4 ene 2021

Hasta cuando se tiene que esperar

Un hecho sin precedentes, así lo calificaron los medios de comunicación cuando ocho organizaciones suscribieron el “primer análisis de las prioridades regionales de Cantabria”.

Después le siguieron unos cuantos más a instancia del gobierno regional, universidad, consejo económico y social, patronal y otros frutos de la “concertación regional, desde aquel primero del año 1985. PCE, CDS, ADIC, USO, CCOO, COES – CEPYME y UNIPIMEC, fueron las organizaciones que agrupadas en la “Mesa Regional para Cantabria” trabajaron durante diez meses en torno a los problemas prioritarios de la región, que resultaron ser, el paro, las comunicaciones e infraestructuras, la política industrial y política agraria, con mayor hincapié en la ganadería.


Recuerdo que por aquel entonces también le preocupaba al gobierno de turno, representado por Angel Diaz de Entresotos, y a los partidos presentes en el parlamento – Coalición Popular, Psoe y Prc – la aportación colectiva que hacíamos a modo de listado de prioridades. Algunos como ahora entendían que se trataba de un programa de gobierno, que debían rechazar por considerarlo una intromisión en la representación legitima del parlamento.

Y nada mas lejos de nuestro objetivo, aquel trabajo colectivo entre organizaciones plurales no fue más que una aportación a la política en general de todos para un trabajo común que ayudase a salir de la situación de crisis que afectaba muy directamente a los cántabros. Han pasado muchos años, demasiados para seguir hablando de planes de reindustrialización, del paro que sino es por una causa es por otra azota a Cantabria sin piedad, de hojas de ruta para la Cantabria 2030, etc., planes que, igual que aquellos todavía están sin conseguir, acuerdos que se pactan para el papel y que solo son útiles para la campaña electoral.

Hoy volvemos hablar del desempleo y como ayer ponemos recetas que la “mesa regional del 1985” ya consideraba prioritarios. Como, por ejemplo, los fondos municipales contra el paro, las ayudas a las pymes y autónomos o la priorización para estas en la realización de las obras que pudiera ejecutar la administración regional y ayuntamientos, incluso el embrión de la concertación regional actual que por aquel entonces proponíamos como una Comisión Regional de Empleo, formada por el Inem, la consejería de empleo, sindicatos y 2 empresarios.

Y que decir de los múltiples planes de formación profesional que hoy se proponen, también ayer se fomentaban entorno a “una planificación racional de la formación profesional en las distintas especialidades de acuerdo con las expectativas del mercado de trabajo”.

La política regional de hoy una y otra vez, se tropieza con los problemas sociales de los ciudadanos, sin que parezca los pueda resolver sin la pelea reivindicativa, como ejemplo la vivienda, pues bien también la mesa regional de entonces proponía medidas de acción social ante el gobierno de turno por ejemplo el “establecer un convenio entre la administración y la caja de ahorros para financiar la vivienda y el pago del alquiler para los parados, o un fondo de ayuda para paliar las necesidades urgentes (alimentación, ropa, etc.) y/o la creación de un servicio Cooperativo para que con la mediación de la Diputación Regional no se c errase ninguna empresa sin antes ofrecerla a los trabajadores con la mínima garantía de viabilidad, propuestas entorno al cooperativismo que hoy la concertación regional también propone en su actual acuerdo sobre el empleo.

Cuando leo, los planes de reindustrialización que se han venido pactando en los sucesivos años, entre administración, sindicatos y patronal, veo enormes similitudes con los recogidos en aquellas prioridades de la “mesa regional”.

En aquellos años, también se hablaba de crisis industrial, aunque con más fundamento al estar inmersos en la famosa reconversión industrial que dejo a Cantabria fuera de las zonas de urgente reindustrialización ZUR.

Hoy igual que ayer, se habla de las grandes empresas de su financiación, de sus domicilios fiscales y de sus decisiones que se encuentran fuera de nuestra región, de la necesidad de potenciar en desarrollo tecnológico e innovación, de los polígonos industriales, de la formación profesional, de la promoción industrial para comarcas en crisis como las del saja Besaya y Campoo de la financiación siempre difícil de las pequeñas y medianas empresas de su inclusión en el Consejo Económico y Social, pendiente de constituirse, etc., planes y propuestas industriales que se repiten sin límite una y otra vez.

Y así hasta el infinito, han pasado más de treinta años, desde aquel primer análisis de “Prioridades Regionales de Cantabria”, y seguimos igual, cada año un nuevo plan que se repite en términos generales, con bronca entre el gobierno y los agentes sociales, y sin que seamos capaces de visualizar el futuro y las especialidades a las que se va a dedicar nuestra región, con un presupuesto escaso y con liderazgos políticos en los partidos que dejan mucho que desear, que pena.


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