizado con la furia justiciera del representante de CSIF, que señala la falta de sanciones a la administración frente a la desprotección de los interinos. O ha podido pensar que no puede estar más de acuerdo con la representante de CCOO, que en este caso no desempeña su labor en nuestro ayuntamiento, cuando asevera que la propuesta del gobierno es inasumible. Todos ellos, por cierto, lamentando que no se cumplieran los acuerdos de estabilización de empleo de los años 2017 y 2018.

Para el que lo haya olvidado, el acuerdo de 2017 es el conocido popularmente como “acuerdazo de Montoro”, firmado con los representantes de UGT, CCOO y CSIF. Pretendía resolver el problema de la temporalidad en la administración mediante una oferta pública de empleo de 250.000 plazas; las plazas de los interinos, por supuesto. El mecanismo de estas oposiciones sería el de concurso-oposición libre, o sea, que estarían abiertas a todos los ciudadanos, pero se tendría en cuenta y se computaría el tiempo que se llevara trabajando para una administración pública. Los requisitos de las plazas a ofertar no tenían en cuenta si se había cometido fraude de ley con sus ocupantes, de hecho, sus ocupantes daban lo mismo: se estabilizaban las plazas, y punto. Tampoco entonces se contemplaba ninguna sanción para las administraciones, ni la posibilidad de indemnizar a los interinos que perdieran su plaza.

En 2018, y con los mismos interlocutores, se firmó el “II Acuerdo Gobierno-Sindicatos para la mejora del empleo público y las condiciones de trabajo”. Mucho menos publicitado que el anterior, mantenía las mismas líneas de actuación en el tema de la estabilización de empleo, aunque sin entrar a cuantificar el número de plazas, esta vez.

Curioso, cuando menos, que los sindicatos que firmaron estos acuerdos que tanto añoran vean alguna diferencia con la propuesta del actual gobierno, que parece un corta y pega de los mismos. Y que se rasguen las vestiduras y se lamenten como plañideras por el drama humano de los interinos, cuando ellos han seguido negociando en la misma línea con este nuestro ayuntamiento: se estabilizan las plazas, y punto. Pueden alegar, y lo hacen, que han intentado mejorar hasta el límite las condiciones del concurso para beneficiar a los interinos, pero ninguno de ellos se acuerda de la sentencia del TJUE del 19 de marzo de 2020, que dice en uno de sus numerosos párrafos:

A mayor abundamiento, por lo que respecta al hecho de que la organización de procesos selectivos ofrece a los empleados públicos que hayan sido nombrados de manera abusiva en el marco de sucesivas relaciones de servicio de duración determinada la oportunidad de intentar acceder a la estabilidad en el empleo, ya que, en principio, pueden participar en dichos procesos, este hecho no exime a los Estados miembros del cumplimiento de la obligación de establecer una medida adecuada para sancionar debidamente la utilización abusiva de sucesivos contratos y relaciones laborales de duración determinada. En efecto, como señaló, en esencia, la Abogada General en el punto 68 de sus conclusiones, tales procesos, cuyo resultado es además incierto, también están abiertos a los candidatos que no han sido víctimas de tal abuso.

Si la traducimos al cristiano, la sentencia nos viene a decir que hacer un concurso-oposición libre para estabilizar las plazas no es una solución ajustada al derecho europeo, pero parece que invocarla es pecado mortal. La posición de USO en la problemática de la estabilización del empleo temporal no ha cambiado en los últimos años, aunque por ello nos hayan tachado de ingenuos y nos hayan acusado de vender humo. Ante todos estos problemas derivados de la contratación temporal y precaria muchas veces en fraude de Ley, SIEMPRE HEMOS PROPUESTO Y SEGUIMOS PROPONIENDO LAS SIGUIENTES SOLUCIONES:

Aplicar el artículo 61, punto 6 del TREBEP, para el personal funcionario interino, mediante un Concurso Excepcional de Méritos, que se establecerá por Ley, para conseguir su fijeza.

     Aplicar el artículo 61, punto 7 del TREBEP, para el personal laboral Indefinido No fijo, temporal y/o eventual con contratos en fraude de Ley, mediante un Concurso de valoración de méritos, tal como establece el citado artículo, para que sean considerados a todos los efectos personal laboral fijo.

