Y llego el fatídico 2 de marzo de
1992, Sniace presentaba suspensión de pagos y abría la caja de los truenos, de una
de las resistencias sociales más importante de Cantabria por muchos años, referente industrial de la región que llego agrupar a mas de 3000 trabajadores, ahora con apenas 750, entraba en suspensión por importantes pérdidas económicas acumuladas desde 1979.
En aquel momento el principal
acreedor de la deuda era el Banesto, entidad que con cinco mil millones de las
antiguas pesetas, controlaba más de la mitad de las acciones, y ante quien los
trabajadores cargaron todas sus iras en la pelea sindical, la Seguridad Social,
la Confederación Hidrográfica del Norte y el Banco Atlántico, cerraban la lista de
acreedores con quien negociar.
Los sindicatos de aquel entonces
en el Comité de Empresa (UGT, SU, CCOO, USO, SIS) tenían muy claro que no
bastaba con llegar acuerdos con los acreedores para sacar la empresa
adelante, la deuda del Banesto era
demasiado importante como para soportarla en el tiempo, de ahí que los
trabajadores se empeñaran en obtener la quita de al menos una parte sustancial
de la deuda del Banesto y así poder acometer actuaciones sin tener que mirar
por el rabillo del ojo lo que Banesto pudiera hacer en cada momento. El
principal defensor de esta línea argumental fue José María Gruber, portavoz del
Sindicato Unitario, que jugo una baza decisiva en la presión sindical.
Evidentemente la empresa a través
de una consultora, que si no recuerdo mal se llamaba Copysa, presento un plan
de viabilidad que entre otras reducciones planteaba un ajuste drástico de la
plantilla y que el comité de empresa rechazo desde el primer día, dejando
constancia que solo admitiría posibles ajustes de empleo, si estos fueran no
traumáticos.
El primero de los políticos que
se posiciono a favor del futuro de Sniace fue el Presidente de aquel entonces Juan
Hormaechea, quien llego a sugerir la reconversión de la deuda de Banesto en
acciones, a la vez que acusaba de cierta culpabilidad a la Confederación
Hidrográfica del Norte, en su empeño radical por cobrar el canon
multimillonario por los vertidos al río besaya.
Para el presidente Hormaechea
Sniace no solo era necesaria por el empleo y su capacidad industrial, sino
entre otras por el alto consumo de madera de los montes de Cantabria, y
empresas subsidiarias que le llevaron “apoyar” las reivindicaciones de los
trabajadores, con más o menos rigideces,
dependiendo de las puntuales actuaciones del gobierno de la nación y de las
judiciales que también fueron condicionando el devenir de esta confrontación
sindical.
Y como si se tratara de un
conflicto de solución rápida, los trabajadores de Sniace inmediatamente
convocaron la primera de las múltiples manifestaciones que se realizaran en el
transcurso de los dos años siguientes. En apenas cinco días de haberse hecho pública
la suspensión de pagos, se celebro la primera manifestación, con más de nueve
mil ciudadanos, entre Sniace y las oficinas de Banesto en Torrelavega, ruta que
se repetiría en múltiples ocasiones durante el tiempo que duro el conflicto.
El portavoz de USO en el comité
era Fernando de la Rasilla, compañero que demostró desde el primer día del
conflicto una dedicación absoluta y comprometida con los trabajadores y el
sindicato, en circunstancia muchas veces duras al estar solo en el comité de
empresa, con el resto de los sindicatos que interiorizaban cierto protagonismo
que no les gustaba demasiado.
Luego vendrían iniciativas
políticas de toda rango, como las de IU, CDS, interpelaciones parlamentarias a
nivel nacional, entre otros de Rafael Calvo Ortega, BAT, y el Partido
Popular que no dudo en llevar también al
ámbito municipal de Torrelavega entre otros municipios, propuestas por las que
se manifestaba la preocupación por Sniace y la desindustrialización de la
comarca del besaya.
A quien más le costó aceptar la
realidad de la lucha sindical fue al PSOE, quien gobernando a nivel nacional,
era responsable último de las actuaciones, de la Confederación Hidrográfica del
Norte que no paraba de presionar a la empresa, en estas circunstancias, no fue
de extrañar que los diputados socialistas Jaime Blanco, y Gerardo Bazo tuvieran
que hacer encaje de bolillos frente a un grave problema que se enquistaba de
forma rápida y ante unos partidos políticos que también veían la posibilidad de
debilitar al socialismo políticamente.
A primeros del mes de julio
Sniace presento expediente de regulación de empleo para 245 trabajadores, el
comité de empresa, a través de su presidente José Manuel Colio de la UGT – que
luego sería jefe de personal, las vueltas que da la vida – de inmediato a la
vez que lo rechazaba, retenía en las instalaciones de la empresa al director
general técnico y al director de relaciones industriales, y a la vez que
cerraba a cal y canto la portilla para que no se sacara producto terminado, mientras
no se abonaran los salarios pendientes y se retirara el expediente extinción de
empleo.
