Recientemente me suscribí a la publicación de tango METAFIERRO – The Tango Arts Magazine encontrando entre sus páginas un artículo que me ha llamado la atención. “Los burócratas del tango” de Ricardo Schoua - Director de la revista digital Tango y Cultura Popular - donde se hace una crítica a los “advenedizos” musicalizadores del tango, que someten a los milongueros a “tandas insufribles, con orquestas aburridas y cantantes intrascendentes”.
Desde este
comentario a los musicalizadores de la nada en Argentina, y añado yo también en
Europa, solo cabe hacerse una pregunta ¿porque se acepta este tipo de musicalización?.
Según
Schoua, porque ya se asume como costumbre consolidada, porque existe cierto temor
a cuestionar la música, a criticar los tangos que se ponen, so pretexto de ser
acusado de falta de conocimiento por los que dirigen y/o adulan a los
promotores del negocio de la milonga, en definitiva, porque están convencidos
que los que van a bailar, solo lo hacen por hacer pasos sin importarles la
música.
Desde estos
mimbres cualquier musicalización vale para una “tarde de domingo”, aunque, nada
más sea para atiborrarla de tangos que se repiten una y otra vez de milonga a
milonga, provocando el aburrimiento, e incluso las ganas de bailar.
Sin ninguna
duda hay que replantearse las milongas, hay que dejar a un lado a los Dj
“burócratas” que solo hacen musicalizar canciones, en tandas repetitivas y
música añeja, que cierra los espacios a nuevos tangos, a otros cantantes y
orquestas que se quieren hacer hueco en este difícil mundo del tango.
Concluye
este comentario tanguero, haciendo una llamada a recuperar las milongas, los
encuentros y festivales con orquestas en vivo. No se me escapa las dificultades
que esto tiene por ejemplo en Europa, pero lo que sí se puede hacer es cuidar
la musicalización de la milonga, para acabar con esa especie de copia que de forma
reiterada se repite vayas a la milonga que vayas.
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