17 ago 2022

Por más que han pasado 40 años de democracia, en Cantabria llevamos escuchando lo mismo, una y otra vez

 


Y este año por más que estemos de celebración, hemos vuelto a escuchar al presidente Revilla - en el Dia de Cantabria - los mismos mensajes conservadores y reiterativos, acompañados de las soflamas de rigor, esta vez hacia el “optimismo” paciente, y la crítica para los que censuran al gobierno de “pesimistas” e insolidarios.

Y en vez de recordar a los cántabros que lo están pasando mal, los parados, los que se pasan una y otra vez por Caritas entre otras organizaciones sociales, los que sufren de “mala praxis por parte de la consejería de empleo y políticas sociales, como recientemente han denunciado los sindicatos UGT, SIEP y CSIF”, el bueno de Revilla va, y se acuerda de los turistas, de los que tienen “cara de satisfacción” de los que están disfrutando de los “servicios de calidad”, que les ofrece por ejemplo la hostelería, por cierto, que se está forrando según dice él presidente del gremio, gracias al incremento de precios, y al que se han abonado también los comerciantes entre otros, riqueza que en nada le resuelven los problemas a los mas necesitados, incluso a sus propios compañeros del sector, que tienen su negocio fuera del escaparate de los centros urbanos.

Esa Cantabria que se ha convertido de “birlibirloque” en una región de turismo “marca plus” que llama al turismo, no solo por sus recursos naturales, si no por los servicios de calidad que ofrece, cuando hasta ayer no hacia más que reclamar mano de obra especializada, es la que nos va a resolver todos los problemas, y llevarnos al ridículo PIB (1,5%) que teníamos allá por el año 2019, antesala de una caída de casi -10% en 2020.

Ese ha sido el mensaje central del discurso de Revilla en el Dia de Cantabria en Cabezón de la Sal. Un mensaje disfrazado de “optimismo” y adornado por lo de siempre. Del AVE que se retrasa, el Centro logístico de la Pasiega que también, la protonterapia que por ahora dicen se instalara en Valdecilla, el cobro de la deuda con Valdecilla, las inversiones previstas por el gobierno central en materia infraestructuras, y el puerto de Santander ahora en remodelación aprovechando el parón por culpa de Putin, vamos lo de siempre, por cierto que no se me olvide, “ el binomio de bandera de Cantabria y España” al que le gusta tanto envolverse a nuestro presidente, aunque no venga a cuento.

Hasta cuando va a durar esta forma de hacer política, para cuando una revolución de políticas y políticos en nuestra región, me temo que para este viaje tampoco vamos suerte.

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