Las movilizaciones se hicieron
notar durante las fiestas de aquel año, fiestas entristecidas por lo que estaba
pasando en Sniace y que el propio José María Gruber se encargaría de recordar desde
el balcón del ayuntamiento previo a la lectura del pregón, por su parte USO,
hizo una llamada a los trabajadores de Sniace y las empresas de la comarca en
lo que vino en llamar unas “fiestas a la asturiana”, donde se dejase constancia
con la movilización social la gravedad de los hechos que estaban acaeciendo.
La solidaridad de los trabajadores
de Sniace entre ellos fue muy grande, solidaridad que pretendió romper la
empresa enviando una carta personalizada a los trabajadores comunicándoles los
hechos graves por los que atravesaba, el posible cierre de la misma, incluso el
anuncio de que “en el expediente regulación de empleo no se encuentra usted
incluido”. Con esta carta firmada en nombre del Consejo de Administración por
José María Aparicio, y calificada de indignante por la representación sindical,
la empresa quiso romper la unidad sindical y socavar los principios de
solidaridad de los trabajadores.
USO fue el primer sindicato en
proponer la huelga general convencida de que la vía de negociación
exclusivamente lo único que aportaría, en el mejor de los casos, seria el
despido de trabajadores sin que ello garantizase el futuro de la empresa,
Fernando Izuel Secretario General de USO en la Comarca del Besaya fue el
encargado de proponerlo al resto de los sindicatos anunciando para el conflicto
“un posible segundo Reinosa”, que por desgracia había costado un muerto.
Pero como dice el dicho popular “todo lo que no mejora empeora” y unos días
después de haber opinado sobre el conflicto los secretarios generales de los
sindicato, llego el primer enfrentamiento de la policía con los trabajadores, enfrentamiento
que solo el primer día dejo dieciséis heridos, al Delegado del Gobierno Antonio
Pallares no le había temblado la mano a la hora de radicalizar la actuación de
la policía. Entre los compañeros heridos se encontraba el dirigente sindical
José María Gruber que tuvo que ser ingresado en el hospital de la Cruz Roja con
un traumatismo en la cabeza, entre otros muchos golpes, la policía sabia muy a
quien estaba machacando.
La primera respuesta solidaria no
tardo en producirse, nueva manifestación, esta vez secundada por mas de siete
mil torrelaveguenses, que pidieron la dimisión del Delegado del Gobierno y el
reproche a la actuación de la policía que se había saldado con 35 personas
heridas y 28 detenidos, todo un record para una movilización sindical, que solo
pretendió protestar por una suspensión de pagos y un ERE que dejaba en la calle
a 245 trabajadores, vaya delito.
Ante tanto desatino la USO una
vez mas volvería a pedir huelga general para la comarca del besaya, y la
dimisión del delgado del gobierno aunque de nada nos sirvió, la presencia de
Justo Zambrana Secretario de Estado para las Administraciones Publicas en
Santander, dejo muy claro el apoyo del gobierno socialista a las actuaciones de
Antonio Pallares quien se aprovecho del conflicto para reprobar el comportamiento
sindical de UGT y CCOO en el conflicto de Reinosa, y un silencio absoluto para
el de Torrelavega.
Por su parte el alcalde José Gutiérrez Portilla, escribiría
días después un articulo titulado “Energía si, violencia no” que entre otras
cosas manifestaba cierto compromiso del gobierno central en ayudar a Sniace, en
el momento mismo que la empresa elaborase un Plan de Viabilidad. Por su parte
el Presidente Juan Hormaechea y Francisco Pernia, Consejero de Industria, también
quedaban comprometidos en ayudar, incluso el Obispo de Santander Monseñor
Vilaplana se pronunciaría en defensa de los trabajadores, lanzando un mensaje
pastoral que hacia una llamada a los empresarios para que no olvidasen las
consecuencias humanas que dejan atrás cuando se procedía al despido de los
trabajadores.
Al final la propuesta de huelga fue
tomada en consideración primero por el comité de empresa y posteriormente por
los sindicatos, llevándose a cabo el 29 de septiembre de 1992. A esta huelga
general se apunto hasta el apuntador, todos los partidos políticos, movimientos
ciudadanos de distinto signo, instituciones incluidas las religiosas, el
gobierno de la Diputación Regional, nadie quería quedarse fuera de la foto, una
situación que al menos la USO replico a través de una rueda de prensa, dejando
claro que en la huelga no cabían todos, que la huelga general se hacía contra
las administraciones regionales y nacional y en esa medida también contra los
principales partidos políticos de la región PSOE y PP, por lo que tenían de
referentes a la hora de resolver los problemas de Sniace en primer lugar, y de
aportar alternativas a la desindustrialización de la región, dejando claro que
como organización convocante no invitábamos al Presidente Juan Hormaechea.
