El pasado mes de noviembre, publicaba el periodista Miguel del Rio Martínez un artículo titulado “tres millones de parados y 120.000 puestos sin cubrir”, comentando en su preámbulo, “que se estaban creando sociedades dependientes de las ayudas sociales” y con ello ciudadanos que estaban “dejando al lado el trabajo y el esfuerzo personal” para vivir de las ayudas sociales, argumentos, con los que no estoy de acuerdo y que espero rebatir desde mi condición de sindicalista.
Dice el
amigo Miguel que “existen demasiados sectores productivos que no encuentran
trabajadores” y apela a la tasa de desempleo en Cantabria situada a finales del
año 2021 en unos 36.814 parados.
Por mi parte,
he acudido a la oferta de empleo que recoge la página Web de la Dirección
General de Trabajo, para constatar que solo se ofertan 125 puestos de trabajo,
entre ellos 7 administrativos,1 para sector agrario, 2 automoción, 4 comercio,
8 para la docencia,3 industria de la madera,1 para el textil,9 mantenimiento y
reparación, 24 sanidad principalmente por el Covid, 6 para el sector de seguros
y finanzas, 6 servicios a las empresas, 5 del transporte,13 turismo y hostelería,
7 para obras publicas y edificación, 21 industria pesada y construcción
metálica, 3 industria alimentaria, 1 electricista,1 para la pesca y 12 para
servicios a la comunidad.
En su
inmensa mayoría para Pymes, que demandan no solo formación profesional suficiente
sino una experiencia mínima de seis meses, limitaciones en la oferta, que por
desgracia superan la voluntad de los demandantes y que requieren de la
colaboración de la Administración para superarlo. Por lo que afecta al salario
y condiciones laborales, en todas se ofrece las previstas en el convenio
colectivo.
Conclusión
una oferta escasa, diversificada por toda la región, por lo que resulta
imprescindible disponer de medio de locomoción, en condiciones económicas las
previstas en el convenio - en el mejor de los casos - cuando no para puestos de
trabajo piratas, y por supuesto de carácter temporal.
En estas
condiciones coincido contigo “que hay actividades duras de aceptar” pero de
ninguna manera, que haya trabajadores que se conformen con la miseria de las
ayudas, por cierto rigurosamente controladas por la Administración, y que
requieren de un cumplimiento, siempre vinculado entre otros a no rechazar un
puesto de trabajo.
Y ya puestos
no estaría demás, que recordaras la buena aceptación que tienen los trabajadores
españoles en otros paises de la Unión Europea, trabajadores muy especializados,
que emigran a nuevos trabajos y mejor pagados, buscando abrirse un futuro que
hoy por hoy se les niega en nuestra región, por cierto, que he leído en el
diario montañés que la consejera de la presidencia, tiene habilitado un presupuesto
para recuperar trabajadores cántabros hoy en la emigración, por algo será.
Dejas entrever en tu articulo que
muchas de las ayudas que se conceden son otorgadas digamos de forma caprichosa,
ayudas concedidas con criterios de interés “político” y nada mas lejos de la
realidad. Las ayudas económicas que se conceden están ajustadas a la ley y son concedidas
después de un riguroso control del cumplimiento de las normas legales.
Es cierto que, en este momento de
crisis, se han ampliado estas ayudas, pero en su inmensa mayoría se conceden
por el cierre temporal de las empresas, y en cantidades siempre quedan
referenciadas por la cotización que estaban haciendo antes de la percepción de
la ayuda, por lo tanto, de gratuidad nada de nada.
Citas los fondos europeos como
ingresos extraordinarios para cubrir también la necesidad social, “subvenciones,
ayudas,
subsidios, prestaciones, bonos sociales” … y eso no es asi. La economía y las
empresas de nuestro país tienen muchas deficiencias y estas ayudas tiene su
mirada en ello, además están perfectamente controladas por la Unión Europea.
Es cierto que están abiertos algunos
debates en la Unión Europea vinculados al “salario social” a prestaciones
asistenciales de forma estable, pero no son por gratuidad intencionada o
interés político electoral, sino porque los puestos de trabajo a futuro, no van
a ser suficientes para cubrir la demanda ciudadana, de ahí, que se hable de
reducir el tiempo de trabajo y la productividad de los que se vayan creando,
empleos que esperemos sean de cierta calidad y debidamente remunerados, porque
estarás conmigo que una familia mal se puede arreglar con un salario mínimo de
mil euros.
Confió haber aclarado mi posición
para esta crítica, que al final es la tuya “echar una
mano en lo que se pueda, para una sociedad justa, cooperativa y solidaria,
especialmente con los que más lo necesitan”, de eso se trata, afrontar la
necesidad ciudadana en su justa medida.
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