El 30 de Enero de 2004, Trefilarías Quijano presentaba un Expediente de Regulación de Empleo, para despedir la
totalidad de los 247 trabajadores, y cerrar la centenaria fabrica de Nueva
Montaña Quijano en los Corrales de Buelna, empresa recién adquirida por el Grupo
Industrial Celsa. Como línea argumental la perdida
de mercado, por la entrada de terceros países a precios muy bajos, y la perdida
de seis millones de euros en el periodo de los tres años anteriores al anuncio
del ERE.
Pedro Lastra, Agustín Santamaria Antonio Saiz Pi |
Recuerdo que a los pocos días, el director
general de trabajo Tristán Martínez, me convoco para anunciarme que había
decidido – me imagino con la colaboración de UGT y CCOO – que la USO no
estuviera en las negociaciones del ERE, como único argumento su convicción de
que íbamos a poner más dificultades que soluciones, a una negociación que se iba
a poner muy dura, llegándome a decir que
el papel de oposición mejor desde fuera
que dentro de la mesa condicionando la negociación.
La verdad es que me sorprendió mucho,
nuestro sindicato, solo tenia
un representante en el comité de empresa y el resto lo formaban una mayoría
cualificada de UGT, y CCOO, inmediatamente le agradecí que me hablara con tanta
franqueza, de una negociación que según su opinión debía terminar con acuerdo,
aunque le anuncie, que la USO iba a estar presente durante toda la negociación,
haciendo sindicalismo y defendiendo con ello a los trabajadores de Trefilerías
y lo iba hacer tanto si se nos permitía estar en la mesa como si no.
A los tres días justos de haber
celebrado esa reunión, la USO convoco una asamblea en la fabrica para explicar
el anuncio del ERE y el cierre de la fabrica, noticia que genero cierto revuelo
y sobremanera entre la población de los Corrales de Buelna, quienes desde ese
mismo momento se pusieron al servicio de los trabajadores de forma
incondicional.
De nada sirvió el interés que mostró el
Presidente del Gobierno de aquel entonces Miguel Ángel Revilla para incluirnos
en la negociación, la decisión ya estaba tomada, y por mas que hicimos en el
marco de las relaciones con los otros sindicatos, estos no hicieron mas que
recordarme una y otra vez que nuestra exclusión había sido tomada por el
Director General de Trabajo, en fin, una excusa como otra cualquiera.
Con este hecho se nos abrían dos formas
de actuar, una, recurrir judicialmente la exclusión y esperar pacientemente la
sentencia, o asumir la difícil situación de ser interlocutores solo dentro del
comité de empresa, formula inútil por haberse constituida una comisión de negociación
del ERE en la que la USO no estaba. Sin duda la decisión fue asumir el envite,
sentirnos desde el primer día como parte activa de la negociación, aportando
denuncia sindical cuando fue el caso, propuestas en positivo cuando se nos dejo,
oponiéndonos al expediente de cierre al final de la negociación, en fin,
actuando como sindicato al margen de la mesa negociadora en una de las
confrontaciones sindicales mas importantes de Cantabria.
A los pocos días del anuncio del cierre,
el Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna y la Asociación de Comerciantes y
Empresarios, dejaron por escrito el apoyo y colaboración con los trabajadores.
Esta apoyo no solo se formalizo en lo testimonial, sino llego a explicitarse en
las movilizaciones que a los pocos días se pusieron en marcha y que de forma
permanente se llevaron a cabo hasta que tres meses después el 8 de Abril del
2004, el Director General de Trabajo, desestimara la extinción de los 247
puestos de trabajo, la totalidad de la plantilla.
Muchas cosas pasaron durante aquellos
tres meses y sobretodo en la actuación de la USO. Tuvimos, no solo que estar
atentos a la evolución de las negociaciones, sino a ejercer con todos los
medios posibles una presión rígida hacia los negociadores y administración
regional, teníamos dudas, mas
que razonables que la negociación pudiera terminar con el cierre de la fabrica
y/o con un acuerdo que dejara muy debilitados los derechos de los trabajadores.
La primera actuación de USO fue la denuncia
que hicimos contra TQ por parar de forma intencionada la producción,
para ello saboteo el envió de materia prima – alambrón - desde su propia planta
siderúrgica - Global Steel Ware – a la vez que rechazaba nuevos pedidos, con el
objetivo de conseguir en poco tiempo un paro técnico de la planta, y presionar
las negociaciones especialmente a la administración regional.
Por aquel entonces el comité de empresa
se estaba planteando la convocatoria de una huelga, que para nosotros no era de
recibo y mucho menos cuando nuestra denuncia sindical había puesto sobre la
mesa el intento de paralizar la producción, para TQ esta huelga hubiera sido su
mejor negocio, de una parte, justificación de su intento por paralizar la
producción incluso del rechazo de nuevos pedidos, y de otra el ahorro de salarios. Como
no podía ser de otra forma, la empresa respondió de forma automática con el
compromiso de seguir mandando materia prima pero limitada a los pedidos
realmente solicitados, unos pedidos que los comerciales de la empresa enviaban
sin que la dirección los procesase de forma inmediata, el objetivo parar la
producción a toda costa.
