2 jul 2010

Para que el Plan de Empleo de Cantabria

El Plan de Empleo de Cantabria no deja de presentar damnificados. Ahora le toca a CCOO quejarse amargamente, se siente abandonado por el Gobierno Regional, porque éste ha silenciado respuestas y compromisos adquiridos. Se trata de un episodio más, entre otros, antes fueron UGT y la CEOE. Todos, antes o después, han puesto el grito en el cielo pidiendo que se convoque la Mesa de la Concertacion.


El problema es ¿qué mesa y para qué? Parece que todavía no se han enterado que en estos momentos todo ha saltado por los aires; el Gobierno Regional tiene otras preocupaciones y entre las urgentes y prioritarias no está la de atender reuniones de corte institucional con agentes sociales.


El Plan de Empleo firmado ha quedado en nada, palabras, solo palabras y más palabras, que justificaban un acuerdo, sin efecto, que no obstante, el Gobierno Regional ha sabido utilizar muy bien para pasar el mal trago del debate de los presupuestos regionales.


En el plan leímos que se adoptaban “medidas excepcionales concertadas, capaces de aportar soluciones y de generar confianza en la ciudadanía” o la “apuesta por el cambio del modelo productivo” o que se produciría la “promoción de la contratación indefinida, transformando contratos temporales en fijos, con los que alcanzar los 10.897 empleos”, incluso rizando el rizo, se atrevieron a proponer “impulsar la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo”. Las pruebas nos demuestran, como digo, que éstas son solo palabras ya que ninguna se ha traducido en medidas eficaces.


No hay respuestas eficaces en un país de paro creciente, en el que el IVA hará incrementar los precios de forma exagerada y los trabajadores perderán todavía una mayor capacidad adquisitiva. En un momento, en el que estamos sometidos a una reforma laboral que lastra cualquier buena voluntad que pudiera contener el Plan de Empleo Regional. También estamos pendientes de una reforma fiscal a nivel nacional que deja en suspenso las iniciativas regionales en esta material. En este panorama debemos afrontar una convocatoria de una huelga general y explicar qué está sucediendo. Mientras, los funcionarios cabreados consideran que sólo la justicia puede para parar la agresión que están sufriendo sus salarios, los jubilados y futuros pensionistas perdidos no saben qué podrían hacer.


La complejidad de este contexto me obliga a pensar que estas reclamaciones sobre la puesta en marcha del Plan de Empleo Regional no son más que fuegos de artificio. Me parece que, a estas alturas, son muy pocos los que se preocupan por la marcha del PSIR de Marina de Cudeyo, por las obras del frente marítimo del puerto de Santander, o la reordenación de la estación de ferrocarril de nuestra ciudad, máxime cuando se está tratando de quitar importancia a la llegada del AVE.


Cantabria no vive al margen de la economía nacional, y mucho menos cuando se trata de grandes reformas. Por esta razón, en mi opinión parece más eficaz en estos momentos cerrar filas en torno al gobierno regional – ya vendrán las elecciones políticas – y ponerse de acuerdo en las nuevas prioridades. Un acuerdo en este presente, en este contexto que requiere una lectura nacional, facilitaría la salida de la crisis en Cantabria. Es un momento para impulsar acuerdos más allá de lizas electoralistas, aunque hasta la fecha, las buenas intenciones –también en este aspecto- parecen ser de nuevo buenas palabras.

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