Revilla intercambia documentos con la vicepresidenta cántabra Díaz Tezanos y el diputado de C's Rubén Gonzá |
Se acabaron las fiestas,
y con ello volvemos a la triste realidad de una región en crisis, llena de
penurias y sombras para muchos de nuestros ciudadanos, algunos de ellos con la suerte
percibir la escasa prestación asistencial de 426 euros, o tener un contrato
precario de escasas horas y salario, cuando no, parados sin prestación alguna,
que se agrupan en una la lista
interminable de más 44.019 personas, que a la fecha esperan el milagro de
encontrar un trabajo estable que les permita alimentar a su familia, o visualizar
mínimamente un futuro personal.
Una lista muy larga de cántabros
que por desgracia cobija también a mas de 22.000 personas, que por no tener no
tienen ni esa prestación de asistencia social que el estado concede, y que
según parece tampoco este año se va a dotar con cantidad alguna del presupuesto
regional con la que se pueda paliar esta grave necesidad colectiva.
Y en esas estamos
cuando volvemos hablar de política, de presupuestos de promesas y en buena
medida de confrontación entre partidos políticos, que se disponen a explicarnos como van a
gastar los escasos recursos económicos de nuestros impuestos, en un debate más
bien reducido debido al pacto alcanzando entre PRC – PSOE – Ciudadanos que sin ningún
escrúpulo se dispone a bloquear todas las propuestas de recaudación y gasto que
se vayan a promover por los partidos de la oposición, que vergüenza toda una
lección de democracia en el más amplio sentido de la palabra.
Para ello el Gobierno
Regional se ha dotado de un Acuerdo Presupuestario que recoge de una parte la
negativa de Ciudadanos a pactar cualquier iniciativa de recaudación fiscal,
mientras se limita a echar un puñado de euros a la necesidad social como si se
tratara de un hecho coyuntural, y de otra las propuestas del Gobierno, prácticamente
las mismas políticas muchas de ellas fracasadas en el año 2016, y algunas otras
repensadas una y otra vez por la Concertación Regional de sindicatos y
patronal, ahora con la presencia de algunos Consejeros del Gobierno Regional.
Propuestas muchas de
ellas la inmensa mayoría, limitadas sobre el papel a una mera declaración de
principios, sin justificación económica y fecha de ejecución, propuestas
abiertas en el tiempo y rechazadas por los partidos de la oposición, que ya las
han valorado como imposibles de ejecutar al menos en su totalidad a la vista
del cierre del año 2016 – con un déficit de 110 millones de euros - y la
negativa a negociar una mínima reforma fiscal que ayudaría a paliar los ajustes
y recortes que todo hace indicar se producirán no más tarde de la mitad de este
año.
Y con estos mimbres
empezamos un año nuevo, según parece, con un presupuesto inamovible, carente de
credibilidad al menos para Podemos y Partido Popular, imposible de cumplir por
estar inflado artificialmente los ingresos, y lo que es peor, su recaudación pendiente
de la incipiente mejora de la economía todavía por demostrar.
Y si a esto le unimos
el déficit del año pasado que obligara hacer ajustes para no acumular todavía
mas la importante deuda pública que tiene nuestra región, al muy limitado gasto
para la generación de empleo y motivación empresarial, y a los muchos
ciudadanos vinculados a sectores muy castigados por las políticas de recorte
europeas en ganadería y pesca que se
asienten solos y desprotegidos por la administración regional y nacional, lo
que nos sale es más bien un refrito de propuestas deprimentes, algo parecido a
lo ejecutado este año que ahora termina.
Y por si fuera poco un
sector el de la industria, que todo hacia preveer seria objetivo prioritario
para este año y que vuelve a quedar relegado al menos en el Acuerdo
Presupuestario de Ciudadanos y el Gobierno Regional, a una escasa aportación de
150.000 euros para elaborar un Plan Industrial Estratégico hasta 2030, y como
siempre palabras y mas palabras para la reindustrialización del Besaya y
Reinosa.
Así que una vez más, y
ya son demasiadas, Cantabria volverá a tener un presupuesto regional de escaso
rigor técnico, sin una estrategia definida por consenso que nos ayude a salir
de esta maldita crisis, con más o menos suerte a la hora de ejecutar el gasto,
no vaya a ser que algún nuevo avispado nos venda alguna moto donde invertir y
al final nos salga otro Néstor Martin o algo parecido, y los cántabros siempre
pacientes para con sus políticos que volveremos a ser los sufridores de esta
penosa gestión.
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