La ciudadanía enseguida fue consciente
de lo que se jugaba con el cierre de TQ y por eso respondió de forma solidaria
y muy eficaz contra tanto atropello injustificado, concentraciones, pegatinas
en los coches, pancartas, asambleas populares, movilizaciones de los jóvenes,
comercios que se cerraban en señal de protesta, hasta una página Web (quijanonosecierra)
fueron los mejores referentes para mantener durante tiempo la pelea sindical de
los trabajadores.
La USO estuvo representada durante este
conflicto por los compañeros Pedro Lastra y Agustín Santamaría, miembro del
Comité de Empresa y Delegado sindical respectivamente, que asumieron una labor
muy comprometida y que a la postre les supuso tener que defender ante los
tribunales de justicia sus propios despidos, una pelea sindical que no siempre
fue reconocida por algunas personas de la USO, y de los otros sindicatos que
miraron para otro lado cuando al final del conflicto nos quedábamos solos en la
defensa del puesto de trabajo.
Estos compañeros con el asesoramiento
del sindicato fueron los artífices principales del contra informe que presentamos,
y que fue admitido por la Dirección General de Trabajo, sirviendo incluso para
argumentar la oposición al cierre definitivo de la empresa, un contra informe,
que durante muchas horas fue discutido con personal diverso en reuniones
reservadas que se celebraban en mi despacho avanzada la noche, la USO no quería
un contra informe para salir del paso como el presentado por los otros
sindicatos, sino un contra informe que de verdad desmontara los argumentos de
la empresa, especialmente los de carácter comercial.
Para la USO los productos que fabricaba
Trefilerías Quijano eran, y el tiempo nos ha dado la razón, muy competitivos,
de alta calidad, con un mercado muy amplio tanto en España como en la
exportación, por eso no entendimos esta apuesta por el cierre, a no ser por
razones urbanísticas.
Dos manifestaciones multitudinarias se
celebraron durante la negociación del ERE, la primera de ellas secundada por
unas siete mil personas en Los Corrales de Buelna, antesala de la celebrada
posteriormente en Santander colofón de una huelga general celebrada en el Valle
de Buelna que dejo muy clara la imposibilidad de que prosperase el cierre de la
empresa. Cinco cabinas tractoras de camión abrían la manifestación que desde
las estaciones nos llevo a puerto chico donde concluyo lanzando un claro
mensaje sindical ante el Gobierno Regional, pidiéndole que no aceptara el
Expediente de Regulación de Empleo, y que recordara al Grupo Celsa que las
ayudas económicas que estaba recibiendo de las diversas administraciones podían
acabarse y lo que fuera
peor, obligarle a devolverlas por incumplir los compromisos
de empleo que habían adquirido.
Esta confrontación sindical, donde sin
duda “paramos los pies a Trefilerías Quijano” acabo con acuerdo, un acuerdo que
dejo en la calle a mas de 30 trabajadores con unas indemnizaciones, a mi modo
de entender escasas, un plan de jubilaciones en el tiempo, con un nuevo
convenio colectivo vinculado al regional para las industrias siderometalúrgicas
de Cantabria, con una plantilla de 64 trabajadores, un cambio de categorías
profesionales donde la inmensa mayoría pasaron a especialistas y con una
fabricación reducida a unas 36.000 toneladas, nada que ver con la empresa que
tres meses antes, era referente del sector trefilero en España, lo único que
habíamos conseguido era que “Quijano no se cerrase”.
Luego llegaría nuestra particular pelea
ante la magistratura de trabajo por parte de los compañeros Lastra y
Santamaría, ambos se opusieron a suscribir el documento que les convertía de la
noche a la mañana en especialistas y con ello la renuncia a los salarios y
demás condiciones económicas que tenían después de muchos años de trabajo en el
Grupo Celsa.
Fueron presionados hasta la saciedad,
les empujaron a firmar su propia rescisión del contrato en multitud de
ocasiones, les cambiaron de puesto de trabajo pasándoles a mano de obra
directa, cuando ellos eran técnicos, tuvimos que asistir con un notario para
recoger la carta de despido del compañero Santamaría, y por si fuera poco hasta
tuvimos que escuchar algún reproche de las direcciones sindicales de UGT y
CCOO, antes de que manifestaran a su manera la “solidaridad” con los compañeros
despidos.
Santamaría y Lastra, pelearon hasta el
final y lo hicieron en primer lugar elaborando el contra informe al ERE y luego
defendido su categoría profesional, lucha que fue reconocida por las diversas
sentencias del juzgado de lo social y del tribunal superior de justicia que dejaron
claro el acoso que sobre ellos se estaba haciendo como consecuencia de su
actividad sindical.
Por eso es de justicia reconocerles que
su actuación en nombre de la USO fue muy comprometida y ejemplo de un buen
trabajo sindical, ese trabajo que llego muy lejos, y que genero en ellos y en
sus familias momentos muy difíciles, pero el sindicalismo por desgracia es
riesgo y los compañeros lo asumieron, por eso pueden decir con orgullo que a
Trefilerías Quijano también ellos la pararon los pies.
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