En ningún momento hemos pedido que se vulnere la ley, ni que se aplique de forma sesgada, pedimos que se utilice una herramienta legal prevista en nuestro ordenamiento jurídico, para lo cual solo hace falta voluntad política. Quizás si estos sindicatos, cuyos representantes se mesan los cabellos y se rasgan las vestiduras en público, nos hubieran apoyado en esta iniciativa desde el principio, ahora no tendríamos planteado este drama humano.

Seguiremos informando, hasta pronto.

30 may 2021

El Lábaru, bandera del pueblo cántabro

Marcos Martinez Romano

No existe identidad colectiva en la que no jueguen un papel fundamental aquellos símbolos que ayudan a expresarla, reproducirla y construirla. Símbolos que actúan como representaciones gráficas que configuran y definen la identidad de una comunidad determinada a lo largo del tiempo. Desde el recuerdo de su historia en común hasta el esbozo de un horizonte compartido hacia el futuro. Representaciones gráficas que contribuyen a otorgar a los miembros de la comunidad a la que representan un sentimiento de pertenencia e identidad colectiva. Y que actúan como marcadores que ayudan a imaginar -y por lo tanto crear- la imagen de esa comunidad, diferenciándola del resto.

Por eso este texto trata sobre el Lábaru cántabro, el símbolo con el que, a día de hoy, una mayoría de cántabros y cántabras nos identificamos como tales. Ligándonos a través del mismo al pasado de nuestro pueblo (más o menos historiográficamente verídico o más o menos construido, como en los relatos de toda nación o región) y proyectándose hacia el futuro como comunidad humana y política que quiere caminar hacia adelante con sus propios pies.

 Un poco de historia

 El origen del Lábaru se remonta a la voluntad de encontrar una conexión entre la Cantabria contemporánea (en diferentes épocas históricas a partir de la Edad Moderna) y el pueblo cántabro prerromano. Y su denominación se debe a una confusión entre el estandarte utilizado por los romanos llamado labarum y el estandarte utilizado por los antiguos cántabros denominado cantabrum. El historiador José Ángel Hierro Gárate, apuntaba en su artículo de 2016 'El Lábaro olvidado' que “a comienzos del siglo XVII varios eruditos españoles establecieron, a partir de una interpretación errónea de fuentes escritas y numismáticas de época romana, que el Cantabrum y el Labarum eran el mismo estandarte y que su insignia o motivo principal tenía forma de X”.

 

Así mismo, ofrecía ejemplos de los primeros usos de símbolos denominados como Lábaro para identificar a Cantabria en diferentes ámbitos: “Así, cuando en 1715 se crea el Regimiento Cantabria de infantería de línea mediante la unión de otros cuerpos anteriores de origen vascongado, se elige como emblema para él el Lábaro Cántabro”. Que el origen de estos cuerpos fuera vascongado se debía a la teoría vascocantabrista, por entonces en auge, que pretendía hacer pasar a los vascos de entonces por herederos de los antiguos cántabros.

 Sin embargo, Hierro Gárate también señala que “el uso de ese símbolo no se limitó a aquellos vascos dieciochescos que se creían cántabros. Sin salir del ámbito militar, pero ya en nuestra tierra, lo encontramos representado en una bandera que perteneció a alguna de las unidades de la División Cántabra levantada por Díaz Porlier en Liébana durante la Guerra de la Independencia [...] Esta enseña, casi con toda seguridad del Regimiento de Húsares de Cantabria, presentaba una cruz de San Andrés, con un brazo rojo y otro amarillo, sobre fondo blanco y en el centro un escudo con unas armas inequívocamente montañesas (torre, cadena rota y barco atravesando esta última) acompañadas de un león rampante y del emblema de la caballería ligera española de inicios del XIX: un sable y una palma cruzados. Y en los extremos del aspa, otras tantas pequeñas X blancas y negras. O lo que es lo mismo: otros tantos pequeños Lábaros, indicadores del carácter inequívocamente cántabro de la unidad militar a la que pertenecía”.

 Dando un gran salto adelante llegamos hasta los años setenta del siglo XX, cuando se crea la bandera que hoy conocemos como Lábaru cántabro.