La huelga general fue un éxito
absoluto e incontestable, 15.000 personas se manifestarían como cierre de la
huelga reivindicando un plan de reindustrialización para la comarca del besaya.
Al día siguiente las valoraciones coincidieron en lo positivo de la
convocatoria – faltaría mas - aunque por desgracia la lectura no fue
coincidente, mientras que para la administración regional el éxito de la huelga
era una llamada a la administración nacional, para el PSOE la culpa la tenia
Banesto y Mario Conde, y por si fuera poco el PP al que no le gusto nada que
Hormaechea apoyara la huelga aprovecho y abrió una crisis en el gobierno
regional, dejando a UPCA solo en minoría parlamentaria, vamos lecturas varias
para una movilización social que fue utilizada por todos como arma arrojadiza
contra todos, eso si, guardando las formas, no fuera a ser que los trabajadores
de Sniace se enfadaran. Quizá lo más importante del resultado de la huelga
general, al menos a corto plazo, fue el apoyo mayoritario del Parlamento
Regional, que se explicito con la constitución de una comisión parlamentaria específica
para tratar sobre los temas de Sniace.
Había pasado el año 1992 y comenzaba
uno nuevo ahora con un encierro de todos los trabajadores en la propia fábrica,
encierro que los ciudadanos de Torrelavega supieron comprender y apoyar, desde
el primer momento como lo venían haciendo en las manifestaciones, y con ello animando
a los encerrados y a sus familias, que día tras día durante tres meses acudían
a las verjas de la fábrica.
Con el encierro, se abrió una
nueva estrategia, donde los sindicatos asumirían un papel importante en la
solución del conflicto laboral y con ello la finalización del encierro, siempre
condicionado a las decisiones asamblearias. Para esta labor de representación
de USO, se nombro al compañero Juan Carlos Gutiérrez.
Aprovechándose de esta situación
de encierro de los trabajadores, los sindicatos UGT y CCOO a quienes después de
un año de movilización ya les parecía demasiado el esfuerzo, firmaron un
preacuerdo con la empresa, que al entender de la USO se quedaba más en palabras
y voluntades que en hechos, pero que servio al menos durante algún tipo para
llevar esperanzas al encierro, abriendo posibilidades a las bajas por
jubilación, y a poder cobrar algún dinero gracias a un expediente de regulación
temporal durante seis meses, la empresa por su parte se comprometía a poner en
marcha las instalaciones, y a pedir a las administraciones los dineros
comprometidos, soluciones que no acabaron de convencer a los sindicatos USO y SU.
Con esta disparidad de criterios entre
los sindicatos, la negociación con la empresa y administraciones quedo limitada a UGT y CCOO, mientras que el
resto de los sindicatos centraron su actividad en el seno del Comité de Empresa
reclamando mayor protagonismo y haciendo frente a las 62 sanciones
administrativas que la delegación del gobierno estaba imponiendo a los
trabajadores 1.900.000 pesetas de multa y seis meses de cárcel para cada uno.
Los avances en el conflicto fueron
más bien lentos, las decisiones comprometidas durante el largo conflicto
pasaron por reclamar, los avales del gobierno regional, por intentos la
permutar de los terrenos por deuda, planes de jubilaciones, compromisos de
inversión directa para la depuración de las aguas, reinicio de producciones en
las diversas factorías del grupo, ampliaciones de capital por parte de Banesto,
etc que dejaron un reguero de movilización social donde la USO aporto su
esfuerzo y militancia obrera, sobremanera la de los compañeros afiliados al
sindicato en la empresa, dirigidos magníficamente por Fernando de la Rasilla
Bermejo que se hizo sindicalista de primer orden de una tacada, basto solo
ponerse frente del conflicto, lo demás vino rodado.
Y ahora veintidós años después, estamos
en lo mismo Sniace cerrada, la movilización social en las calles, negociaciones
y mas negociaciones que no acaban de cerrarse en positivo, en concurso de
acreedores, despedidos los trabajadores, en recursos judiciales varios, entre
ellos, ante el Tribunal Supremo, esperando que los accionistas de una vez
pongan nuevos recursos económicos, para recuperar la producción, esta vez con
la USO al margen de la mayoría del Comité de Empresa representado por UGT, CCOO
y SU, en profunda confrontación sindical, y esperando soluciones que puedan
hacer viable el futuro de los puestos de trabajo, pero eso ya es otra cosa que por
ahora no me toca contar, son otros tiempos otras personas las que dirigen la sección
sindical de USO, otro conflicto a la postre que deseo salga lo mejor posible.
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