El tango es macho, frase que ha caracterizado casi en exclusividad, la vida de los milongueros de siempre, y que refrendo Julio Sosa (El varón del tango) con su poema lunfardo “Pido permiso señores”, poema que le dio al tango un valor extraordinario de machismo, que no hizo más que exagerar una condición más que dudosa, y rechazada por muchos, especialmente por el movimiento feminista, cada vez más arraigado en el tango.
Dice este
poema en una de sus estrofas, con excesiva rotundidad, que “el tango es
macho”, que por lo visto lo usaban las madres de aquel entonces para
acunar, en la niñez, a quienes lo pasaron mal entre la miseria, y hambre,
haciendo del tango su condición de macho y fuerte, entre olor a vida
y gusto a muerte.
Sentimientos
profundos que para el milonguero han sido referentes para convertir al tango
como algo casi espiritual, que le engaño y le hizo pasar la vida masticando
sueños, como un árbol que nunca dio fruto. Una triste historia personal de
la que se apropió el tango de forma genérica, convirtiéndolo en un perro sin
dueño mientras que cuando lo tuvo, con nombre de mujer, se desangro en besos,
hasta convertirlo en una canción triste, en la que envolverse.
Y ahora quien
es capaz de decir que el tango no es macho, que el tango no es más que el
pensamiento triste que se baila como diría Enrique Santos Discépolo, a ese
tango me estoy refiriendo, al tango macho bailado e interpretado por
milongueros del mundo donde caben todos sin discusión de género, - heteros,
homosexuales y lesbianas - todos y todas por mucho que se empeñe la historia en
no reconocerlos, o marginarlos hasta convertirlos en invisibles, al menos hasta
ahora.
Por eso
quiero bajar un poco los humos al tango de hoy, ponerle a ras de tierra,
situarle a nivel del entretenimiento, personal y colectivo más allá del
“sentimiento” exagerado, que todavía hoy camina en muchos milongueros empeñados
en bailarlo, como si en cada una de las tandas se acabara el mundo.
Y desde este
punto de vista, reclamo para la milonga generosidad para con el nuevo tango,
generosidad para apartar de una vez por todas la consabida frase de “esto no es
tango”, frase con la que hemos vivido demasiado tiempo entre la contradicción del
tango tradicional, con sus letras, musicalidad, autores, cantantes, códigos, y
un largo etc., y el futuro que se abre con el nuevo tango ascendente.
El futuro
del tango es plural, y está abierto a todo, y a todos, capaz de descubrir
nuevos espacios musicales, letristas, compositores, incluso para reconvertir el
tango tradicional en tangos modernos expresados con la música electrónica.
Hasta ahora
nuestro tango se expresaba sobre una tradición literaria, con unos textos
capaces de emocionarnos y que sin duda debemos reconocer como parte fundamental
de la historia. Pero no debemos cerrar la puerta al tango de hoy, a su
musicalidad e interpretación, a los grupos como Gotan Project, Tanghetto,
Bajofondo, entre otros muchos, que están fomentando un tango diferente, y
nuevas milongas, donde suenan de forma alternativa el tango tradicional y el
neotango, que invita a nuevas formas de bailar y escuchar el tango asociado,
entre otros a Astor Piazzolla y Rodolfo Mederos figuras fundamentales de esta
revolución tanguera.
Así que, generosidad para el nuevo tango y mucho respeto para esos grupos y compositores empeñados en dar al tango ese punto de modernidad que necesita, y abajo con los tópicos del machismo que todavía hoy perduran en muchos milongueros y que están haciendo tanto daño.
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ResponderEliminarGracias por compartirlo.