10 nov 2021

El tango Cambalache presente ayer, hoy y mañana

El tango Cambalache de Enrique Santos Discépolo, allá por el año 1935, levanto fuertes polémicas por lo que tuvo de acusación, a la enorme corrupción e impunidad en la gestión de lo público y lo político, y en buena medida, según el autor, en amplios espacios de la sociedad argentina de aquel entonces.

Pero el Cambalache de ayer, bien pudiera decirse que es el cambalache de hoy. Con otros personajes, pero en el fondo de la crítica mismo, basta con seguir la letra de este tango atemporal, para comprobar las sucesivas llamadas que se hacen a lo bueno y a lo malo, a robar y hacer el bien, a matar o curar, etc., llamadas que en otro contexto hoy también pudieran decirse a modo de denuncia política.

Pero vayamos por parte:

“Que el mundo fue y será una porquería”, no deja de ser una expresión especialmente radical al referirse al “dos mil también” aunque para muchas personas, ayer, hoy y posiblemente mañana no deje de ser una vida pésima, en la que solo han encontrado “chorros, y maquiavelos” personas que siempre obran con astucia y engaño para lograr sus ventajas, sin importarles los medios convirtiendo los “valores en dublés” a través del engaño.

 Al siglo veinte Santos Discépolo lo llamo el de “maldad insolente, y en el que todos estuvieron revolcaos y manoseados en el merengue”, un siglo, que aporto más bien poco a los ciudadanos, un siglo que dejo carencias sociales, guerras, pobreza, terrorismo etc. aunque también avances en tecnología, medicina, y ciencia en general, aunque para el maestro a la fecha que compuso el tango 1935 pasara un poco desapercibido.

 Y entre comparaciones estaba el tango, cuando confronto al ciudadano que va por la vida de forma correcta “por derecho” con el “ignorante o estafador” concluyendo que “es lo mismo ser un burro, que un gran profesor”.

 Han desaparecido los “aplazados que esperan en el escalafón” su momento para optar a la gloria, y como dice el tango los han “igualádo con los que con impostura, ignorancia y caradura”, se mezclan con “el cura y el señor”, y como ejemplo de tanto desatino, el compositor Discépolo nos recuerda que la sociedad mezcla personas de reconocimiento social, con los inútiles del momento  “como el famoso estafador Stravisky , con el fundador de la Orden Salesiana Don Bosco, a la mujer mantenida La Mignon, con Don Chicho el jefe de la mafia argentina, y Napoleón, al famoso boxeador italiano Carnera  y San Martín...”

Concluyendo el cambalache de aquel siglo veinte problemático y febril, con un mensaje a la necedad como si la situación no tuviera remedio recordando que el que no llora no mama y el que no roba es un gil, a la vez que le invita a que no piense más, porque a nadie le importa si nació honrado”. Así que no se esfuerce demasiado porque “da lo mismo trabajar como un buey, que vivir de los otros sin dar un palo al agua”

Y así va transcurriendo de milonga en milonga el tango Cambalache, recordándonos que la sociedad en general y las personas en particular, deben ser respetadas y reconocidas por sus valores, y que no son lo mismo personas que con inteligencia contrastada perseveran en hacer el bien, que los otros que con malas artes se aprovechan para su propio beneficio.

Cambalache ayer, hoy y mañana, nos descubre un sendero de denuncia por el que caminar, y para los milongueros que disfrutamos del baile del tango una canción referente, de un autor, Enrique Santos Discépolo, actor, director de cine y teatro y sobre todo, compositor entre otros de los tangos famosos Yira, Uno, Cafetín de Buenos Aires... 

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