 En aquellos años se estaba produciendo el proceso de movilización social y política que culminaría con la creación de la Comunidad Autónoma de Cantabria. Para ello, en 1977 se había creado el Organismo Unitario para la Autonomía de Cantabria (O.U.A.C.) compuesto por fuerzas políticas ligadas a la izquierda, sindicatos y asociaciones cantabristas.

 En ese Organismo se produjo el debate sobre qué bandera tendría que representar a la que acabaría siendo Comunidad Autonóma de Cantabria. Y tres propuestas estaban sobre la mesa: la bandera de una de las asociaciones pertenecientes a dicho organismo, A.D.I.C. (Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria), de colores verde, gris y azul, la bandera blanquirroja que acabó siendo la elegida, y el Lábaru, creado por Luis Ángel Montes de Neira, perteneciente a otro de los colectivos que formaban parte de ese Organismo Unitario: Cantabria Atropá (Cantabria Unida).

De la bandera creada por Montes de Neira apuntaba Hierro Gárate en el artículo ya citado anteriormente que su diseño “pretendía recrear el Cantabrum con criterios más que discutibles desde un punto de vista histórico”.  Así mismo, Manuel Alegría, historiador y coordinador de esta serie, en un comentario realizado en sus redes sociales hace unos años apuntaba que “a instancias de Revilla, ADIC ofreció el apoyo a la blanquirroja en detrimento de la suya propia, con tal que no se eligiera el lábaru, defendido Cantabria Unida, cuyo máximo representante, Luis Ángel Montes de Neira, fue el que dio a conocer las raíces históricas de este estandarte”.

Rafael de la Sierra


La bandera blanquirroja ganó el debate y, a partir de entonces, presidió todo acto de reivindicación autonomista. Más tarde, con la consecución de la autonomía, quedó plasmada como bandera oficial de Cantabria en nuestro ordenamiento jurídico.

 A partir de estos hechos, el Lábaru cántabro quedó en un cierto olvido durante los años ochenta. La bandera blanquirroja -cuyos orígenes históricos argumentados por sus defensores para ser la elegida están hoy ya demostrados como falsos historiográficamente- pasó a ser la que durante un tiempo sirvió para identificar al pueblo cántabro como tal. De esta forma, durante la década de los ochenta se convirtió en hegemónica. En el espectro político del cantabrismo, tanto el P.R.C. como el intento frustrado de candidatura nacionalista impulsada por Rafael de la Sierra (A.N.A.C.) utilizaron esa bandera y sus colores.

 Fue en la década de los noventa cuando el Lábaru volvió a hacer aparición en la escena pública de forma relevante. A nivel social, comenzó a estar presente en espectáculos y actos de masas, como por ejemplo en los dos partidos jugados por la Selección Cántabra de Fútbol en 1997 y en el año 2000, contados hace pocas fechas en esta serie por Aitor Aleixandre. Y, a nivel del cantabrismo político, la aparición del soberanismo cántabro organizado en forma de asociaciones juveniles como Regüelta o partidos políticos como el Conceju Nacionaliegu Cántabru, que utilizaban el Lábaru en sus actividades, ayudó a recuperar el uso de dicha bandera en un tono reivindicativo.

 Pero fue a partir de la primera década del siglo XXI cuando el Lábaru cántabro comenzó a hacerse cada vez más popular, hasta llegar a ser el símbolo mayoritario para identificar al pueblo cántabro. Es a partir de entonces cuando empieza a ser utilizado de forma mayoritaria en espectáculos deportivos y culturales, así como en diversos actos reivindicativos. Además, a nivel del cantabrismo político, su uso pasó a ser habitual. Empezando por el partido hoy hegemónico, el P.R.C. -que en los setenta lo había desechado en favor de la blanquirroja- hasta llegar a partidos de la nueva ola de la izquierda que asumieron elementos cantabristas como Podemos, que en 2015 llegó a reivindicar su inclusión como bandera oficial de Cantabria en el Estatuto de Autonomía. Pasando por Cantabristas, formación que hoy representa el soberanismo cántabro, recogiendo el testigo de las formaciones citadas en el anterior párrafo.

 Esta realidad social fue la que obligó a las instituciones públicas a adaptarse a las dinámicas sociales y a la expresión de la voluntad popular. Y, por ello, aunque de forma un tanto descafeinada, el Parlamento de Cantabria reconoció al Lábaru como “símbolo representativo e identitario del pueblo cántabro” en 2016. Eso sí, con el voto en contra de la derecha españolista, quien nunca ha terminado por asumir el hecho identitario y político cántabro.

 El lábaru hoy

 Más allá de interesantes debates históricos, lo verdaderamente trascendental de una bandera no reside en su nivel de "autenticidad" histórica, sino en su capacidad para identificar a un conjunto de gentes como miembros de una misma comunidad política y, a la vez, servir como elemento aglutinador de esas gentes a la hora de construir un proyecto político propio hacia el futuro. Si hace cuarenta años fue la bandera rojiblanca la que actuó en ese sentido, hoy es el Lábaru, si cabe en mayor medida, el símbolo alrededor del que la mayoría social de esta tierra puede autoreconocerse como un sujeto político propio con derecho y capacidad de construir su propio camino.

 Y digo que en mayor medida por una razón. Porque, a pesar de que lo importante es lo que una bandera exprese en el presente y no su origen histórico, los argumentos históricos utilizados para legitimar la bandera blanquirroja evocaban una forma de pensarnos muy diferente a los utilizados para la defensa del Lábaru. Mientras que en el primero de los casos nos llevan a un marco mental de subalternidad regionalista con la nación española, en el segundo se relacionan con un marco de pensamiento mucho más proclive a imaginarnos como entidad política soberana.

 En su texto ya citado, Hierro Gárate afirmaba que “todos los que en algún momento se han considerado descendientes de los antiguos cántabros han tratado de establecer un vínculo identitario con ellos. Y lo han hecho de la misma forma: recreando el estandarte al que estos dieron nombre”. Y es ese marco mental de la identificación con la Cantabria prerromana, el que creo que marca la diferencia con respecto al ligado a la conquista de Sevilla en el siglo XIII por parte de marineros montañeses. Este último difundido aún por un sector encabezado por el presidente Miguel Ángel Revilla.

 Decía antes que el Lábaru es el símbolo desde el que nos pensamos como pueblo que dibuja su propio camino. Pero no solo nos ayuda a imaginar ese camino, sino que nos ayuda a imaginarlo en sentido progresista y democrático. Porque el Lábaru está presente en las movilizaciones feministas, en defensa de los servicios públicos, contra los atentados al medio ambiente y nuestro territorio, en solidaridad con otros pueblos del mundo o en defensa de los derechos de las personas refugiadas. Además de ser una bandera que ha sido asumida por aquellos colectivos que defienden los derechos de la comunidad LGTBI.

 Es decir, el Lábaru, hoy en día, es una bandera asociada a la expansión de derechos y a la construcción de una identidad colectiva abierta y no excluyente. De la que puedan formar parte todas aquellas personas que lo deseen. Ese es el camino que muchos y muchas queremos para la Cantabria del siglo XXI. El de un pueblo consciente de sí mismo y con voluntad de construir un futuro en común con todas aquellas personas que quiera formar parte de él, sin tener que renunciar a su identidad individual o a cualquier otra identidad colectiva. Sin ningún tipo de discriminación. Porque no se utiliza contra nadie, sino para identificarnos en nuestra diversidad como miembros de una comunidad humana y política llamada Cantabria que se proyecta hacia el futuro orgullosa de sus valores democráticos.

 Para terminar, quiero expresar mi deseo y aspiración de poder seguir dando pasos en el reconocimiento del Lábaru como símbolo de Cantabria hasta lograr que sea incluido en nuestro Estatuto de Autonomía tras un debate colectivo de la sociedad cántabra. Un debate colectivo que supere la mera cuestión simbólica y llegue a todos los ámbitos de nuestras vidas. Porque el autogobierno es una herramienta para mejorar la vida de la gente y profundizar en él una forma de obtener más capacidad para decidir nuestro futuro con el objetivo primordial de mejorar las condiciones de existencia de los cántabros. Y, para poder hacerlo, reconocer de forma plena los símbolos que nos hacen autopercibirnos como un pueblo diferenciado y capaz de remar en común hacia adelante es un paso necesario, aunque quienes quieran negarnos el futuro nos lo vendan como accesorio.